29 marzo 2020

Y ahora… ¿qué hacemos?


Y ahora… ¿qué hacemos?

Nos provocan sonrisas las publicaciones en las redes que ironizan: “no saben distinguir entre una célula procarionte de una célula eucarionte, y se ponen a opinar como epidemiólogos”. Y es verdad, hay temas que no son tan simples como parecen, pero eso no quiere decir que sean imposibles de entender. Por supuesto, hay informarse y leer, y sobre todo tratar el tema con seriedad. Cuando se trata de temas científicos, existe una enorme ventaja: la ciencia es exacta, y las leyes de “causa y efecto” no cambian caprichosamente.



En cambio, el tema aeronáutico, en el sentido más amplio que pueda tener, es harina de otro costal, diametralmente diferente. En él influyen, interactúan, modifican y deciden de manera caprichosa, casi aleatoria, un inagotable abanico de factores a primera vista ajenos a la aviación, pero que están íntimamente relacionados: la economía, la política, el clima, el medio ambiente, las guerras, el turismo, el precio del petróleo, el sube y baja de las divisas extranjeras, los avances y fracasos tecnológicos, y por supuesto la salud. Es un hecho, la aviación puede ser todo, menos una ciencia exacta. No obstante, no es imposible de entender. ¿Qué hay que hacer?, estar informados es el mejor punto de partida.

Dice el dicho: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Y es que no podemos perder de vista que nos toca vivir un momento histórico inusitado, que está gritando la urgencia de un “reacomodo” en la aviación internacional, y por ende en la nacional. Y desde esta columna lo digo fuerte y claro: es el momento de que “nos pongamos serios” y fijemos una verdadera política aeronáutica nacional que se merece el país, y que impulse a la nación después de esta crisis de salud, y sobre todo económica.  

Abramos el espectro visual y miremos hacia el extranjero: los franco-británicos de Airbus están previendo reanudar su producción de manera parcial en sus plantas de España y Francia. Para la norteamericana Boeing el panorama se torna muy complicado después del fiasco qué resultó su modelo 737 Max, y buscará que su nuevo modelo 777 X, le ayude a reponerse del fracaso. Al mismo tiempo, en Canadá la armadora Bombardier anunció cierre de operaciones hasta fin de mes.

En Europa, las cartas se barajean de otra forma: una de las propuestas que están en la mesa es la “nacionalización de las aerolíneas” como acaban de anunciar en Roma respecto a Alitalia. El Reino Unido está pensando en comprar acciones de British Airways, cuyo capital es mayoritariamente español.

Así que surgen las naturales y obligadas preguntas: ¿y ahora, que hacemos?, ¿la salida a esta crisis es nacionalizar las aerolíneas? Dejo esta pregunta para su reflexión, pero para entrar de lleno a la materia me encantaría contextualizar para no dar palos de ciego.

No es gratuito que la peor crisis aeronáutica llame a la puerta, pues ya había visos de esto (el boom de las “bajo costeras”, y su posterior desplome, sobre saturación de destinos turísticos y de operaciones aeronáuticas a nivel mundial, que derivó en una competencia descarnada, por mencionar algunos), y ahora debemos agregar dos grandes factores para esto:

1.- El caso del avión 737 Max, de Boeing, y
2.- El coronavirus COVID-19.

Abro paréntesis. Seamos objetivos y realistas, después de haber analizado el comportamiento del virus en China y posteriormente en Europa, puedo afirmar de manera contundente que se está sobredimensionando el problema. Factores como el clima y la edad poblacional han contribuido a que el índice de fallecidos parezca muy alto. Si los ponemos en contexto y somos fríos con las cifras, para el número de población no son nada o casi nada.

Ha quedado demostrado que el virus es contagioso pero no es mortal, pues provocará la muerte a un porcentaje muy pequeño de gente que ya tenía comprometido su sistema inmunológico por otro padecimiento grave, como diabetes, cáncer, sobrepeso, hipertensión, etc.

En nuestro país, datos oficiales del año 2009, en que se presentó la influenza AH1N1 afirman que fueron 70,715 casos confirmados y 1,172 los fallecidos durante la crisis. En cambio los fallecidos por accidente de tráfico son más de 24,000 al año. Cabe resaltar que somos un país de 130 millones de habitantes. Además, debemos grabarnos que los hábitos de higiene deben ser siempre, y no solo cuando hay un virus rondando.

Cerrado el paréntesis y regresando al tema aeronáutico, yo veo en un futuro próximo varios escenarios, que no son otra cosa más que mi personalísima opinión y lectura:

El caso de Aeroméxico es el más complicado; la empresa no es 100% mexicana, ya que el 49% de las acciones son propiedad de la norteamericana Delta Airlines y el resto se divide en diversos accionistas, siendo Eduardo Tricio de Grupo Lala la cabeza más visible.

Andrés Conesa Labastida tiene años en la administración de Aeroméxico con la intención de deshacerse de los contratos laborales tildándolos de “caros”. Lo han intentado en varias ocasiones usando la figura del Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica. Lo hizo cuando Lizette Clavel era Secretaria General de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) y entonces se firmó un convenio que entre otras cosas cedía 5 días de vacaciones (2009).

Para 2013, ya con Ricardo del Valle al frente de la ASSA de México, la empresa Aeroméxico volvió a demandar por un Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica y para desactivarlo, en 2014 firmaron el ansiado Contrato B, que en pocas palabras se traduce en poder contratar nuevos sobrecargos, con las mismas obligaciones que los anteriores, pero más baratos. Tal violación a nuestra Carta Magna fue empujada por el entonces Secretario de Trabajo y Previsión Social Alfonso Navarrete Prida, que negocia la condonación de impuestos a la empresa Aeroméxico, a cambio de contratar a algunos sobrecargos de Mexicana de Aviación,  y abandonaran el plantón que en ese momento estaba en la T1 del AICM y desactivar la problemática laboral que se tenía con dicha empresa. Lo efectivo de este movimiento político no le quita lo perverso, pues neutralizó e invisibilizó las justas demandas de los sobrecargos activos y jubilados de pedir sus liquidaciones y sus jubilaciones, respectivamente, de Mexicana de Aviación.

Debemos recordar que antes de firmar el Contrato B, el Secretario General de ASSA, Ricardo del Valle, estaba reacio a otorgar a los extrabajadores de Mexicana de Aviación la carta necesaria para que pudieran solicitar su ingreso a Aeroméxico, pues se refería a ellos como “gente de Clavel” su antecesora el en Sindicato, al grado de producirle escozor tan solo mencionarlos. Sin embargo el acuerdo entre Navarrete Prida y Aeroméxico lo obligó a hacer lo contrario.

