ACLARACIÓN, ESTA NOTA ES DEL 26 DE FEBRERO DE ESTE AÑO, SIN EMBARGO EL DÍA DE HOY SE ESTUVO REPRODUCIENDO DE MANERA CONSTANTE EN LAS REDES SOCIALES, POR LO MISMO, ME PARECIÓ IMPORTANTE COMPARTIRLA CON USTEDES AMABLES LECTORES:
Mexicana, un robo en despoblado
Carlos Ferreyra | Opinión 2012-02-26 | Hora de creación: 23:53:28| Ultima modificación: 23:53:28
Entiendo la euforia de los trabajadores de Mexicana de Aviación al conocer que ya hay quien saldrá al rescate de la más antigua aerolínea en América del Norte; no comparto tal entusiasmo, porque detrás de tan maravillosa noticia se esconde uno de los más grandes fraudes alentados desde las altas esferas del gobierno federal.
O sea, la buena noticia esconde una pésima señal: los beneficiados con la quiebra de la empresa seguirán disfrutando alegremente de los frutos de su delito, sin que haya autoridad alguna que se preocupe por lo menos en recuperar parte de lo que se ratearon.
La trama para quebrar a Mexicana de Aviación fue muy bien armada. Siete semanas antes de declararse prácticamente en quiebra, la empresa anunció en un festejo realizado en Cancún el propósito de adquirir una nueva plataforma tecnológica, para la que invertiría alrededor de 50 millones de dólares, lo que la colocaría a dos años de distancia de cualquier competidor; a la vez, minimizaba sus adeudos recalcando que lo importante eran los clientes y la eficiencia en el servicio.
Los problemas de la aerolínea no eran nuevos: Gastón Azcárraga, el triunfador en este asunto, ya había enfrentado en 2005 a los sobrecargos, a quienes pretendió reducirles sus percepciones en 25 por ciento, lo que impidió oportuno amparo logrado por los trabajadores. Seis meses después, el empresario ofreció 200 millones de dólares por Aeroméxico con la intención de “armar el grupo aeronáutico que el país merece”, maniobra que desbarató la Comisión Federal de Competencia.
En el afán de impulsar la imagen de la empresa, en 2007 se estrenaron uniformes, logos y decoración para las aeronaves, para lo que fueron invertidos 70 millones de pesos pagados a una empresa extranjera de diseños, lo que no fue óbice para que en julio del mismo año buscara reducir 60 por ciento el costo de los contratos colectivos con pilotos, sobrecargos y personal de tierra.
Un mes después, en agosto, el día 3, se declaró en concurso mercantil. Cuando Azcárraga adquirió la aerolínea, en 2005, los pasivos ascendían a 294 millones de dólares, más 997 millones de dólares por el arrendamiento de aviones.
Pese a ello, nacieron y crecieron dos filiales: Click y Link, las que requirieron de 17 millones de dólares.
Cinco años después, mil 800 trabajadores habían sido despedidos, con un ahorro de 200 millones de dólares, a los que se sumaron otros 80 millones de dólares por la venta de la torre en la colonia Del Valle. Los derechos de marca, avisos comerciales incluyendo logotipos, diseños, lemas y anuncios fueron transferidos a las dos líneas de conexión nacional que fueron dejadas fuera del conflicto de Mexicana.
La quiebra, de hecho, puede considerarse un fraude maquinado, porque Gastón Azcárraga y sus empresas, que incluyen hoteles, se beneficiaron de créditos por valor de tres mil millones de pesos otorgados por Bancomext y Banorte, por lo que la Cámara de Diputados exigió la intervención de la Auditoría Superior de la Federación y de la Secretaría del Trabajo, a cargo de Javier Lozano.
Los legisladores, al respecto, se preguntaron: ¿Cómo se otorga un crédito por mil millones (Bancomext) a una empresa que está en vías de quiebra y cuya condición económica no le permite asegurar el pago? Y concluyen que se trata de un fraude maquinado, entre otros, por quienes lo autorizaron, ya que los signos de la situación económica de la empresa se remontaban varios años atrás.
Como suele ser normal en este país, el asunto quedó en manos de ese limbo llamado autoridades, que hicieron lo posible para que la empresa no levantara el vuelo. Las posiciones en los aeropuertos y las rutas en el exterior, fueron asignadas a otras líneas aéreas, que ahora se amparan para impedir que sean reintegradas a Mexicana.
