¿Por
qué hacen esto?
A veces pareciera que el arte
de la adivinación es materia de ocultistas, pero no es así. Si te conviertes en
un buen lector de noticias, sabrás cuales son los posibles escenarios o el
futuro de cierta industria. Y es que la de la voz, lleva años analizando la
vida aeronáutica, sobre todo la nacional, y estoy cierta de que la tragedia por
la cual ahora está pasando la aviación nacional pudo minimizarse si hubieran
puesto atención todos los involucrados.
Lamentablemente la aviación en
México no ha sido una actividad prioritaria para ningún gobierno, y
desgraciadamente son los trabajadores los que al final pagan los platos rotos.
Los invito pues, a un viaje en
la historia reciente para poner en contexto el párrafo anterior.
Todo comienza en
el año 2013, cuando la empresa Aeroméxico mediante un Conflicto Colectivo de
Naturaleza Económica, empuja la creación de un Contrato B, es decir, que las
nuevas generaciones de sobrecargos que fueran contratados a partir de su firma,
percibieran hasta un 60% menos de ingresos comparado con las percepciones de
los sobrecargos activos en ese momento. El Licenciado Arturo Alcalde
Justiniani, desde entonces asesor de la Asociación Sindical de Sobrecargos de
Aviación, tachó de “miserable” tal medida (http://laopcion.com.mx/noticia/47). En
concordancia con esa postura, el Secretario General de la ASSA, Ricardo Del
Valle, enarboló la bandera del “Ni un paso atrás”, y en declaraciones a los
medios de comunicación dejó en claro que jamás aceptaría condiciones diferentes
para los nuevos sobrecargos (https://archivo.eluniversal.com.mx/finanzas-cartera/2013/impreso/denuncian-acoso-de-jfca-y-aeromexico-a-sobrecargos-104083.html y https://expansion.mx/negocios/2013/06/01/contrato-b-el-pendiente-en-aeromexico)
Sin embargo, las presiones de
la empresa no cejaron. En septiembre de 2014, cuando Aeroméxico tenía una
planta 1,570 sobrecargos, llegó a un acuerdo con ASSA (https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Ponen-fin-a-conflicto-laboral-en-Aeromexico-20140918-0056.html) y nace el otrora repudiado “Contrato B”. Dato
curioso que deben conocer: esa asamblea fue llevada a cabo con la presencia y
voto de aproximadamente 400 sobrecargos de la Empresa Mexicana de Aviación, que
cinco meses antes, en abril, había sido declarada en quiebra dentro del juicio
de concurso mercantil iniciado en octubre de 2010. Aunque después se impugnó
dicha declaratoria de quiebra y hasta la fecha en que escribo esto no hay
sentencia firme, debemos de tomar en cuenta que era un momento en que estos 400
sobrecargos habían perdido toda esperanza de recuperar su fuente de trabajo. La
opción de ser contratados, aunque fuera en condiciones “miserables” fue para
muchos la luz al final del túnel. En esa misma asamblea se contó con la
presencia y voto de menos de 100 sobrecargos de Aeroméxico. Es correcto, se
trató de un “mayoriteo” no precisamente pulcro, en el que la empresa y el
sindicato aprovecharon el momento, la angustia y la necesidad de los
trabajadores.
Una vez aprobado este
contrato, comenzó una meteórica carrera por engrosar de manera absurda, las
filas del caballero Águila. Entraron de manera abrupta cerca de 800 sobrecargos
de Mexicana de Aviación, pues comenzó un plan agresivo de crecimiento de la
aerolínea, con la promesa de traer más equipos. Yo les pregunto queridos
lectores ¿puede alguien en su sano juicio reprochar que Aeroméxico “le
devolviera sus alas”, como decimos los sobrecargos, a los compañeros de
Mexicana de Aviación? ¡Por supuesto que no! Lo que critiqué, critico y seguiré
criticando es que la empresa obtenga sobrecargos más baratos y francamente
explotados, y peor aún, cuando lo hace así, masivamente, para que a la postre el
Contrato B desplace al Contrato A; todo
con la venia y complacencia del Sindicato, y de las autoridades laborales de
nuestro país.
Durante el año 2016, Ricardo
Del Valle, ilegalmente realizó una Reforma Estatutaria para permanecer por un
tercer periodo en el cargo de Secretario General de la ASSA. Un grupo de
sobrecargos denunció el hecho, y hablaron de cómo se dio la contratación masiva
después de la aprobación del Contrato B (https://www.sinembargo.mx/07-10-2016/3101626).