Ahora Aeroméxico está entrampado con el fiasco de los aviones 737 MAX que no eran para aumentar la flota, sino para reemplazar a los aviones 737, que sumado a su problema de sobrepoblación de la planta que ya expliqué en mi última columna, la única vía viable para sobrevivir es “quebrando” a la empresa. Estoy consciente de la crudeza de mis palabras, sobre todo porque sé muy bien que los principales lectores de estas líneas son trabajadores aeronáuticos, pero con la misma frialdad que digo que el COVID no va a matar a muchos, afirmo que al final, a los empresarios les sale más barato tomar esa medida. Que suene fuerte y claro, nunca voy a celebrar que los únicos que pierden son los trabajadores, pero no puedo tapar el sol con un dedo; esta es una historia que ya hemos visto antes. Curiosamente, los empresarios, son como los gatos, siempre caen parados.

¿Con qué objeto quebrarían? La respuesta es muy sencilla: para deshacerse tanto de los contratos A y B, y al mismo tiempo de los sobrecargos “viejos” de Mexicana. Con ese giro de tuerca, pueden volver a salir al mercado pero con un contrato mucho más barato y sobrecargos, ahora sí, jóvenes. ¿Que si tengo información privilegiada? No hace falta, simplemente es un tablero de ajedrez, conozco a los jugadores, sus tácticas, sus mañas y sus jugadas… y vienen “mostrando” su juego desde hace tiempo. El Gobierno Federal no está ni remotamente interesado en rescatar a Aeroméxico, a pesar de que ellos han buscado concretar un préstamo; pero ya veremos qué es lo que sucede con esta empresa.

Muy diferente es la situación con Interjet, que se ha vendido como la “Nueva Mexicana”. Es una empresa con capital nacional y que puede aspirar a ser la aerolínea bandera del país. Hay un interés por parte del actual Gobierno de que resurja Mexicana de Aviación y la marca lo vale, lo sabemos quienes tenemos fresca la historia en la memoria y el peso que aún al día de hoy mantiene (es la única que tiene una base de mantenimiento, y que es además la más grande de América Latina). Así que yo veo más viable un apoyo para Interjet para que finalmente llegue a convertirse en la nueva Mexicana de Aviación.

Escenario distinto para Volaris, que puede pensar más bien en una fusión con VivaAerobus, ya que esta última va a ser una de las aerolíneas que saldrá más fortalecida de esta crisis y todo se lo debe a su modelo de negocio, que es muy inteligente, al igual que la empresa Transportes Aeromar y sobre todo por las rutas que abarcan, saldrá avante de este bache.

A nadie le cabe duda de que esta crisis no es provocada por el actual Gobierno, pero hay que pensar muy bien en que debería de tomarse muy en serio lo que es la política aeronáutica. Les serviría tener asesores que puedan prever los riesgos y las oportunidades que tiene la industria aeronáutica, que es de alto riesgo, pero igualmente primordial para el desarrollo de este país.

Y ahora, ¿qué hacemos? Es momento de tomar las riendas, y no de estar buscando soluciones “cosméticas” que aparenten que saldremos adelante. No estoy diciendo que sea simple, sencillo ni inmediato. Pero el río está revuelto, y creo que debemos pensar como pescadores, no como peces.

Ximena Garmendia
29 de marzo 2020

P.D. Para los incrédulos, dejo el link sobre el AH1N1:






22 marzo 2020

¿Por qué hacen esto?


¿Por qué hacen esto?

A veces pareciera que el arte de la adivinación es materia de ocultistas, pero no es así. Si te conviertes en un buen lector de noticias, sabrás cuales son los posibles escenarios o el futuro de cierta industria. Y es que la de la voz, lleva años analizando la vida aeronáutica, sobre todo la nacional, y estoy cierta de que la tragedia por la cual ahora está pasando la aviación nacional pudo minimizarse si hubieran puesto atención todos los involucrados.

Lamentablemente la aviación en México no ha sido una actividad prioritaria para ningún gobierno, y desgraciadamente son los trabajadores los que al final pagan los platos rotos.

Los invito pues, a un viaje en la historia reciente para poner en contexto el párrafo anterior.

Todo comienza en el año 2013, cuando la empresa Aeroméxico mediante un Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica, empuja la creación de un Contrato B, es decir, que las nuevas generaciones de sobrecargos que fueran contratados a partir de su firma, percibieran hasta un 60% menos de ingresos comparado con las percepciones de los sobrecargos activos en ese momento. El Licenciado Arturo Alcalde Justiniani, desde entonces asesor de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, tachó de “miserable” tal medida (http://laopcion.com.mx/noticia/47). En concordancia con esa postura, el Secretario General de la ASSA, Ricardo Del Valle, enarboló la bandera del “Ni un paso atrás”, y en declaraciones a los medios de comunicación dejó en claro que jamás aceptaría condiciones diferentes para los nuevos sobrecargos (https://archivo.eluniversal.com.mx/finanzas-cartera/2013/impreso/denuncian-acoso-de-jfca-y-aeromexico-a-sobrecargos-104083.html y https://expansion.mx/negocios/2013/06/01/contrato-b-el-pendiente-en-aeromexico)

Sin embargo, las presiones de la empresa no cejaron. En septiembre de 2014, cuando Aeroméxico tenía una planta 1,570 sobrecargos, llegó a un acuerdo con ASSA (https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Ponen-fin-a-conflicto-laboral-en-Aeromexico-20140918-0056.html)  y nace el otrora repudiado “Contrato B”. Dato curioso que deben conocer: esa asamblea fue llevada a cabo con la presencia y voto de aproximadamente 400 sobrecargos de la Empresa Mexicana de Aviación, que cinco meses antes, en abril, había sido declarada en quiebra dentro del juicio de concurso mercantil iniciado en octubre de 2010. Aunque después se impugnó dicha declaratoria de quiebra y hasta la fecha en que escribo esto no hay sentencia firme, debemos de tomar en cuenta que era un momento en que estos 400 sobrecargos habían perdido toda esperanza de recuperar su fuente de trabajo. La opción de ser contratados, aunque fuera en condiciones “miserables” fue para muchos la luz al final del túnel. En esa misma asamblea se contó con la presencia y voto de menos de 100 sobrecargos de Aeroméxico. Es correcto, se trató de un “mayoriteo” no precisamente pulcro, en el que la empresa y el sindicato aprovecharon el momento, la angustia y la necesidad de los trabajadores.



Una vez aprobado este contrato, comenzó una meteórica carrera por engrosar de manera absurda, las filas del caballero Águila. Entraron de manera abrupta cerca de 800 sobrecargos de Mexicana de Aviación, pues comenzó un plan agresivo de crecimiento de la aerolínea, con la promesa de traer más equipos. Yo les pregunto queridos lectores ¿puede alguien en su sano juicio reprochar que Aeroméxico “le devolviera sus alas”, como decimos los sobrecargos, a los compañeros de Mexicana de Aviación? ¡Por supuesto que no! Lo que critiqué, critico y seguiré criticando es que la empresa obtenga sobrecargos más baratos y francamente explotados, y peor aún, cuando lo hace así, masivamente, para que a la postre el Contrato B desplace  al Contrato A; todo con la venia y complacencia del Sindicato, y de las autoridades laborales de nuestro país.

