Opinión de (Rosario Avilés) |
El MRO, para paliar los adeudos
Esta misma mañana se llevará a cabo una reunión en la oficina de la juez Edith Alarcón, a la que asistirán los acreedores de la base de mantenimiento de Mexicana, el llamado MRO, que forma parte de la masa concursal del Nuevo Grupo Aeronáutico.
El objetivo es aterrizar los acuerdos entre los acreedores de este activo de Mexicana, el más productivo y quizás el único que podría ser utilizado como paliativo para resarcir en algo, aunque no sea mucho, las enormes pérdidas de los 8,650 trabajadores que formaron parte de la Primera Línea Aérea de Latinoamérica.
Contrario a lo que ayer se difundió, no se trata ni de que el gobierno rescate a los trabajadores, ni a la empresa, ni tampoco de que ésta se convierta en una especie de cooperativa o de que la administración gubernamental ponga dinero para completar lo que haría falta para liquidar a todo el personal.
De lo que se trata es de hacer válido el acuerdo de más del 90 por ciento de los acreedores, entre los que se cuentan Bancomext, Banorte, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y que, en resumen, implica que estos acreedores deciden renunciar a lo que les darían por este activo, a favor de crear un fideicomiso para vender el MRO y apoyar —que no liquidar— a los trabajadores, en especial a los jubilados.
Esta propuesta, que todavía tiene que ser bien concertada y aprobada en todos sus términos, es vista con simpatía por le gobierno federal porque con ello se lograrían tres cosas: 1) Resarcir, en alguna medida, el quebranto de los trabajadores que, por ley y por justicia, son los primeros acreedores; 2) Preservar una instalación de alto valor para la industria aérea como es el MRO que presta servicios a terceros, está certificada por importantes fabricantes y de alguna manera es parte de esa gran empresa pionera y emblema, Mexicana de Aviación; y 3) Conservar también alrededor de mil empleos que actualmente ofrece este centro de excelencia.
Aparentemente ya se cuenta con la anuencia de los tres sindicatos involucrados: pilotos, sobrecargos y tierra, aunque no de la asociación de empleados de Confianza, encabezados por Jorge Jácome, quien envió una amplia carta a la Juez de lo concursal para expresar sus dudas sobre la pertinencia de usar el MRO para liquidar al personal. Lo mejor, diría Jácome, para todos los trabajadores e incluso para los acreedores, incluido el propio gobierno, sería que Mexicana volviera a volar.
Esta mañana se sabrá con certeza si los tres sindicatos, ASPA, ASSA y SNTASS ratifican su aprobación a la propuesta, lo cual depende de los términos concretos en que se plantee, o bien, si se suman a la petición de la asociación de empleados que, además, solicita ser invitada a las reuniones donde se discute el tema.
Se supone que, de aceptarse la propuesta, el Fideicomiso que se creara tendría como objeto vender este bien, a través de los cánones normales, con los cuales se conformarían reservas para apoyo de los trabajadores.
Desde luego que esto no es lo ideal. Que una empresa —la que sea— deje de operar o entre en proceso de quiebra siempre es malo, aunque los libros de Eco 1 y Eco 2 que estudiaron muchos funcionarios y empresarios en activo digan lo contrario, con el falaz argumento de que “los recursos se reasignan en la economía”.
Lo cierto es que detrás de los escritorios y los pupitres, detrás de esos libros y decisiones, hay personas concretas a quienes se les cancela su futuro y hay familias que, en lugar de ir progresando y que sus hijos aspiren a un mejor futuro, revierten este proceso en detrimento del país. Todos pierden, hasta los que ganaron esos dineros dudosos, y la que más pierde es la sociedad mexicana.
Lo mejor —sin ninguna duda— es que Mexicana volviera volar. Que los platos rotos los pagaran no quienes dieron su vida por la empresa, sino los que se han beneficiado de su quebranto, a quienes no les costó nada construir con tanto esfuerzo durante casi un siglo, lo que en unos cuantos años dilapidaron de forma tan impune.
La situación es aún incierta, a pesar de que ya muchos dan por quebrada a la gran empresa Mexicana lo que, de concretarse, significaría una quiebra moral que recae, sobre todo, en la administración de Calderón que permitió que las cosas se agravaran de este modo. (Por cierto, qué buena oposición ha resultado el PAN en materia de propuestas fiscales, lástima que como gobierno no lograran resolver las cosas más urgentes que este país necesita).