En febrero de 2017, justo
después de tomar el cargo por tercera ocasión, Ricardo Del Valle, inspirado en
su madrina política Alejandra Barrales, comienza a buscar la posibilidad de
saltar a un puesto como funcionario público o de elección popular. Sin embargo,
sus planes se vieron frustrados ya que su gran amiga no ganó la gubernatura de
la CDMX por la que contendió. Vanos fueron sus apoyos en la respectiva campaña,
que llegaron al grado de convertir las instalaciones de ASSA en la segunda casa
de campaña de Alejandra Barrales.
Pero todo tahúr tiene siempre
una carta debajo de la manga. Al perder Alejandra, busca a otra amiga: Leticia
Varela, quien en ese mismo proceso electoral alcanzó un escaño como diputada
local de la Asamblea Legislativa de la CDMX, por el partido Morena; es ahí
donde se entera que las reglas de la “real politik” dictan que para la
repartición de curules, se necesita tener un respaldo mínimo de 5 mil personas,
y una cierta cantidad de dinero. ¿Casualidad?, no lo sabemos, pero curiosamente
ASSA comienza con la contratación de sobrecargos a destajo. Apenas un mes
después, en Marzo de 2017, Aeromar sufre de golpe y porrazo el “robo” de cerca
de 40 de sus sobrecargos (http://sobrecargoinforma.blogspot.com/2017/03/yo-me-robe-esas-huercas-el-rapto-de-las.html y
Con esa dinámica, llegamos al año
2018. A Aeroméxico comienza a preocuparle la ya evidente sobrepoblación de
sobrecargos, al grado de que en noviembre de ese año, pide un recorte de 60
sobrecargos (https://www.milenio.com/negocios/aeromexico-planea-recortar-60-a-sobrecargos), a
lo que Ricardo del Valle se niega tajantemente. Vuelvo a preguntar: ¿alguien en
su sano juicio puede reprocharle a un líder sindical que se oponga a un recorte
de personal? ¡Por supuesto que no!, lo que critiqué, critico y seguiré
criticando es que su reacción no la motiva la defensa de sus agremiados, sino
que los ve como moneda de cambio para el proyecto personalísimo de obtener un
cargo político, y sabedor de que el discurso de “yo los defiendo, compañeros”
solo puede aumentar sus bonos en la vida interna del sindicato. Pero ninguna
mentira puede mantenerse eternamente, y menos en un gremio como el nuestro.
“… como veían, que resistía,
fueron a llamar a otro elefante…” En 2019, ya con el actual gobierno federal a
cargo, ASSA y Aeroméxico perversamente planearon un nuevo robo de sobrecargos,
pero ahora de Interjet, uno de sus principales “competidores”, y para sacarlo del mercado comenzaron una
guerra sucia en contra de ellos (https://noticaribe.com.mx/2019/08/09/despegan-de-interjet-350-sobrecargos-y-aterrizan-en-aeromexico/). Sin
embargo, esta vez no fue una acción única, sino que empezaron a “robarse”
sobrecargos cada vez que comenzaba una temporada alta, con la intención de
tronar a la empresa de Miguel Alemán Magnani.
Al mismo tiempo, Ricardo del
Valle ideó la manera de permanecer un “cuarto” periodo al frente del sindicato.
Otra vez de manera ilegal reformó los estatutos para que en las últimas
elecciones de noviembre de 2019, él pudiera ser nuevamente candidato al cargo
de Secretario General. En todas las carteras que se definieron en esta elección
hubo candidatos únicos, todos afines y palomeados por Ricardo del Valle.
Solamente la compañera Deyanira Vite tuvo la valentía de contender por la
Secretaría General del Sindicato, pero perdió por el voto mayoritario de los
sobrecargos del Contrato B, que además fueron amenazados con la pérdida de su
trabajo si no votaban a favor de la reelección de Del Valle. Cosas que pasan
cuando no hay secrecía del voto, cuando las boletas están foliadas, y la manera
de saber el sentido de cada voto, con nombre y apellido es posible. ¿Dónde está
el Secretario de Trabajo y Previsión Social del nuevo gobierno, comprometido,
en el discurso, de acabar con estas prácticas? Ah, sí… es Luisa Alcalde Luján,
la hija de Arturo Alcalde Justiniani, que sigue cobrando como asesor del
Sindicato y que ya olvidó lo “miserable” que era un Contrato B.