Durante el año 2016, Ricardo Del Valle, ilegalmente realizó una Reforma Estatutaria para permanecer por un tercer periodo en el cargo de Secretario General de la ASSA. Un grupo de sobrecargos denunció el hecho, y hablaron de cómo se dio la contratación masiva después de la aprobación del Contrato B (https://www.sinembargo.mx/07-10-2016/3101626).

En febrero de 2017, justo después de tomar el cargo por tercera ocasión, Ricardo Del Valle, inspirado en su madrina política Alejandra Barrales, comienza a buscar la posibilidad de saltar a un puesto como funcionario público o de elección popular. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados ya que su gran amiga no ganó la gubernatura de la CDMX por la que contendió. Vanos fueron sus apoyos en la respectiva campaña, que llegaron al grado de convertir las instalaciones de ASSA en la segunda casa de campaña de Alejandra Barrales.




Pero todo tahúr tiene siempre una carta debajo de la manga. Al perder Alejandra, busca a otra amiga: Leticia Varela, quien en ese mismo proceso electoral alcanzó un escaño como diputada local de la Asamblea Legislativa de la CDMX, por el partido Morena; es ahí donde se entera que las reglas de la “real politik” dictan que para la repartición de curules, se necesita tener un respaldo mínimo de 5 mil personas, y una cierta cantidad de dinero. ¿Casualidad?, no lo sabemos, pero curiosamente ASSA comienza con la contratación de sobrecargos a destajo. Apenas un mes después, en Marzo de 2017, Aeromar sufre de golpe y porrazo el “robo” de cerca de 40 de sus sobrecargos (http://sobrecargoinforma.blogspot.com/2017/03/yo-me-robe-esas-huercas-el-rapto-de-las.html y

Con esa dinámica, llegamos al año 2018. A Aeroméxico comienza a preocuparle la ya evidente sobrepoblación de sobrecargos, al grado de que en noviembre de ese año, pide un recorte de 60 sobrecargos (https://www.milenio.com/negocios/aeromexico-planea-recortar-60-a-sobrecargos), a lo que Ricardo del Valle se niega tajantemente. Vuelvo a preguntar: ¿alguien en su sano juicio puede reprocharle a un líder sindical que se oponga a un recorte de personal? ¡Por supuesto que no!, lo que critiqué, critico y seguiré criticando es que su reacción no la motiva la defensa de sus agremiados, sino que los ve como moneda de cambio para el proyecto personalísimo de obtener un cargo político, y sabedor de que el discurso de “yo los defiendo, compañeros” solo puede aumentar sus bonos en la vida interna del sindicato. Pero ninguna mentira puede mantenerse eternamente, y menos en un gremio como el nuestro.

“… como veían, que resistía, fueron a llamar a otro elefante…” En 2019, ya con el actual gobierno federal a cargo, ASSA y Aeroméxico perversamente planearon un nuevo robo de sobrecargos, pero ahora de Interjet, uno de sus principales “competidores”,  y para sacarlo del mercado comenzaron una guerra sucia en contra de ellos (https://noticaribe.com.mx/2019/08/09/despegan-de-interjet-350-sobrecargos-y-aterrizan-en-aeromexico/). Sin embargo, esta vez no fue una acción única, sino que empezaron a “robarse” sobrecargos cada vez que comenzaba una temporada alta, con la intención de tronar a la empresa de Miguel Alemán Magnani.

Al mismo tiempo, Ricardo del Valle ideó la manera de permanecer un “cuarto” periodo al frente del sindicato. Otra vez de manera ilegal reformó los estatutos para que en las últimas elecciones de noviembre de 2019, él pudiera ser nuevamente candidato al cargo de Secretario General. En todas las carteras que se definieron en esta elección hubo candidatos únicos, todos afines y palomeados por Ricardo del Valle. Solamente la compañera Deyanira Vite tuvo la valentía de contender por la Secretaría General del Sindicato, pero perdió por el voto mayoritario de los sobrecargos del Contrato B, que además fueron amenazados con la pérdida de su trabajo si no votaban a favor de la reelección de Del Valle. Cosas que pasan cuando no hay secrecía del voto, cuando las boletas están foliadas, y la manera de saber el sentido de cada voto, con nombre y apellido es posible. ¿Dónde está el Secretario de Trabajo y Previsión Social del nuevo gobierno, comprometido, en el discurso, de acabar con estas prácticas? Ah, sí… es Luisa Alcalde Luján, la hija de Arturo Alcalde Justiniani, que sigue cobrando como asesor del Sindicato y que ya olvidó lo “miserable” que era un Contrato B.

Pero sigamos. La promesa que hizo Ricardo del Valle en las elecciones fue la de integrar a más ex sobrecargos de Mexicana de Aviación (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/sobrecargos-que-trabajaban-en-mexicana-de-aviacion-son-reincorporados-en-aeromexico), a pesar de que en ese entonces, el conflicto que presentaba la manufactura y software de los aviones 737-MAX ya estaba en la escena desde meses atrás, y no era asunto menor. Hagamos un  paréntesis y veamos rápidamente la historia del Boeing 737-MAX: es un equipo que iba a reemplazar los viejos B-737 que tenía Aeroméxico y que para este 2020, nueve de ellos debieron haber sido reemplazados y no sucedió. En marzo de 2019, tras dos lamentables accidentes de otras líneas internacionales con ese modelo de avión, Aeroméxico tuvo que bajar de vuelo los seis aviones B-737-MAX-8 que ya le habían llegado (https://www.proceso.com.mx/574867/aeromexico-baja-del-aire-al-boeing-737-max-tras-accidente-en-etiopia), y quedaron en espera de más aviones.

Un mes después, Aeroméxico a través de su Director General Andrés Conesa, afirmó que estarían en problemas si no podían volar los aviones B737 MAX para el mes de junio, (https://www.reportur.com/mexico/2019/04/19/aeromexico-admite-problemas-737-max-no-vuelan-junio/) y declara que todavía tiene pendiente el pedido de siete  aviones más a 737-MAX-8 y tres 737-MAX-9, que según lo pactado con Boeing deberían entregarse antes de acabar el año, para que Aeroméxico tuviera una flota total de trece aviones 737-MAX.

