Opinión de ( Rosario Avilés) |
¿Será tan difícil crecer?
Cuando se hace una revisión de lo que ocurre en la aviación mexicana, lo primero que salta a la vista es que el desempeño del sector ha sido más bien mediocre durante los últimos 14 años, sobre todo si lo comparamos con el crecimiento que ha tenido la industria en América Latina. Por más que las declaraciones oficiales nos ofrezcan cifras bonitas (y que, casualmente hablan de crecimientos de tres dígitos pero en lapsos de 25 años), la verdad no peca, pero incomoda.
Desde el 2000 hasta fines del 2013 hablamos de un promedio de un millón de pasajeros anuales adicionales transportados en aerolíneas nacionales. Si hablamos de las extranjeras la cosa es similar. Para la capacidad de este país, para sus necesidades de crecimiento del turismo, los servicios y el comercio, y en el contexto que tiene México, la verdad es que estos crecimientos son muy débiles.
A ello sumémosle que nuestras aerolíneas, en lugar de crecer, desarrollarse y competir en el exterior, han tenido que vérselas con un entorno doméstico que entorpeció su crecimiento, que acabó con la empresa aérea más antigua y desestabilizó a la otra, sin por ello fortalecer a las de bajo costo que nacieron al amparo de una política errática y sin sentido. El resultado es un crecimiento magro y si no existe una política pública que defina el futuro, será muy difícil salir adelante.
Mientras eso sucede, podemos ver que en Estados Unidos se ha dado una transformación muy interesante en vista de los nuevos acuerdos de aviación con varios países, pero sobre todo con la Unión Europea, el cual está proyectado a veinte años y es gradual, con metas revisables cada 6 meses.
En los últimos 6 años se han dado las fusiones de Delta con Northwest; United con Continental y más recientemente, la de American con US Airways. Las más exitosas son Delta y American que este primer trimestre presentaron ganancias récord: En el caso de Delta su fusión con Northwest fue la primera de esta segunda ola consolidadora y en 2013 transportó más de 120 millones de pasajeros.
Los resultados de Delta muestran una robusta consolidación que habla bien de su proceso de fusión, el cual tomó aproximadamente dos años y fue diseñado y conducido por la consultora Bain.
En contraste, la fusión United Continental no ha sido tan exitosa. Los resultados del primer trimestre muestran pérdidas de 609 millones de dólares, 46 por ciento más fuertes que el mismo periodo del 2013. Aunque esta fusión también fue diseñada por Bain, la ejecución no fue obra de la consultora, sino que se hizo “in house”, lo cual, aparentemente, no ha sido muy afortunado.
Por último, la fusión American y US Airways, aunque es mucho más reciente, parece ir viento en popa, al menos si juzgamos por los resultados del primer trimestre ya consolidados después de la fusión, con ganancias de 480 millones de dólares.
Es obvio que, en muchos sentidos, no podemos compararnos con nuestros socios del norte. Pero también es cierto que ellos tienen políticas de largo plazo, que toman en serio a su aviación y aunque creen en la apertura, la hacen de forma inteligente y gradual.
Al final, no necesitamos tanto: bastaría que los encargados del tema se pusieran a trabajar de la mano con los empresarios y trabajadores del sector para diseñar una política de largo plazo. ¿Es demasiado pedir?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Desde el 2000 hasta fines del 2013 hablamos de un promedio de un millón de pasajeros anuales adicionales transportados en aerolíneas nacionales. Si hablamos de las extranjeras la cosa es similar. Para la capacidad de este país, para sus necesidades de crecimiento del turismo, los servicios y el comercio, y en el contexto que tiene México, la verdad es que estos crecimientos son muy débiles.
A ello sumémosle que nuestras aerolíneas, en lugar de crecer, desarrollarse y competir en el exterior, han tenido que vérselas con un entorno doméstico que entorpeció su crecimiento, que acabó con la empresa aérea más antigua y desestabilizó a la otra, sin por ello fortalecer a las de bajo costo que nacieron al amparo de una política errática y sin sentido. El resultado es un crecimiento magro y si no existe una política pública que defina el futuro, será muy difícil salir adelante.
Mientras eso sucede, podemos ver que en Estados Unidos se ha dado una transformación muy interesante en vista de los nuevos acuerdos de aviación con varios países, pero sobre todo con la Unión Europea, el cual está proyectado a veinte años y es gradual, con metas revisables cada 6 meses.
En los últimos 6 años se han dado las fusiones de Delta con Northwest; United con Continental y más recientemente, la de American con US Airways. Las más exitosas son Delta y American que este primer trimestre presentaron ganancias récord: En el caso de Delta su fusión con Northwest fue la primera de esta segunda ola consolidadora y en 2013 transportó más de 120 millones de pasajeros.
Los resultados de Delta muestran una robusta consolidación que habla bien de su proceso de fusión, el cual tomó aproximadamente dos años y fue diseñado y conducido por la consultora Bain.
En contraste, la fusión United Continental no ha sido tan exitosa. Los resultados del primer trimestre muestran pérdidas de 609 millones de dólares, 46 por ciento más fuertes que el mismo periodo del 2013. Aunque esta fusión también fue diseñada por Bain, la ejecución no fue obra de la consultora, sino que se hizo “in house”, lo cual, aparentemente, no ha sido muy afortunado.
Por último, la fusión American y US Airways, aunque es mucho más reciente, parece ir viento en popa, al menos si juzgamos por los resultados del primer trimestre ya consolidados después de la fusión, con ganancias de 480 millones de dólares.
Es obvio que, en muchos sentidos, no podemos compararnos con nuestros socios del norte. Pero también es cierto que ellos tienen políticas de largo plazo, que toman en serio a su aviación y aunque creen en la apertura, la hacen de forma inteligente y gradual.
Al final, no necesitamos tanto: bastaría que los encargados del tema se pusieran a trabajar de la mano con los empresarios y trabajadores del sector para diseñar una política de largo plazo. ¿Es demasiado pedir?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx