10 enero 2012

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

Los retos del 2012
Rosario Avilés |  Opinión     2012-01-10  | Hora de creación: 23:20:04| Ultima modificación: 01:33:02





 No hay peor ciego que le que no quiere ver ni hay peor funcionario que el que no quiere “funcionar” con apego a lo que le compete, tal es la divisa que podría caberle a los burócratas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, un puñado de cuates que creen que gobernar es ver pasar la vida sin hacer absolutamente nada, dejando que las empresas se canibalicen una a otra, como si ello fuera el papel del Estado (Adam Smith, página 6).

 El asunto es que el tiempo de este sexenio se agota. El poder tiene la rara virtud de hacer creer al que lo posee que éste puede ser eterno. Craso error y para ello hay múltiples ejemplos. Todos los ex presidentes de este país pueden dar fe de ello, porque luego se pasan la vida tratando de justificar aquello que hicieron mal o aquello que no hicieron bien.

 Y el tiempo de este gobierno está tocando a su fin. En este país no hay mal que dure siete años, aunque siempre lo que sigue puede ser peor y de ello da muestras claras esta administración, de la que nadie creía que podría ser peor que su antecesora, pero nos quedamos cortos.

 Ahora querrán ganar la elección presidencial para su partido en julio próximo, pero sus acciones (y sobre todo sus omisiones) gritan tanto que no dejan oír sus mensajes de campaña. Y sólo para ejemplificar aquí va una pequeña muestra que sólo se refiere al sector transporte aéreo.

 Primero: después de meses de supuesta consulta, la política de Estado, de largo plazo, consensuada, etc., para el transporte aéreo, brilla por su ausencia. Ya no la necesitamos, gracias. Tal vez el siguiente gobierno sí tenga visión.

 Segundo: el servicio de tránsito aéreo deja un saldo pésimo: inseguridad, dos secretarios de Gobernación y sus equipos desaparecidos, varios helicópteros más accidentados, entre ellos el de Moisés Saba, también fallecido. Un sistema obsoleto, falta de plazas y de presupuesto, terrorismo laboral (la especialidad de la casa) y un abandono total.

 Tercero: los aeropuertos del país han sobrevivido de milagro. Muchos porque están en manos privadas (recordemos que el gobierno no acude cuando está citado, como los malos toros) y otros porque tampoco tienen operaciones.

 Pero cualquier turista podrá atestiguar que, sin lugar a dudas, nuestros aeropuertos están hoy mucho peor que hace 20 años. La legislación que los regula está hecha para que no crezcan y lo que hoy les da vida real es el tráfico de aerolíneas extranjeras.

 El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México mantiene una buena parte de su infraestructura sin funcionar, mientras que a los empresarios extranjeros se les promete que se construirá uno nuevo en Texcoco (sí, ajá) y su eficiencia deja muchísimo qué desear, especialmente en lo que se refiere a seguridad. No es posible pensar que todo el trafique que ha salido de ahí y se ha descubierto en otros países está ajeno a sus autoridades.

 Cuarto: las aerolíneas mexicanas languidecen, atadas a los caprichos del día. A Mexicana se le impide volar y a quienes se interesan en ella se les desalienta directamente desde el poder. Esto sucede aunque quieran ocultarlo.

 Pero impedir que esto funcione también ha perjudicado al resto de las empresas aéreas que no pueden hacer planes fiables y concretos. La técnica del tortuguismo ha maniatado a la propia autoridad que hoy promete y da permisos “mientras” y mañana podría encontrarse con la anulación de estas resoluciones por parte de los jueces… pero ellos ya se van, que paguen los que se quedan.

 Quinto: el sistema de educación técnica aeronáutica, de licencias, de certificaciones, normalización, etc., está semiparalizado. La Dirección General de Aeronáutica Civil es sólo una oficina de referencia, sin verdadera vida. Algo similar ocurre con Medicina de Aviación.

 Como dicen los twitteros hoy en día: “debería darte vergüenza” que este país esté pagando salarios de funcionarios que no funcionan. Ayer dijo Calderón a los miembros de la Fuerza Civil de Nuevo León que se conduzcan con ética y valores. Que haga extensivo el llamado a sus funcionarios y a sus amigos empresarios, que se investigue a fondo todo el expediente de Mexicana y que deje de penalizarse a los trabajadores por querer que su empresa regrese a operar.

 ¿De qué nos sirve construir el puente más alto del mundo si los puentes sociales están rotos, si los puentes de la ciudadanía y de los trabajadores de este país con el gobierno que se supone eligieron se dinamitan cada día?

 El déficit en la cuenta es muy alto. Será difícil que lo cubran antes de las elecciones, pero lo pueden intentar, todavía hay tiempo

 raviles_2@prodigy.net.mx