No obstante este panorama, Ricardo Del Valle continúa con el “robo” de sobrecargos a Interjet y con reclutamientos masivos, como el llevado a cabo el 5 de diciembre de 2019, en el que acudieron cerca de 4 mil solicitantes, de los cuales a 900 se les entregaron fichas de atención, que los agremia a ASSA por un año. De ellos, solamente 300 personas entraron a trabajar a Aeroméxico. Los 600 restantes quedan en una especie de “lista de espera” para ser contratados con preferencia sobre los otros tres mil solicitantes que quedaron fuera, a los que se solamente se les dio una dirección electrónica (link) para anotarse, con la promesa de que se contratarían otros 300 sobrecargos, y con la advertencia de que los grupos para adiestramiento ya estaban llenos hasta el mes de junio de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=q1GX-yPIdyI). La realidad es que 15 de enero de este año se graduó el último grupo, quedando pendientes, dos grupos más en adiestramiento.




¿Cuál es la consecuencia lógica, palpable y medible de esta euforia por contratar y engrosar las filas? Hoy la planta de Aeroméxico llega al impresionante número de 2,720 sobrecargos. Ninguna aerolínea de nuestro país había tenido ese número, ni siquiera en la llamada “época dorada” de la aviación. En su momento, Mexicana de Aviación tuvo 1,350 y una flota de 80 aviones. Hoy Aeroméxico está en la tormenta perfecta: no van a volar los aviones 737-MAX, pues cada día que pasa les encuentran mayores fallas, y se siguen cancelando rutas y cerrando fronteras como medida para detener la pandemia del virus COVID-19.

Pitágoras no miente. ¿Qué puede hacer Aeroméxico con 2,720 sobrecargos, una flota efectiva de 35 aeronaves, y el 40% de las rutas internacionales canceladas, más lo que se acumule esta semana? La empresa ya puso una cifra sobre la mesa: recortar el 50%, o sea 1,360 sobrecargos. ¿Qué respondió ASSA?, que van a “rotar” 900 sobrecargos al mes, durante seis meses. Lo pongo entre comillas porque el esquema que se acaba de inventar la representación sindical lidereada por Ricardo del Valle no puede ni siquiera llamarse rotación, pero eso tal vez sea tema de otra columna.

Hoy quiero despedirme dejando la siguiente reflexión. Dice el diccionario que la mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”, y en el caso que nos ocupa, tanto la empresa como ASSA de México le mienten a sus trabajadores. Ellos sienten, piensan y saben que esta crisis no es menor; saben que dejaron crecer el problema hasta extremos criticables, saben que no va a aparecer una varita mágica que arregle todo, y saben que no existe el algoritmo que haga cuadrar las cuentas. ¿Por qué, entonces, siguen jugando con la esperanza de miles de personas?, ¿Por qué o para qué los someten a una rotación desgastante y lesiva, que será como dibujar una raya en el mar en medio de una tormenta?, ¿Es para mantener un rato más la falsa imagen de ser la aerolínea bandera del país?, ¿Es para llegar a los tiempos electorales en los que quiere jugar el líder sindical?, ¿Por qué hacen esto?

Ximena Garmendia
22 de marzo 2020




15 marzo 2020

No seamos indolentes


No seamos indolentes

“Ojos que no ven, corazón que no siente” reza un refrán, y en muchas ocasiones seguramente lleva toda la razón y hace sentido. Pero tal afirmación adquiere un cariz diferente cuando las consecuencias trastocan, hasta truncar, los proyectos y las ilusiones legítimas de un trabajador. Hoy quiero compartir con ustedes la historia de una sobrecargo de Interjet, que leyó en esta columna la entrevista publicada la semana pasada. Ella, al igual que otras mujeres que trabajan dentro de la aviación, me han contactado para narrarme sus experiencias. Tomemos pues este botón de muestra para hacer algunas reflexiones.



Charlamos con una mujer mexicana que vive su tercera década, pero que lamentablemente se vio envuelta en un juego perverso en su trabajo como sobrecargo, sin que hasta el día de hoy tenga la información completa de quienes conspiraron en su contra, ni cuáles fueron los motivos reales por los que de un día para otro ella perdió su empleo.

Ella quiere guardar su anonimato, ya que su demanda sigue en curso, por lo tanto le llamaremos por el nombre de Jane Doe.

Entrevistadora: ¿Cuándo entraste a Interjet y cuánto tiempo llevabas volando?

J.D.: Yo entré a Interjet en 2007 y llevaba volando casi once años.

E: ¿Qué fue lo que pasó?

J.D.: A mí nunca me dijeron como tal, que me iban a rescindir el contrato, porque tienen una forma muy extraña de hacer las cosas, a mí me llamaron a Relaciones Laborales. Un tipo me estaba grabando y empezó a sacar impresiones de unas pantallas (capturas de pantalla), pidiéndome que yo aceptara que eso que estaba en esas pantallas, de esos perfiles de Facebook, lo había hecho yo, que me había expresado mal de los pasajeros, muchas cosas de las que estaba muy sorprendida, porque eso no fue así, negué todo y les pregunté ¿de qué se trataba?, me dijo “¿sabes qué?, ve con tu jefatura y que ellos te digan qué hacer”. Fui a mi jefatura, en ese tiempo estaba de jefa una señora que se llama Karla González, que nunca dio la cara; la que la dio fue la que era como su ayudante y me dijo “sí, me acaba de llegar un correo que es tu rescisión de contrato y pues te voy a mandar otro mail para que veas el procedimiento”. Y ya me mandaron un correo donde yo tenía que entregar todas mis cosas y después, según ellos, firmar mi renuncia. Obviamente me asesoré y la demanda se realizó como a las cuatro semanas de todo eso, en mayo del 2018.

E: ¿Tienes dependientes económicos?

J.D.: Afortunadamente no, solo vivo con mi esposo.

E: ¿Cuál es el argumento que utiliza la empresa Interjet para decir, “ya no quiero que labores más con nosotros”?

J.D.: Los motivos que ellos (la empresa) alegaron, es que era falta de probidad y que yo tenía que firmar mi renuncia, entonces como no estuve de acuerdo en sus términos, consulté un abogado.

E: ¿Entonces demandaste a Interjet por despido injustificado?

 J.D.: Mí abogado me dijo que lo mejor era exigir mis derechos, y que, si ellos querían rescindirme el contrato por falta de probidad, ellos (la empresa) tenían que probar y justificar esa rescisión. Precisamente cuando se presentó la demanda, se pidieron las pruebas, donde supuestamente yo manifestaba que todo eso por lo que ellos me habían citado, y que, si ellos querían terminar con la relación laboral, entonces me pagaran todo lo que corresponde de acuerdo a la ley. En el proceso laboral, la empresa aceptó que no tenían pruebas de nada de lo que me estaban acusando. Y mi demanda está vigente; existe un laudo a mi favor y me tienen que pagar lo que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje sentenció de acuerdo a mi demanda.

E: ¿Por qué crees que te eligieron para rescindirte el contrato?

