La
Importancia de llamarse Ernesto.
Cual
título de la novela de Óscar Wilde, en ASSA de México es importante llamarse
Ernesto…y apellidarse Pérez, el delfín de ricardo del valle (minúsculas a
propósito), el próximo a sucederle en la silla sindical.
Es
un hecho que Aeroméxico en pleno contubernio con el sindicato, impusieron el
Contrato B, ante la coyuntura de la quiebra de Mexicana de Aviación, en un
pacto perverso con la STPS y para inflar los números de empleo en el país, una
parte de los trabajadores de Mexicana fueron a parar a Aeroméxico.
Sí,
mismo trabajo pero con el 60% menos de percepciones y con distintas condiciones
laborales, una aberración en todos los sentidos.
Pero
no es así con todos, los cercanos al secretario general gozan de prerrogativas,
buenas secuencias de vuelo (roles), puestos sindicales, y un largo etcétera.
Y
como piezas de ajedrez, ricardo del valle mueve a sus incondicionales, tenemos
el caso de Raúl Jiménez, padre del futbolista, quien en lugar de dedicarse a la
carrera de su hijo, era sobrecargo en Mexicana, luego en Aeroméxico y además
labora en el sindicato…ganando mucho más que sus contemporáneos que están bajo
el Contrato B.
Mismo
caso el de Emilio Caro, cuyos méritos se reducen a ser pareja sentimental de la
actual secretaria del interior. Quien cobra 30 mil pesos a los aspirantes a
sobrecargos, esto dicho por fuentes anónimas quienes temen hablar y perder el
empleo.
En
Aeroméxico hay tres tipos de sobrecargos, los del Contrato A, B y los allegados
a ricardo del valle quienes a pesar de estar contratados con este último,
tienen canonjías que ningún otro sobrecargo de nuevo ingreso puede aspirar.
Ximena
Garmendia