05 marzo 2014

DEL CORREO DEL BLOG

APUNTES FINANCIEROS

Mexicana: quebrar no es un delito

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No tengo idea si Gastón Azcárraga es culpable de los delitos de los que se le acusa respecto a la quiebra de Mexicana de Aviación. Eso lo decidirán las cortes y si es culpable merece ser castigado. Lo que sí sé es que gran parte de las acusaciones en su contra se concentran en el solo hecho de que bajo su gestión quebró Mexicana, y la quiebra en sí misma no es un delito.
Empresas de todo tipo quiebran todos los días en todos lados. Este es un elemento fundamental, necesario e incluso deseado del sistema capitalista que rige al mundo. Puede ser a causa de competidores más fuertes, de un deficiente modelo de negocios o incluso de malas decisiones administrativas; empresas fallan por razones justificadas, sin la existencia de fraudes o malos manejos. El resultado no es bonito (gente pierde su empleo, inversionistas su dinero), pero no implica un delito.
Si la quiebra legítima de una empresa se castigara metiendo a dueños o a altos directivos a la cárcel, las consecuencias serían desastrosas. Administradores dejarían de asumir riesgos; emprendedores dejarían de abrir empresas.
Muchas de las acusaciones que se le imputan a Azcárraga, como la creación de una nueva aerolínea (Link) para evadir a los sindicatos y así “desmantelar a la firma”; el utilizar la propia caja de la empresa para comprar Mexicana; no inyectar más capital para pagar sus deudas, son prácticas comunes en distintos negocios y no necesariamente ilegales. La frecuente acusación que aparece en los medios de que se “tomaron malas decisiones” tampoco significa que fueron ilegales, simplemente que fueron malas.
Es entendible la ira que ha desatado la quiebra de Mexicana. Más de 8 mil personas perdieron tristemente su trabajo. La industria aérea nacional perdió un importante competidor, lo que afectó a los consumidores. Pero no hay que olvidar que las aerolíneas son particularmente difíciles de operar y que cuentan con una larga historia de fracasos en todo el mundo. No hace mucho tiempo, tanto Mexicana como Aeroméxico tuvieron que ser rescatadas por el gobierno para después ser vendidas a privados.
Quiero dejar muy claro que si se demuestra que fueron manejos ilícitos los que llevaron a Mexicana a la quiebra, éstos deben ser sancionados con todo el peso de la ley. Pero me preocupa que el mensaje que se perciba de todo esto sea que quebrar es un delito, que el fracaso en nuestro país es castigado de manera severa. De por sí somos una sociedad adversa al riesgo. Lo último que queremos es que se inhiba aún más nuestro espíritu emprendedor.