J.D.: Pare la empresa es muy fácil, solamente me dicen: “es que un pasajero te reportó porque tu hablaste mal de él”. Yo les dije: “díganme en qué vuelo y qué pasajero”; a mí nunca me dijeron qué pasajero fue ni en qué vuelo fue, solo me mostraron las impresiones de unas pantallas, entonces eso a mi me molestó, y también que ellos afirmaran que era algo que yo había hecho. Así es muy fácil acusar a una persona, pero de verdad se necesitan pruebas, testigos y muchas cosas que ellos no presentaron. Después ya por radio-pasillo, o sea chismes, me enteré de que una compañera, por envidias, me había “puesto el dedo”, pero con información así, tampoco puedo demandar a nadie por difamación.

E: ¿Cómo esperas que te resarzan el daño?

J.D.: Que me paguen tal cual lo marca la ley y que en un momento dado se aclare esta situación y me digan qué fue lo que pasó y me den una disculpa; que me digan quién fue, porque no es justo que una persona te eche a perder tus planes que tu llevas en un momento dado y que así de fácil pueda lograr que te quedes sin trabajo. Yo sigo pagando mi crédito hipotecario, y fui al SAT a solicitar mi devolución por lo de los intereses de mi departamento y no se podía realizar la devolución. Finalmente acudí a un lugar que se llama Prodecon y ahí fue donde me abrieron los ojos, la empresa me estaba declarando con un sueldo que yo jamás percibí, Interjet tiene mucha cola que le pisen en el tema de pago de impuestos, solo te puedo decir que al final tuvieron que aceptar lo que ellos decían que me pagaban. Es un punto muy difícil. Soy optimista y sé que se va a resolver, yo sólo quiero la justicia y la verdad.

E: Te agradezco mucho la entrevista.

Como ustedes pueden ver, amables lectores, el caso de esta compañera es la punta de un iceberg que si bien es cierto no es nuevo ni desconocido, tampoco es algo a lo debemos acostumbrarnos. Si nos quedamos con la frase trillada de “Sí, así se las gastan”, o la de “uy, sí, conozco muchos casos así”, entonces estamos siendo indolentes en un grado peligroso.

Por supuesto, nuestro corazón no sentirá nada si no nos detenemos a ver con calma este caso, parafraseando el refrán con el que empecé. Es evidente que el corazón de la empresa no sentirá nada si no voltea a ver las prácticas perversas de su planta de trabajadores. El corazón del sindicato de Interjet tampoco sufrirá si no se interesa por tutelar de verdad los derechos laborales de sus agremiados… Y si entre empresa y sindicato existe esa especie de amasiato, y no un equilibrio de poderes, como debe ser, pues no, nunca sus corazones van a sufrir.

Pero hay que decirlo, el corazón de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no siente nada desde hace años, y sigue tolerando sindicatos blancos y sindicatos que violan sus propios estatutos. ¿Cómo le hace?, simple: voltea para otro lado para no ver estas prácticas mientras emite discursos de libertad y democratización sindical.

No podemos tapar el sol con un dedo. A las empresas aeronáuticas, a los sindicatos y a las actuales autoridades laborales les conviene “no ver, para que su corazón no sienta”. Sin lugar a dudas prefieren una clase laboral que no conozca sus derechos, que no sepa quién es quién en su sindicato, que no tenga idea de cuáles son sus estatutos y cómo debe usarlos. No todos los sobrecargos tienen el valor y coraje de demandar para defender lo que es suyo. No todos tienen la paciencia, ni la posibilidad económica de aguantar un juicio de muchos meses, como nuestra entrevistada, que lo único que pide es una explicación, y el consecuente pago de lo que le corresponde conforme a la ley.

¿Ojos que no ven, corazón que no siente? No. Nunca cuando se trata de los derechos laborales.


Ximena Garmendia
15 de marzo 2020




08 marzo 2020

La hipocresía sindical, ¿otra forma de violencia?


La hipocresía sindical, ¿otra forma de violencia?

Todos hemos visto en las últimas horas cómo en diferentes coordenadas de nuestro país, y del mundo entero, el combate a la violencia contra la mujer es el gran tema. Si bien es cierto las manifestaciones en el contexto del Día Internacional de la Mujer llevan más de 100 años en nuestro país, también lo es que nunca antes había tenido tanta resonancia, pues las protestas nunca habían sido tan virales, ni tan virulentas. La segunda característica es la que, desde mi punto de vista, ha orillado a muchos actores políticos y factores reales de poder a manifestarse a favor de la lucha feminista. No porque quieran y busquen un verdadero cambio, sino porque no apoyar la causa es políticamente incorrecto, y una ventana enorme por la que se asomarían miles de dedos flamígeros dispuestos a señalar.

Por supuesto los sindicatos están en esta lista, y sin que sea sorpresa para ninguno de mis fieles lectores, la Asociación Sindical del Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) se ha trepado en esta ola mediática, dándole forma a un tipo de violencia tan lesiva para la mujer, como cualquier otra. Me refiero a la hipocresía sindical.

Y es que no encuentro otra forma de llamarle al acto abyecto y contradictorio de su Secretario General, Ricardo Del Valle, que por un lado anuncia con bombo y platillo que el sindicato que comanda “se suma al movimiento feminista” y tras bambalinas es capaz de asestar golpes bajos contra sus agremiados, que en su mayoría son mujeres.  

Pero no me crean a mí. Revisemos la entrevista que nos dio una compañera sobrecargo, mujer en toda la extensión de la palabra, empoderada y sin miedo. Mujer de mediana edad, aunque en realidad no se le notan los años, se ve mucho más joven; de amplia sonrisa, tez blanca, cabello negro ensortijado, voz potente, como buena norteña que es, grandota, que cuando la tienes cerca impone con su presencia.





Entrevistadora: ¿Cómo te llamas?

G.F.: Gabriela Isabel Fraustro González

E: ¿Cuántos años tienes?

G.F.: Tengo 52 dos años

E: ¿Tienes hijos?

G.F.: Sí, tengo dos, soy madre de uno de 23 años y una de 8 años.

E: ¿De dónde eres?

G.F.: De Monterrey, norteña

E: ¿Cuándo entraste a Aeroméxico?

G.F.: Yo entré a Aeroméxico a capacitación en abril de 1991, originalmente iba a entrar a Mexicana (Compañía Mexicana de Aviación), hubo un problema con los instructores, y nos movieron dos semanas más. En ese inter hubo una contratación masiva, la primera masiva de Aeroméxico de 1991 y en ese grupo quedo yo, entro a finales de abril, mayo y en junio de ese año entro a mi mes de prueba ya volando y el 17 de junio firmo ya mi planta con Aeroméxico.
 


E: ¿Cómo ha sido tu trayectoria en la aerolínea?

