David Páramo
Huelga
A partir de hoy quedan cinco días para que Ricardo del Valle
cumpla con su amenaza de estallar la huelga en Aeroméxico y lograr que los
sobrecargos de esa línea y de Mexicana de Aviación se igualen en el daño a su
fuente de trabajo.
Al grito de todos jodidos, el líder de ASSA apuesta a una huelga que duraría
unas pocas horas o que el gobierno aplicará la requisa a la línea aérea que
dirige Andrés Conesa; sin embargo, podría llevarse una sorpresa
mucho más que desagradable por no medir sus fuerzas.
Primero. Esperar muestras de solidaridad de pilotos y personal de tierra es
punto menos que ridículo. Como hemos señalado, ni los propios sobrecargos de
Aeroméxico están a favor de una huelga.
Saben que si bien son la empresa más grande del sistema, también que tiene
una situación muy complicada entre otras cosas por sus pesados contratos
colectivos.
Entienden que una huelga, por breve que sea, fortalecería el proceso de
conflicto de naturaleza económica que tiene la línea aérea, el cual podría
extenderse a los otros contratos.
Segundo. Se requiere ser muy insensato para creer que si estallan la huelga
en Aeroméxico el gobierno cambiará de posición en torno a Mexicana de
Aviación.
Las secretarías de Comunicaciones y Transportes y del Trabajo han dejado
claro que cumplirán con la ley y apoyarán, en la medida de sus atribuciones, que
se logren las mejores condiciones para los trabajadores.
Algunos ingenuos eso lo han entendido como que habrá un rescate; quienes sí
comprenden la situación saben que se trata de la simple expresión de buenos
deseos.
No está bajo la esfera de las dependencias encabezadas por Gerardo
Ruiz Esparza y Alfonso Navarrete Prida el futuro de
Mexicana de Aviación. La juez Edith Alarcón debe dejar de darle
vueltas al asunto y hacer lo que procede, es decir, decretar la quiebra de la
línea aérea.
Ahí sí, la ST tendría que vigilar que las liquidaciones se hagan de acuerdo
con la ley.