Pero sigamos. La promesa que
hizo Ricardo del Valle en las elecciones fue la de integrar a más ex
sobrecargos de Mexicana de Aviación (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/sobrecargos-que-trabajaban-en-mexicana-de-aviacion-son-reincorporados-en-aeromexico), a
pesar de que en ese entonces, el conflicto que presentaba la manufactura y
software de los aviones 737-MAX ya estaba en la escena desde meses atrás, y no
era asunto menor. Hagamos un paréntesis
y veamos rápidamente la historia del Boeing 737-MAX: es un equipo que iba a
reemplazar los viejos B-737 que tenía Aeroméxico y que para este 2020, nueve de
ellos debieron haber sido reemplazados y no sucedió. En marzo de 2019, tras dos
lamentables accidentes de otras líneas internacionales con ese modelo de avión,
Aeroméxico tuvo que bajar de vuelo los seis aviones B-737-MAX-8 que ya le
habían llegado (https://www.proceso.com.mx/574867/aeromexico-baja-del-aire-al-boeing-737-max-tras-accidente-en-etiopia), y
quedaron en espera de más aviones.
Un mes después, Aeroméxico a
través de su Director General Andrés Conesa, afirmó que estarían en problemas
si no podían volar los aviones B737 MAX para el mes de junio, (https://www.reportur.com/mexico/2019/04/19/aeromexico-admite-problemas-737-max-no-vuelan-junio/) y
declara que todavía tiene pendiente el pedido de siete aviones más a 737-MAX-8 y tres 737-MAX-9, que
según lo pactado con Boeing deberían entregarse antes de acabar el año, para que
Aeroméxico tuviera una flota total de trece aviones 737-MAX.
No obstante este panorama,
Ricardo Del Valle continúa con el “robo” de sobrecargos a Interjet y con reclutamientos
masivos, como el llevado a cabo el 5 de diciembre de 2019, en el que acudieron
cerca de 4 mil solicitantes, de los cuales a 900 se les entregaron fichas de
atención, que los agremia a ASSA por un año. De ellos, solamente 300 personas
entraron a trabajar a Aeroméxico. Los 600 restantes quedan en una especie de
“lista de espera” para ser contratados con preferencia sobre los otros tres mil
solicitantes que quedaron fuera, a los que se solamente se les dio una
dirección electrónica (link) para anotarse, con la promesa de que se
contratarían otros 300 sobrecargos, y con la advertencia de que los grupos para
adiestramiento ya estaban llenos hasta el mes de junio de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=q1GX-yPIdyI). La
realidad es que 15 de enero de este año se graduó el último grupo, quedando
pendientes, dos grupos más en adiestramiento.
¿Cuál es la consecuencia
lógica, palpable y medible de esta euforia por contratar y engrosar las filas? Hoy
la planta de Aeroméxico llega al impresionante número de 2,720 sobrecargos. Ninguna
aerolínea de nuestro país había tenido ese número, ni siquiera en la llamada
“época dorada” de la aviación. En su momento, Mexicana de Aviación tuvo 1,350 y
una flota de 80 aviones. Hoy Aeroméxico está en la tormenta perfecta: no van a
volar los aviones 737-MAX, pues cada día que pasa les encuentran mayores
fallas, y se siguen cancelando rutas y cerrando fronteras como medida para
detener la pandemia del virus COVID-19.
Pitágoras no miente. ¿Qué
puede hacer Aeroméxico con 2,720 sobrecargos, una flota efectiva de 35
aeronaves, y el 40% de las rutas internacionales canceladas, más lo que se
acumule esta semana? La empresa ya puso una cifra sobre la mesa: recortar el
50%, o sea 1,360 sobrecargos. ¿Qué respondió ASSA?, que van a “rotar” 900
sobrecargos al mes, durante seis meses. Lo pongo entre comillas porque el
esquema que se acaba de inventar la representación sindical lidereada por
Ricardo del Valle no puede ni siquiera llamarse rotación, pero eso tal vez sea
tema de otra columna.
Hoy quiero despedirme dejando
la siguiente reflexión. Dice el diccionario que la mentira es una “expresión o
manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”, y en el caso
que nos ocupa, tanto la empresa como ASSA de México le mienten a sus
trabajadores. Ellos sienten, piensan y saben que esta crisis no es menor; saben
que dejaron crecer el problema hasta extremos criticables, saben que no va a
aparecer una varita mágica que arregle todo, y saben que no existe el algoritmo
que haga cuadrar las cuentas. ¿Por qué, entonces, siguen jugando con la
esperanza de miles de personas?, ¿Por qué o para qué los someten a una rotación
desgastante y lesiva, que será como dibujar una raya en el mar en medio de una
tormenta?, ¿Es para mantener un rato más la falsa imagen de ser la aerolínea
bandera del país?, ¿Es para llegar a los tiempos electorales en los que quiere
jugar el líder sindical?, ¿Por qué hacen esto?
Ximena Garmendia
22 de marzo 2020