G.F.: Pues en Aeroméxico me ha pasado de todo (se ríe, dejando ver su amplia sonrisa, entornando la mirada), he sido una sobrecargo muy conocida, siempre desde que entré, por diversas razones, una porque era de Monterrey, y otra porque era la de las piernas bonitas, porque además tenía un carácter muy fuerte, me ha pasado todo estando en la línea, soy una persona que tiene una manera de pensar muy fría y muy firme y eso no ha gustado a la planta de sobrecargos, siempre me he manifestado en contra de la mentira, de la deshonestidad, del abuso y eso me generó muchos problemas pero con el sindicato.

E: ¿Cómo fue tu relación con la empresa?

G.F.: Con la empresa siempre he tenido una buena relación, porque siempre me he mantenido bajo el respeto de lo que es mi contrato, jamás he abusado, soy una sobrecargo que en sus 20 y tantos años volando, efectivos, no tengo ninguna falta, mis incapacidades deben ser a lo mucho 8, algunas de accidente de trabajo, y dos por embarazo. He sido muy muy responsable como sobrecargo, de acuerdo a lo que es la profesión, que lo primero es la seguridad. He tenido altas y bajas, generalmente mi problema, o con quien me confronto, es con los líderes sindicales.

E: ¿Cómo fue tu relación con el sindicato de sobrecargos? (Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México, A.S.S.A.)

G.F.: Nunca he apoyado a uno, nunca he estado de acuerdo en la manera en la que se conducen hacia el gremio, entonces, eso me ha generado problemas. Estando como sobrecargo, en diciembre del 2000 para ser exactos, me rescindió el contrato Aeroméxico  por orden sindical, estaba Alejandra Barrales en aquel tiempo como representante y teníamos varias diferencias, ella quería que formara parte de su equipo, a lo cual me negué, le expresé que yo no era como ella, que yo me negaba a seguir instrucciones si no estaba de acuerdo, y a partir de ese momento ella me declara la guerra, no me lo dice abiertamente, pero en la primera oportunidad que hubo, en el famosísimo “Caso Lima” me lo demuestra.

E: ¿Qué pasó en el Caso Lima?

G.F.: Se demoró el vuelo, porque en plena carrera de despegue, tronó una turbina, nos regresamos a la plataforma, nos bajan a todos del avión, pasan tres horas, esa jornada ya violaba el contrato colectivo de trabajo, era una asignación de 15 horas, cuando la máxima era de 12, y sólo en caso de demora, te podías extender, perdemos tres horas porque no hay equipo para poder continuar a Lima, y de ahí llamo al sindicato, para informarles que ya no  daba la jornada de vuelo, que tendrían que sacar la reserva, y curiosamente en ese tiempo estaba Alejandra Barrales como Secretaria General y Ricardo Del Valle como Secretario de Conflictos, y bueno, al final de cuentas yo decido no irme, tres de mis compañeras me siguen, y las otras tres deciden quedarse en el avión, éramos 7 de tripulación, en el momento que yo decido quedarme, porque el sindicato así me lo manifiesta, Ricardo Del Valle me dice que efectivamente,  nos podemos quedar y  que deben de sacar a la reserva, me regreso al área de firmas y ¡oh sorpresa!, a los dos días tengo rescisión de contrato.

E: ¿Cómo fue que te rescinden el contrato?

G.F.: Una rescisión de contrato solicitada por ASSA de México, no es que me hayan corrido o nos hayan corrido a las 4 que nos quedamos, por haber atentado contra la empresa, para empezar, tripulaciones no tenía una reserva de 7 personas para sacar el vuelo, pero la otra era que estaba Gabriela Fraustro entre las sobrecargos que decidieron bajarse de vuelo, entonces el sindicato solicita a la empresa que nos corran y pasamos 3 años 8 meses sin volar, en una demanda, que llevaba el Lic. Mateo Cruz.

E: ¿Cuál fue tu experiencia con esa demanda?

G.F.: La demanda tenía muy poco avance, no se le daba la importancia en el sindicato para que se solucionara, en esa época estaba también en el sindicato como Secretario de Trabajo, Sergio Loza, sobrecargo de Mexicana de Aviación y “contra” de Alejandra Barrales, y es él quien en apoyo a nosotros solicita la ayuda sindical por haber tenido el valor de defender el contrato colectivo de trabajo, entonces se nos dio una ayuda sindical de todos los sobrecargos agremiados a la ASSA, como lo eran Aeroméxico, Mexicana y Aeromar, era un descuento de 10 pesos a la quincena, para pagar el salario de las 4 sobrecargos que en ese momento estábamos sin empleo por haber defendido el contrato.

E: ¿Cómo se portó en aquel entonces contigo Ricardo Del Valle, quien fungía como Secretario de Conflictos?

G.F.: Siempre estuve presente, a pesar de vivir en Monterrey, siempre acudí a todas las asambleas, yo nunca estuve de acuerdo en la ayuda, porque parecía alentar la solución, que era regresar a trabajar. Me llamaba mucho la atención, que Ricardo Del Valle siempre era el primero en votar en contra de ayudarnos y alguna vez se lo manifesté.

E: ¿Cómo fue que regresaste a volar?

G.F.: El caso es que sale Ricardo Del Valle de Conflictos y sale Alejandra Barrales de la Secretaría General y nos llama la empresa a los corridos y nos dice la empresa, “bueno, pues ya se fueron este par, ¿cómo ves si ya regresas y te desistes de la demanda y bye?”, regreso a finales de mayo de 2004, me desisto yo de la demanda y  me desisto de los salarios caídos, nunca Aeroméxico me pagó los salarios caídos, porque yo lo que dije es yo quiero trabajar, quiero recuperar el tiempo perdido, ya regreso con adiestramiento y todo en agosto de 2004.

E: ¿Qué pasó después de que regresaste?

G.F.: A partir de mi reingreso todo muy bien con la empresa, nunca me puso ningún cuatro, mi relación con Aeroméxico, siempre ha sido buena, pero en 2009 me lanzo como candidata a la presidencia de la Delegación de mi empresa, es un cargo que siempre había deseado, yo dije, ya tengo tantos años en la empresa, yo creo que ya estoy preparada, conozco mi contrato y puedo apoyar a mis compañeros.

E: ¿Cómo fue tu experiencia como presidente de la Delegación de Aeroméxico?

