03 mayo 2013

DEL CORREO DEL BLOG

00:10 am, por David Páramo
En lugar de andar vendiendo falsas esperanzas y tratando de chamaquear a quien se deje con la idea de que habrá un rescate gubernamental de Mexicana de Aviación, los líderes sindicales deberían concentrarse en sus verdaderos enemigos como el síndico conciliador Gerardo Badín.
Este hombre, junto con una camarilla de funcionarios que llegan a tener sueldos escandalosos cuando se trata de una empresa que está en concurso mercantil, destacan entre aquellos que se benefician de un proceso que sigue alargándose innecesariamente.
Este hombre y sus compinches son los que en lugar de un convenio concursal, que no pueden tener porque no hay inversionistas serios, siguen tratando de hacer creer que sí presentarán ofertas por la línea aérea y que sería un error que la juez Edith Alarcón decrete la quiebra.
Si la impartidora de justicia toma la decisión la próxima semana o dentro de diez años (cuando los pocos activos de la masa de la quiebra se hayan borrado totalmente) gente como Badín y los dizque inversionistas dirán que estaban a punto de lograr la capitalización, pero que no se permitió.
La más reciente, ojalá la última de Badín, es la forma en que dispendia los recursos que deberían utilizarse para la liquidación de los trabajadores y el pago a los acreedores. No sólo en asesorías, consejos y servicios diversos. Tan sólo el mes pasado gastó 1.5 millones de pesos en mantener los slots en algunos aeropuertos en el extranjero para hacer creer que habrá algún inversionista.
La realidad es que, como hemos sostenido durante ya años en este espacio, la cantidad mínima que se requiere para echar a andar a Mexicana de Aviación es tirar el dinero a la basura por la pequeña línea aérea que podría comenzar a operar y que, en el remoto e inverosímil caso que se hiciera, terminaría en quiebra.
Por más que tipos como Carlos Morineau, Ricardo del Valle o Miguel Angel Yúdico sigan contando mentiras sobre lo que dicen que entienden de las reuniones con los secretarios de Comunicaciones y Transportes y Trabajo, Gerardo Ruiz Esparza y Alfonso Navarrete Prida, respectivamente, la realidad es que el gobierno no realizará un rescate de la línea aérea.
El mensaje ha sido muy claro y, curiosamente, es el mismo del de la administración anterior. El gobierno, en la medida de sus posibilidades legales y de la viabilidad financiera, acompañará a los trabajadores en algún vehículo que permita recuperar la mayor cantidad de los puestos de trabajo.
Ninguno de los funcionarios de la administración de Enrique Peña Nieto ha dicho que el gobierno podría hacer un rescate de la línea aérea, ni les dará activos como la base de mantenimiento MRO o la marca que no están en la masa del concurso mercantil.