04 septiembre 2014

DEL CORREO DEL BLOG

Nuevo aeropuerto... ¿y el viejo qué?

El Jue, 04 de Septiembre de 2014, 00:22 am, por Alicia Salgado

BERLÍN.— Aunque debiera comentarle a detalle los novedosos lanzamientos de Samsung, que encabeza Boo-Keun Yoon, con los que se está iniciando la IFA Berlín 2014, la decisión del gobierno mexicano de construir un nuevo AICM me lo impide, pues así como la califico de decisión política acertada, también genera alarma.
Y mire que no me alarma si Norman Foster-Parsons Brinckerhoff asociados al arquitecto Fernando Romero y todos ellos liderados por el vicepresidente de Aviación de Parsons, Charles Van Cook, los que construyen la nueva terminal aérea que importa 9,170 millones de dólares. Saben hacerlo.
La firma Parsons tiene experiencia y conoce a detalle el rango de seguridad clase III de la FCC-OACI para aeropuertos internacionales que están diseñados para ser hubsglobales y no en balde un invitado de lujo del presidente Enrique Peña, fue el presidente de la IATA, Tony Tyler, así como los representantes de las principales aerolíneas del país. Foster a su vez diseñó la T-3 de Pekín, Hong Kong, Kuait y Panamá, todos ellos, convertidos en hubs de interconexión regional y global, lo que debiera ocurrir en el caso de la Ciudad de México.
De hecho, el diseño de Foster-Romero y la inversión pública que requerirá, está dentro de los parámetros globales para la construcción de aeropuertos y remodelación de terminales, además de que realmente Foster como diseñador ha logrado cosas extraordinarias.
Apenas ayer estuve en el edificio del Reichstag o Parlamento Alemán y es una obra que impresiona por la sustentabilidad, funcionalidad integral, modernidad, integración al entorno y la visión simbólica que ofrece.
Pero lo que sí nos debe alarmar a todos, especialmente a los legisladores federales que revisan el presupuesto y son encabezados por el diputado priista Pedro Pablo Treviño, es conocer  lo que hará la SCT para evitar el colapso de la vieja terminal, de aquí a que se construye la primera fase de la nueva terminal, pues, aunque dicen que para el 2018 estaría lista con tres pistas suficientes para realizar operaciones simultáneas y movilizar a 50 millones de pasajeros, se incrementaría en 40% la capacidad del actual.
La actual sede del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que encabezaAlfonso Sarabia, ya no aguanta. El mismo secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, mostró ayer una dramática lámina en la que muestra que el AICM está a punto de alcanzar el límite máximo posible de operaciones diarias: 394, esto es 32 millones de operaciones anuales. Hoy se realizan 389 operaciones diarias.
Si sostuviera la tasa de crecimiento de 3% anual que dijo Fede Patiño, el director financiero del proyecto, antes de que se inaugure la nueva terminal habrá colapsado el actual porque no tendría capacidad de recibir otros diez millones de pasajeros, los servicios de aeronavegación son de mi abuelita, se requiere invertir en mantenimiento de las avenidas de rodaje, ampliar y mejorar salas de abordaje (ni que decir de los baños que están de susto, pues cualquier día de éstos se le cae encima la puerta de cristal a un pasajero con prisa), además de revisar integralmente las medidas de migración y aduanas, que hacen que los latinos prefieran Panamá o Miami a México para ir hacia Estados Unidos.
Es evidente que los viajeros de este país y del mundo que utilizan el hub de la Ciudad de México (aunque represente el 2% de los vuelos en conexión del continente americano) no pueden depender de que se concluya la necesaria obra ni tampoco depender de que un día si y otro también bloqueen las calles de la Ciudad de México o se mejore la interconexión del valle con los aeropuertos de Querétaro, Puebla, Morelos y Toluca, para resolver el drama de
saturación.
Y mire, la verdad es que debieran extender el contratito a Parsons, pues es muy bueno en eso de rehabilitaciones de terminales viejas: en el Aeropuerto de Los Ángeles logró desaturar la operación y aumentar la seguridad en dos años; en el de Fort Lauderdale–Hollywood International Airport (FLL), de Florida, lo reconstruyó y escaló en tres años; al Abu Dhabi International Airport (AUH) le está aumentando —en seis años—a 27 millones en 2017 y a 40 millones de pasajeros en 2030 y, el actual aeropuerto de Seattle, lo llevó en tres años de 26 a 28 millones de pasajeros.