G.F.: Bueno, lo que a mí me dio el gane, era el haberme defendido en el caso Lima, el no acceder a lo que pedía el sindicato, y la gente lo percibía, a pesar de no ser muy querida por la base, porque tengo un carácter muy firme, muy fuerte. Tomo mi cargo, y me toca iniciar mi gestión estando Lizette Clavel como Secretaria General, que tampoco estaba muy de acuerdo con su política, pero bueno, me tocó trabajar con ella, y para mí fue muy satisfactorio ser presidenta de la delegación; me permitió conocer más a mi base, pude tener contacto con ellos, yo voy a hacer en la delegación, todo aquello que yo he solicitado y nunca nadie me dio una respuesta, nunca nadie me ha respondido el teléfono, nunca nadie me ha devuelto la llamada, que nunca nadie ha tenido el tiempo para escucharme, entonces mi política fue el tener mi oficina de puertas abiertas y atender a mis compañeros las 24 horas del día los 365 días del año, porque así es como trabajamos los sobrecargos. Tuve muchas satisfacciones, siempre estuve muy accesible, tenía incluso el teléfono debajo de la almohada. Después viene lo de la quiebra de Mexicana, posteriormente sale Lizette Clavel y entra como Secretario General, en 2011, Ricardo Del Valle.

E: ¿Cómo te fue en tu gestión, bajo la dirección de Ricardo Del Valle?

G.F.: En 2011 se lanza Ricardo Del Valle como candidato a Secretario General y gana, yo apoyaba a otro candidato, gana y su actitud conmigo fue de quererme manipular y decirme que hacer en la delegación, sin embargo yo siempre le dije que no. Me pedía que modificara roles, me intentaba pasar listas con nombres de los vuelos que cambiar y yo siempre le dije que no, que el trabajo de la delegación no era poner y quitar vuelos, sino la equidad en los roles, sin beneficiar a nadie, yo nunca veía los nombres cuando revisaba los roles, sólo veía el número de empleado y siempre me negué a sus peticiones. En ese momento, junto conmigo estaban en la delegación Marcelina  Aceves Nuño, vocal y Gonzalo Leal Torres como secretario; Gonzalo dejó de asistir al sindicato y Marcelina como que accedió a las peticiones de Ricardo.

E: ¿Te bloqueó Ricardo Del Valle en tu trabajo sindical?

G.F.: Al ver que no accedía a sus peticiones, intenta meterse a mi cartera, bloqueándome con Aeroméxico, solicitándole al director de relaciones laborales, de tripulaciones, me di cuenta del bloqueó, porque siempre busqué que mis compañeros no se ausentaran, bajar el ausentismo. Yo les pedía que me llenaran un formato para solicitarme, ya sea vacaciones, intocables, y que me dijeran los motivos del cambio, y todo lo dejaba por escrito. En ese aspecto la empresa, siempre dejaba yo todo por escrito en las minutas, las solicitudes que yo les hacía, no tenía ningún problema con ellos. Era darle la facilidad a los compañeros. Siempre estuve dispuesta a ayudar y dar soluciones. El arma más poderosa de Ricardo era que yo dejara de dar resultados en la delegación, por eso fue que me bloqueó con la empresa.

E: ¿Qué hiciste ante el bloqueo de Ricardo Del Valle?

G.F.: Cuando la empresa dejó de responder mis correos, utilicé otras herramientas, empecé a darles los correos a los compañeros, para que de manera directa hicieran sus peticiones, y yo sabía que ellos iban a entender que era yo la que lo estaba solicitando. Al darse cuenta de esto en el sindicato, a mi me mandan a volar y pusieron al compañero Gustavo Osorio, ellos eran los que llevaban la información a la empresa de acuerdo a lo que a Ricardo le convenía.

E: ¿Qué sucede cuando regresas a volar a la línea?

G.F.: Pues termina mi gestión y el último día de esta fui al sindicato a recoger mis cosas y pues no le entregué la cartera a nadie, porque no fueron. Eso fue el 31 de enero de 2013, hasta el 7 de abril del 2014, siempre me ponían situaciones en las que me querían afectar, un ejemplo es que me pusieron vacaciones que no me correspondían, así que llamé tanto a la empresa como al sindicato y nadie me respondía, la idea era que yo faltara 4 días seguidos y me pudieran correr, a mi me daba risa, porque al haber sido presidente de la delegación, yo me sabía perfectamente mi contrato. Lo último fue un vuelo Montreal-México.

E: ¿Qué sucede en ese vuelo Montreal-México?

G.F.: A finales de marzo del 2014, me asignan un vuelo a Montreal, al día siguiente, para regresar a México, veo que en el vuelo vienen dos representantes sindicales uniformadas, que viajarán de pasajero, y en ese momento le externé a mi tripulación “ojo, estas personas vienen a afectarme”, todavía un compañero se burla diciendo “crees que toda la aviación tiene puestos los ojos en ti”. Yo me preparé, saqué fotografías, me bajé la lista de pasajeros, porque el capitán les dio upgrade a clase Premier, lo cual está prohibido, durante todo el vuelo, ellas se sentaron en las filas 2A y 2B, cuando en realidad estaban documentadas para ir en la fila 16C y 16D. Yo nunca les dirigí la palabra, más que para el buenos días, bienvenidas, hasta luego. Sin embargo, llego a México, firmo mi llegada, al día siguiente me iba ir a Sao Paulo, regreso de Sao Paulo, y al firmar mi llegada, recibo un aviso, donde se me informa que el día 7 de abril  tengo que presentarme a las 4 de la tarde en Relaciones Laborales por un problema en el vuelo Montreal-México, evidentemente yo sabía de qué se trataba, me habla la Tesorera del Sindicato el lunes en la mañana, porque le llamaron de la empresa, para preguntar por los adeudos que tengas, le expliqué que tenía un citatorio a las 4 de la tarde, pero si los están pidiendo, es porque me van a correr, pero no pasó nada en el vuelo.

E: ¿Qué postura tomó el sindicato para tu defensa?

G.F.: Llegué a Relaciones Laborales el día 7 de abril de 2014, y le solicité a la representante sindical Eréndira Jiménez Muñoz, Secretaria de Relaciones, le pregunté por qué estaba siendo citada, si en los vuelos no había pasado nada. Ella me dijo que no sabía, a lo que le respondí “¿cómo te presentas a defender a un sobrecargo y no sabes el motivo?, y volvió a asegurar que no sabía cuál era la razón del citatorio, que ella no sabía nada.

E: ¿Qué sucedió durante el citatorio?

