Crimen organizado
- Hay señales de complicidad entre el AICM, la PGR y Eullen.
David Páramo
La parte visible es que, hasta el momento, cinco tripulantes de líneas aéreas mexicanas han sido detenidos en España en posesión de cocaína.
Fácilmente se puede ir por las ramas tratando de buscar alguna responsabilidad institucional de Aeroméxico, encabezada por Andrés Conesa, o hasta de los líderes sindicales de la industria de la aviación; sin embargo, la realidad es que se trata de una mafia no sólo bien organizada sino que necesariamente actúa con la complicidad de autoridades federales y del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
También se puede buscar una suerte de rendición hablando de la fuerza y capacidad de este tipo de delincuentes, de su gran penetración en muy diversas áreas de la sociedad o hasta jugar con el pasado. Quienes tienen mucho tiempo en la industria aérea recuerdan que hubo una época, ya hace mucho tiempo, en la que los aviones de Mexicana de Aviación regresaban con droga en los paneles del techo. Aun cuando nunca hubo detenidos siempre se pensó que esto ocurría en la base de mantenimiento de Bogotá, Colombia.
Es evidente que los miembros de tripulaciones que se están implicando en estas actividades delincuenciales toman decisiones equivocadas y por las cuales deben ser responsables. Sin embargo, hay señales claras de que existe complicidad entre funcionarios del AICM, mal dirigido por Héctor Velázquez Corona, la Procuraduría General de la República y la empresa española de seguridad Eullen. De acuerdo con versiones insistentes, los paquetes les son entregados a las narcotripulaciones en la plataforma.
La respuesta del director del AICM ha sido, en el menos malo de los casos, muy tibia y llena de promesas. Es necesario que se tomen acciones fundamentales y no sólo se vea como un infortunado hecho. Es difícil de creer que, en un país que se encuentra en plena lucha en contra de la delincuencia organizada, el AICM sea tan vulnerable a una forma tan descarada de narcotráfico.
- Hay señales de complicidad entre el AICM, la PGR y Eullen.
David Páramo
La parte visible es que, hasta el momento, cinco tripulantes de líneas aéreas mexicanas han sido detenidos en España en posesión de cocaína.
Fácilmente se puede ir por las ramas tratando de buscar alguna responsabilidad institucional de Aeroméxico, encabezada por Andrés Conesa, o hasta de los líderes sindicales de la industria de la aviación; sin embargo, la realidad es que se trata de una mafia no sólo bien organizada sino que necesariamente actúa con la complicidad de autoridades federales y del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
También se puede buscar una suerte de rendición hablando de la fuerza y capacidad de este tipo de delincuentes, de su gran penetración en muy diversas áreas de la sociedad o hasta jugar con el pasado. Quienes tienen mucho tiempo en la industria aérea recuerdan que hubo una época, ya hace mucho tiempo, en la que los aviones de Mexicana de Aviación regresaban con droga en los paneles del techo. Aun cuando nunca hubo detenidos siempre se pensó que esto ocurría en la base de mantenimiento de Bogotá, Colombia.
Es evidente que los miembros de tripulaciones que se están implicando en estas actividades delincuenciales toman decisiones equivocadas y por las cuales deben ser responsables. Sin embargo, hay señales claras de que existe complicidad entre funcionarios del AICM, mal dirigido por Héctor Velázquez Corona, la Procuraduría General de la República y la empresa española de seguridad Eullen. De acuerdo con versiones insistentes, los paquetes les son entregados a las narcotripulaciones en la plataforma.
La respuesta del director del AICM ha sido, en el menos malo de los casos, muy tibia y llena de promesas. Es necesario que se tomen acciones fundamentales y no sólo se vea como un infortunado hecho. Es difícil de creer que, en un país que se encuentra en plena lucha en contra de la delincuencia organizada, el AICM sea tan vulnerable a una forma tan descarada de narcotráfico.