David Páramo
Mientras que inexplicablemente sigue
extendiéndose el concurso mercantil de Mexicana de Aviación en contra de los
acreedores y trabajadores, a favor de Gastón Azcárraga y un grupo de
vividores, cada vez se descubren más y más porquerías que, hasta el momento,
están impunes.
La forma en que Azcárraga “se deshizo” de
la línea aérea y luego quedó en manos de Jorge Gastelum, quien a su vez
ha hecho cualquier cantidad de intentos de fraude es ya francamente
escandalosa.
El procedimiento a través del cual el despacho
de Gastelum se hizo de las acciones es a todas luces irregular. No
existe evidencia frente a las autoridades de cómo se hizo la operación, puesto
que ha quedado demostrado que no se solicitaron formalmente las autorizaciones
ni cómo se dividieron los activos. Es evidente que el procedimiento estuvo
diseñado para que quienes quebraron a la línea aérea pudieran escaparse con
facilidad y se quedaran con las cosas que tuvieran valor para dejar sólo la
carroña al Concurso Mercantil, lo que bien puede consolidar un nuevo intento de
fraude.
A estas alturas es difícil de comprender cómo no
se han presentado más denuncias penales en contra de Azcárraga y sus
cómplices, entre los cuales destaca Grupo Posadas, que está tomando acciones
para sacar su base de operaciones del país y evitar sanciones.
La marca, Mexicana de Aviación, no es parte del
Concurso Mercantil. Ésa se la quedó Azcárraga con la intención de
venderla en otro momento, ya que es uno de los pocos activos con valor que
quedan en una empresa que tiene más de 20 marcas comerciales.
Sin embargo, hay acciones todavía peores de
quienes supuestamente buscaban ser la solución.
Resulta que Gastelum está manipulando
para quedarse con el único activo verdaderamente valioso de lo que alguna vez
fuera la línea aérea más importante del país. MRO, la base de mantenimiento,
tiene un valor superior a los 100 millones de dólares y es la única área de
negocios productiva que se mantiene abierta y que tiene autorizaciones de Airbus,
Boeing y el gobierno de Estados Unidos para dar mantenimiento.
Gastelum presumía que tenía grandes contactos con el
equipo de transición y que lograría hacer que la línea aérea comenzara a volar
en la primera quincena de enero; pero el equipo de Enrique Peña Nieto
rápidamente se dio cuenta de que la línea aérea no tenía viabilidad y que había
una gran cantidad de defraudadores implicada. La posición de gobierno queda muy
clara con las declaraciones del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete,
que ha pedido que se tome una determinación que sería la quiebra.
Resulta que Gastelum está tratando de
usar su posición para venderle a Advent, uno de sus principales clientes, la
base de mantenimiento.
Este fondo administra Fumisa, que presenta
grandes adeudos con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México,
pretende quedarse con la base de mantenimiento prácticamente sin pagar.
Habrá que estar pendientes para evitar que se
configure un fraude más del despacho de Gastelum que, sin lugar a dudas,
es de los responsables de la situación de Mexicana de Aviación.