G.F.: Entramos a la oficina, y estaba el Lic. Velasco, el Lic. Arturo Rojas y el Lic. Wickap que era como testigo, otra persona que no recuerdo, la representante sindical y yo. Me dijo el Lic. Velasco porque la empresa ya no quiere una relación contigo, así que me río y le pregunto, quien la solicitó mi despido. El Lic. Velasco afirma que tiene un reporte de una agresión a pasajeros en el vuelo de Montreal a México, le pedí el nombre de los pasajeros y me dijo que era información confidencial, a lo que respondí, no señor, no es información confidencial, ustedes me tienen que decir que pasó y a quienes. Tenemos dos reportes de pasajeros, el Lic. Rojas me da los nombres y sale el de Paola Ponce (habrá que apuntar que es la actual novia del Secretario General Ricardo Del Valle) y Silvia Vega, ambas representantes sindicales. Que estaban documentadas en la fila 16C y D y el capitán les dio un upgrade a Premier 2A y B. Yo solo traía dos pasajeros de clase Premier y estaban en la fila 4, dos pasajeros canadienses, y les informé que en esa fila, la 2, no había nadie, que si no sabían que dar ascensos está prohibido. Ellos insistían que eran pasajeros, y al ver los nombres me río, como es posible que representantes sindicales reporten a un agremiado, al grado de pedir que lo corran. Solicité que levantaran en acta administrativa, y me dijeron que no era necesario, que devolviera el gafete, a lo cual me negué y la representante sindical Eréndira, en un acto de bondad, me dice que ASSA ya evaluó mi tema y que no hay de otra, Que ahí estaba mi retiro, mismo que no solicité. En eso me volteo y le digo al Lic. Velasco “¿de verdad ustedes me creen tan estúpida para no saber que esto lo pidió Ricardo Del Valle?”

E: ¿Puedes afirmar que quien solicitó que te corrieran de la empresa, fue Ricardo Del Valle?

G.F.: Sí, desde hace tiempo me habían estado poniendo cuatros, porque me negué a los caprichos de Ricardo, porque hasta el día de hoy no me han podido encontrar un solo abuso, dentro de mi trabajo o algo que haya hecho algo mal, esto es porque me negué a cooperar con él. Este es un caso político. Ya lo habían hecho en 2000, y que el camino a Conciliación me lo sé muy bien.

E: ¿Qué pasó después del citatorio?

G.F.: El 7 de abril del 2014, fue mi último día de trabajo, y a la fecha sigo demandando, gané mi demanda en el 2017, el laudo a mi favor, la empresa jamás manifiesta que yo haya cometido un error, o que se haya levantado un reporte en un vuelo, o que yo haya agredido a alguien.

E: ¿Cuál es el argumento de la empresa en tu demanda?

G.F.: En la demanda la empresa dice que Gabriela manifestó que ya no quería laborar por las exigencias de la empresa. En el 2018 me pagan mis salarios caídos y se me informa que no podré ser recontratada aunque haya ganado, mientras Ricardo Del Valle sea Secretario General de ASSA de México.

E: ¿Volviste a demandar?

G.F.: Así es, lamentablemente, Ricardo Del Valle al día de hoy sigue como Secretario General, por lo que tuve que volver a demandar, ahorita estamos en la fase del desahogo de pruebas, las demandas son muy lentas, no sé lo que va a suceder cuando otra vez, salga el laudo a mi favor, porque francamente, no hay nada de que se me acuse, porque la empresa no me acusa de nada, esto es más bien un pago de favores a ASSA de México.

E: ¿Qué sigue para ti, después de las demandas y de ya no volar?

G.F.: La mejor decisión que pude haber tomado en mi vida, fue la de ser sobrecargo, pero yo no estoy limitada a trabajar en un avión, afuera hay un mundo de posibilidades, actualmente soy instructor en una escuela de sobrecargos, anteriormente estuve como administradora en una escuela de aviación, sólo que ahora no tengo las prestaciones con las que yo contaba en la aviación para vivir con mi familia.

E: ¿Qué perdiste, además del trabajo?

G.F.: Durante este tiempo que he estado corrida, perdí mi casa, tuve que venderla y quedarme con un poco de lo que había invertido, me quedé sin la casa que era el patrimonio de mis hijos (sus ojos se llenan de lágrimas, mientas se le quiebra la voz), bendito Dios, no pago renta, pero sí fue un golpe muy fuerte el perder mi casa, el saber que no podía pagarle la universidad a mi hijo, el que mi hija iba entrar a la primaria y no la podía pagar, porque además, el papá es sobrecargo de Mexicana y no encontraba empleo; para mi fueron tiempos muy difíciles pero yo nunca perdí el ánimo de salir adelante.

E: ¿Qué piensas hacer al ganar tu demanda?

G.F.: Yo tengo que regresar, porque el momento para entrar a Aeroméxico lo decidí yo, y el momento en que me tenga que ir, lo decido yo, no Ricardo Del Valle. El día que yo me vaya de Aeroméxico, quiero guardar mi uniforme (se le llenan nuevamente, los ojos de lágrimas), perdón pero me gana de pronto la emoción, quiero guardar mi uniforme y mi IPad e irlo a entregar, y firmar mi salida tan feliz, como el día que firmé mi contrato. Han pasado ya seis años, pero quiero regresar, con la cara en alto, como lo hice en 2004.

E: ¿Qué opinión tengo de la representación sindical actual?

G.F.:  Creo que es como el clan Trevi/Andrade, donde hay una cabeza que con miedo gobierna, manipula. Desgraciadamente la mayoría de las acciones que se llevan a cabo en ASSA no las ejecuta Ricardo, él envía a los representantes a hacer el trabajo sucio, así el queda con las manos limpias, el día que se le quiera señalar algo en realidad a quien se le señalara es a cualquier representante menos a él.  Estas personas tienen un interior pobre, ellos se ven como los "elegidos" pero no por el gremio sino por Ricardo, se caracterizan por tener una autoestima baja y perdida, carecen de dignidad, pensamiento propio, es gente que no sabe defenderse si no se cobija bajo el abrigo de Ricardo, ellos aceptan ser los tontos mientras Ricardo es el héroe, desde ahí te das cuenta de su pobreza, ellos aceptan no ser nada y dispuestos a hacer lo que él diga para figurar en el medio, en la mediocridad, en el conformismo, en el abuso y el beneficio personal, porque ellos están ganando mucho más que la planta, es el equipo perfecto y así justamente era Barrales, Ricardo hace lo mismo. Siento una enorme tristeza por el gremio, tenemos la profesión más libre del mundo y ellos aceptaron dejar de ser libres al expresarse, dejaron de sentirse libres, dejaron de opinar, de pensar en lo que querían, dejaron de disfrutar la volada por conservar su trabajo porque si hablan y expresan lo que sientes les pasara lo que a Fraustro.




Tras agradecer la entrevista, me retiro con dos ideas muy claras en la cabeza: por un lado celebro que existan mujeres como Gaby Fraustro, inteligente siempre y tozuda cuando es necesario. Convencida de que con la ley en la mano puede exigir y hacer valer sus derechos. Con batallas legales ganadas, y sin que cruce su cabeza la idea de darse por vencida. Sin duda un caso a destacarse este Día Internacional de la Mujer.

En el lado opuesto, pienso que la hipocresía sindical hace tanto daño, como la violencia en sí misma. De nada le sirve al líder gremial enarbolar estandartes feministas, cuando los hechos hablan por sí mismos.

Ximena Garmendia
8 de marzo 2020