Mientras, Gastón Azcárraga, como el ex gobernador Eduardo Robinson-Bours Castelo después de la tragedia de la guardería ABC, duerme tranquilo, “como un bebé”.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com
Carlos Ferreyra | Opinión 2012-02-26 | Hora de creación: 23:53:28| Ultima modificación: 23:53:28
Entiendo la euforia de los trabajadores de Mexicana de Aviación al conocer que ya hay quien saldrá al rescate de la más antigua aerolínea en América del Norte; no comparto tal entusiasmo, porque detrás de tan maravillosa noticia se esconde uno de los más grandes fraudes alentados desde las altas esferas del gobierno federal.
O sea, la buena noticia esconde una pésima señal: los beneficiados con la quiebra de la empresa seguirán disfrutando alegremente de los frutos de su delito, sin que haya autoridad alguna que se preocupe por lo menos en recuperar parte de lo que se ratearon.
La trama para quebrar a Mexicana de Aviación fue muy bien armada. Siete semanas antes de declararse prácticamente en quiebra, la empresa anunció en un festejo realizado en Cancún el propósito de adquirir una nueva plataforma tecnológica, para la que invertiría alrededor de 50 millones de dólares, lo que la colocaría a dos años de distancia de cualquier competidor; a la vez, minimizaba sus adeudos recalcando que lo importante eran los clientes y la eficiencia en el servicio.
Los problemas de la aerolínea no eran nuevos: Gastón Azcárraga, el triunfador en este asunto, ya había enfrentado en 2005 a los sobrecargos, a quienes pretendió reducirles sus percepciones en 25 por ciento, lo que impidió oportuno amparo logrado por los trabajadores. Seis meses después, el empresario ofreció 200 millones de dólares por Aeroméxico con la intención de “armar el grupo aeronáutico que el país merece”, maniobra que desbarató la Comisión Federal de Competencia.
En el afán de impulsar la imagen de la empresa, en 2007 se estrenaron uniformes, logos y decoración para las aeronaves, para lo que fueron invertidos 70 millones de pesos pagados a una empresa extranjera de diseños, lo que no fue óbice para que en julio del mismo año buscara reducir 60 por ciento el costo de los contratos colectivos con pilotos, sobrecargos y personal de tierra.
Un mes después, en agosto, el día 3, se declaró en concurso mercantil. Cuando Azcárraga adquirió la aerolínea, en 2005, los pasivos ascendían a 294 millones de dólares, más 997 millones de dólares por el arrendamiento de aviones.
Pese a ello, nacieron y crecieron dos filiales: Click y Link, las que requirieron de 17 millones de dólares.
Cinco años después, mil 800 trabajadores habían sido despedidos, con un ahorro de 200 millones de dólares, a los que se sumaron otros 80 millones de dólares por la venta de la torre en la colonia Del Valle. Los derechos de marca, avisos comerciales incluyendo logotipos, diseños, lemas y anuncios fueron transferidos a las dos líneas de conexión nacional que fueron dejadas fuera del conflicto de Mexicana.
La quiebra, de hecho, puede considerarse un fraude maquinado, porque Gastón Azcárraga y sus empresas, que incluyen hoteles, se beneficiaron de créditos por valor de tres mil millones de pesos otorgados por Bancomext y Banorte, por lo que la Cámara de Diputados exigió la intervención de la Auditoría Superior de la Federación y de la Secretaría del Trabajo, a cargo de Javier Lozano.
Los legisladores, al respecto, se preguntaron: ¿Cómo se otorga un crédito por mil millones (Bancomext) a una empresa que está en vías de quiebra y cuya condición económica no le permite asegurar el pago? Y concluyen que se trata de un fraude maquinado, entre otros, por quienes lo autorizaron, ya que los signos de la situación económica de la empresa se remontaban varios años atrás.
Como suele ser normal en este país, el asunto quedó en manos de ese limbo llamado autoridades, que hicieron lo posible para que la empresa no levantara el vuelo. Las posiciones en los aeropuertos y las rutas en el exterior, fueron asignadas a otras líneas aéreas, que ahora se amparan para impedir que sean reintegradas a Mexicana.
Mientras, Gastón Azcárraga, como el ex gobernador Eduardo Robinson-Bours Castelo después de la tragedia de la guardería ABC, duerme tranquilo, “como un bebé”.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com