08 marzo 2011

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

La quiebra de Lozano y Molinar
Rosario Avilés | Opinión     2011-03-08 | Hora de creación: 23:03:56| Ultima modificación: 01:03:51





Como si se tratara de una carga de dinamita puesta a la vera de los rieles y dirigida a descarrilar el tren, al estilo de los anarquistas de antaño, no en balde llamados “vuelatrenes”, la mañana de este lunes el Twitter del secretario del Trabajo lanzó un misil directo al corazón de la credibilidad en el proceso de Concurso Mercantil de Mexicana de Aviación: el fantasma de la quiebra ronda a la primera línea aérea de Latinoamérica.

En la inercia de un protagonismo que la falta de autoridad de la SCT le otorgó en el momento del quebranto a Mexicana, Lozano se ha convertido en el vocero del “nowhere, nowho, nohow”, en una comedia de equivocaciones que nadie sabe para qué se montó ni cuál sería la ganancia para él y para aquellos a quienes supuestamente quiere defender.

Por lo pronto, tiene en la cuerda floja a un proceso que se inició fallida y tardíamente. Se supone que la figura de concurso mercantil se inventó precisamente para que las empresas en problemas no tuvieran que llegar a la quiebra sin hacer antes el intento por renegociar deudas y reestructurarse para buscar la viabilidad sin tener que llegar al cierre definitivo.

La SCT —entonces ¿encabezada? por Molinar— determinó que Mexicana dejara de volar y con ello le asestó uno de los golpes más fuertes, dirigido por supuesto a quebrarla y desparecerla en aras de la idea decimonónica de tener una sola “aerolínea de bandera”, concepto que algún enemigo le vendió al flamante secretario, ayuno por completo de noticias sobre el sector que habría de ser su responsabilidad.

Después vino una larga y desgastante labor para introducir en el juego primero a una empresa creada al vapor (Tenedora K) y luego a un grupo de “chicos con buenas calificaciones” que jugaban al agente financiero (PC Capital). Todavía no están claras las razones de ello, pero la opacidad y la torpeza en el manejo de ésta y otras informaciones, lo único que logran es despertar suspicacias sobre la protección de las causas y responsables del quebranto de Mexicana.

En todo caso, la misma SCT se encargó de espantar el fantasma de la quiebra ayer mismo, cuando aseguró que no se estaba considerando esta alternativa y que se estudian las propuestas, pues además de las dos que ya se conocían, la de TG Group y la de BMC, aparecieron otros dos postores.

En el camino, sin embargo, no sólo se dañó la credibilidad del proceso que ya tiene suficientes problemas para conseguir nuevos inversionistas, vistas las dificultades del país, del sector y de la propia aerolínea, como para enrarecer aún más el ambiente con petardos mediáticos. ¿Qué se busca con ello? Otro misterio.

No obstante, lo que queda muy claro es que el “affaire” Mexicana, que ya había contribuido a empedrar la salida de Molinar de la SCT, puede ser también el “Waterloo” del secretario del Trabajo y sus afanes por rescatar algo de la también fallida reforma laboral.

El “salvador de los trabajadores” ha quedado, pues, como el cohetero. La quiebra de su propia confiabilidad está a la vista. Con esos amigos, para qué quieren (más) enemigos los trabajadores de Mexicana.

El tiempo se agota y, en este caso, es oro. Si es verdad que la administración de Calderón pretende hacer de México uno de los cinco países con mayor captación de turismo en el mundo, generar 4 millones de empleos y 40 mil millones de dólares anuales en divisas, tendría que empezar por revalorar el papel de Mexicana de Aviación, la aerolínea más antigua y, sin duda, una embajadora de lujo en lo que se refiere a prestigio y solidez de la infraestructura de transporte.

O sea: pónganse las pilas y déjense de show, señores. Si Mexicana no vuela, se pierden empleos y divisas. Y eso sí es importante.

Lo oí en 123.45: Dicen que –ahora sí– es cuestión de días para que Aviacsa regrese a volar. Ya es hora.
raviles_2@prodigy.net.mx