Lo oí en 123.45: Próximamente se inaugurarán nuevas instalaciones en Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), que comanda Claudio Arellano. Instalaciones de nueva tecnología que se requieren para estar al día con las actualizaciones que se pactaron en el seno de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para conformar le Sistema Global de Navegación. Ya lo reseñaremos. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
El objetivo es aterrizar los acuerdos entre los acreedores de este activo de Mexicana, el más productivo y quizás el único que podría ser utilizado como paliativo para resarcir en algo, aunque no sea mucho, las enormes pérdidas de los 8,650 trabajadores que formaron parte de la Primera Línea Aérea de Latinoamérica.
Contrario a lo que ayer se difundió, no se trata ni de que el gobierno rescate a los trabajadores, ni a la empresa, ni tampoco de que ésta se convierta en una especie de cooperativa o de que la administración gubernamental ponga dinero para completar lo que haría falta para liquidar a todo el personal.
De lo que se trata es de hacer válido el acuerdo de más del 90 por ciento de los acreedores, entre los que se cuentan Bancomext, Banorte, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y que, en resumen, implica que estos acreedores deciden renunciar a lo que les darían por este activo, a favor de crear un fideicomiso para vender el MRO y apoyar —que no liquidar— a los trabajadores, en especial a los jubilados.
Esta propuesta, que todavía tiene que ser bien concertada y aprobada en todos sus términos, es vista con simpatía por le gobierno federal porque con ello se lograrían tres cosas: 1) Resarcir, en alguna medida, el quebranto de los trabajadores que, por ley y por justicia, son los primeros acreedores; 2) Preservar una instalación de alto valor para la industria aérea como es el MRO que presta servicios a terceros, está certificada por importantes fabricantes y de alguna manera es parte de esa gran empresa pionera y emblema, Mexicana de Aviación; y 3) Conservar también alrededor de mil empleos que actualmente ofrece este centro de excelencia.
Aparentemente ya se cuenta con la anuencia de los tres sindicatos involucrados: pilotos, sobrecargos y tierra, aunque no de la asociación de empleados de Confianza, encabezados por Jorge Jácome, quien envió una amplia carta a la Juez de lo concursal para expresar sus dudas sobre la pertinencia de usar el MRO para liquidar al personal. Lo mejor, diría Jácome, para todos los trabajadores e incluso para los acreedores, incluido el propio gobierno, sería que Mexicana volviera a volar.
Esta mañana se sabrá con certeza si los tres sindicatos, ASPA, ASSA y SNTASS ratifican su aprobación a la propuesta, lo cual depende de los términos concretos en que se plantee, o bien, si se suman a la petición de la asociación de empleados que, además, solicita ser invitada a las reuniones donde se discute el tema.
Se supone que, de aceptarse la propuesta, el Fideicomiso que se creara tendría como objeto vender este bien, a través de los cánones normales, con los cuales se conformarían reservas para apoyo de los trabajadores.
Desde luego que esto no es lo ideal. Que una empresa —la que sea— deje de operar o entre en proceso de quiebra siempre es malo, aunque los libros de Eco 1 y Eco 2 que estudiaron muchos funcionarios y empresarios en activo digan lo contrario, con el falaz argumento de que “los recursos se reasignan en la economía”.
Lo cierto es que detrás de los escritorios y los pupitres, detrás de esos libros y decisiones, hay personas concretas a quienes se les cancela su futuro y hay familias que, en lugar de ir progresando y que sus hijos aspiren a un mejor futuro, revierten este proceso en detrimento del país. Todos pierden, hasta los que ganaron esos dineros dudosos, y la que más pierde es la sociedad mexicana.
Lo mejor —sin ninguna duda— es que Mexicana volviera volar. Que los platos rotos los pagaran no quienes dieron su vida por la empresa, sino los que se han beneficiado de su quebranto, a quienes no les costó nada construir con tanto esfuerzo durante casi un siglo, lo que en unos cuantos años dilapidaron de forma tan impune.
La situación es aún incierta, a pesar de que ya muchos dan por quebrada a la gran empresa Mexicana lo que, de concretarse, significaría una quiebra moral que recae, sobre todo, en la administración de Calderón que permitió que las cosas se agravaran de este modo. (Por cierto, qué buena oposición ha resultado el PAN en materia de propuestas fiscales, lástima que como gobierno no lograran resolver las cosas más urgentes que este país necesita).
Lo oí en 123.45: Próximamente se inaugurarán nuevas instalaciones en Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), que comanda Claudio Arellano. Instalaciones de nueva tecnología que se requieren para estar al día con las actualizaciones que se pactaron en el seno de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para conformar le Sistema Global de Navegación. Ya lo reseñaremos. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx