Julio 23,2009.
A TODA LA BASE DE SOBRECARGOS
P R E S E N T E
En la circular que emiten a la base Arturo Zúñiga, Isaac Urbano y Patricia Rincón (Tribunal de Honor y Justicia) en respuesta a mi escrito, queda claro que se les olvidó el aspecto más importante: señalar las faltas que según ellos he cometido y que ameritarían mi destitución. Erróneamente ellos y quienes los asesoran consideran que por ser un órgano de legalidad pueden violar y manipular el procedimiento estatutario de sanciones a fin de destituirme, creen tener facultades para no respetar mis garantías constitucionales y derechos que me otorga la ley y actúan por encima de nuestros estatutos. En ese mismo documento me acusan de no imponer mi liderazgo, señalan que cometo un error al cumplir los mandatos de la Asamblea. Les parece mal que mi papel sea el de orientar, informar y proponer; no el de imponer o decidir por los demás. No quieren el ejercicio de la democracia; están en contra de que se consulte a la base. En pocas palabras: les molesta que los sobrecargos sean quienes decidan, no conciben que el sobrecargo sea un ser pensante, prefieren el autoritarismo y que alguien al frente de una asamblea dirija y manipule las decisiones que se toman. No lo hago ni lo haré nunca. Seguiré respetando las decisiones de los asambleístas.
Hoy estas personas quieren imponer mi destitución sin importarles que sea ilegal, mal hecha y absolutamente contraria a los intereses de los sobrecargos, tampoco consideran los momentos coyunturales por los que pasa el sindicato; no les importa poner en riesgo la revisión salarial de Mexicana que ya está a medio proceso. Tanta urgencia da la impresión de que están obedeciendo una consigna y lo que parece es que se tardaron en cumplirla. Hoy mi destitución resulta urgente mientras que otras consignaciones por falta de trabajo, afectación grave a los sobrecargos y violaciones al contrato, quedan en el olvido. Es tanta su desesperación que en su prisa no se percatan de que con su escrito están plasmando una prueba más de su violación al estatuto.
Queda claro que lo que pretenden es convocar a como de lugar, una asamblea en la que con el apoyo de las empresas tengan una mayoría que vote a favor de su dictamen amañado e ilegal, para luego decir que fue la asamblea y no ellos quienes decidieron tal acto. ¿Acaso no es de eso de lo mismo que me acusan en su escrito? Así ellos van a culpar a los sobrecargos de sus errores e intenciones. Van a cometer un atropello y a desestabilizar a nuestro gremio, sin aceptar que están anteponiendo sus intereses de grupo a los del sindicato. Estoy convencida de que empresas y gobierno les van a aplaudir su labor, pues podrán imponer a los dirigentes de su conveniencia. Reitero como antes, que no voy a permitir tal agresión, que por ningún motivo voy a dejar que comentan tal fechoría en mi nombre. Estoy dispuesta a someterme a una investigación imparcial, transparente y apegada a la Ley, en la que se respeten mis derechos y garantías, ya que no soy culpable de nada y no tengo nada que ocultar. Si el Tribunal y Vigilancia por ambición o por intereses oscuros no miden las consecuencias ni el daño que le hacen a los sobrecargos, mi deber es denunciar su falsedad, su deslealtad al gremio y su ilegal proceder, en eso no voy a ceder ni un ápice.
A TODA LA BASE DE SOBRECARGOS
P R E S E N T E
En la circular que emiten a la base Arturo Zúñiga, Isaac Urbano y Patricia Rincón (Tribunal de Honor y Justicia) en respuesta a mi escrito, queda claro que se les olvidó el aspecto más importante: señalar las faltas que según ellos he cometido y que ameritarían mi destitución. Erróneamente ellos y quienes los asesoran consideran que por ser un órgano de legalidad pueden violar y manipular el procedimiento estatutario de sanciones a fin de destituirme, creen tener facultades para no respetar mis garantías constitucionales y derechos que me otorga la ley y actúan por encima de nuestros estatutos. En ese mismo documento me acusan de no imponer mi liderazgo, señalan que cometo un error al cumplir los mandatos de la Asamblea. Les parece mal que mi papel sea el de orientar, informar y proponer; no el de imponer o decidir por los demás. No quieren el ejercicio de la democracia; están en contra de que se consulte a la base. En pocas palabras: les molesta que los sobrecargos sean quienes decidan, no conciben que el sobrecargo sea un ser pensante, prefieren el autoritarismo y que alguien al frente de una asamblea dirija y manipule las decisiones que se toman. No lo hago ni lo haré nunca. Seguiré respetando las decisiones de los asambleístas.
Hoy estas personas quieren imponer mi destitución sin importarles que sea ilegal, mal hecha y absolutamente contraria a los intereses de los sobrecargos, tampoco consideran los momentos coyunturales por los que pasa el sindicato; no les importa poner en riesgo la revisión salarial de Mexicana que ya está a medio proceso. Tanta urgencia da la impresión de que están obedeciendo una consigna y lo que parece es que se tardaron en cumplirla. Hoy mi destitución resulta urgente mientras que otras consignaciones por falta de trabajo, afectación grave a los sobrecargos y violaciones al contrato, quedan en el olvido. Es tanta su desesperación que en su prisa no se percatan de que con su escrito están plasmando una prueba más de su violación al estatuto.
Queda claro que lo que pretenden es convocar a como de lugar, una asamblea en la que con el apoyo de las empresas tengan una mayoría que vote a favor de su dictamen amañado e ilegal, para luego decir que fue la asamblea y no ellos quienes decidieron tal acto. ¿Acaso no es de eso de lo mismo que me acusan en su escrito? Así ellos van a culpar a los sobrecargos de sus errores e intenciones. Van a cometer un atropello y a desestabilizar a nuestro gremio, sin aceptar que están anteponiendo sus intereses de grupo a los del sindicato. Estoy convencida de que empresas y gobierno les van a aplaudir su labor, pues podrán imponer a los dirigentes de su conveniencia. Reitero como antes, que no voy a permitir tal agresión, que por ningún motivo voy a dejar que comentan tal fechoría en mi nombre. Estoy dispuesta a someterme a una investigación imparcial, transparente y apegada a la Ley, en la que se respeten mis derechos y garantías, ya que no soy culpable de nada y no tengo nada que ocultar. Si el Tribunal y Vigilancia por ambición o por intereses oscuros no miden las consecuencias ni el daño que le hacen a los sobrecargos, mi deber es denunciar su falsedad, su deslealtad al gremio y su ilegal proceder, en eso no voy a ceder ni un ápice.
“Por la razón y la Justicia Social”
Lizette Clavel Sánchez
Lizette Clavel Sánchez