David Páramo
Falso
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes emitió un comunicado en el que
puede leerse: “Los representantes de la empresa propietaria de la aeronave han
informado a las autoridades que la utilización del mismo por parte de la señora
Jenni Rivera y sus acompañantes fue en calidad
de promoción en virtud de que, según se ha dicho, se encontraba interesada en
adquirirlo”.
Evidentemente la dependencia que encabeza Gerardo Ruiz Esparza
ni la DGAC están dando por buena esta versión, sólo refieren a los
dichos; sin embargo, aquí es necesario que la investigación se haga más a
fondo.
La afirmación de la empresa está destinada a quitarse cualquier imputación de
que estuviera realizando operaciones conocidas como de cabotaje, es decir, que
un avión con matrícula extranjera y tripulación certificada en otro país dé un
servicio de aerotaxi.
Como hemos denunciado en este espacio, el mercado de la aviación privada
floreció al amparo de controles mucho más que laxos por parte de la autoridad
mexicana durante el sexenio pasado, en que incluso la DGAC fue degradada de
categoría. Hasta el momento no se ha cumplido una gran parte de las promesas que
se hicieron para recuperar el nivel.
La DGAC cometería un error verdaderamente grave si no va más allá en la
investigación, no sólo del accidente aéreo, sino también en las condiciones en
las que se está dando la aviación privada.
Para comprobar cómo se usaba este avión quizá bastaría ver las bitácoras de
vuelo, pero lamentablemente muchas de ellas no tienen los nombres de los
pasajeros que viajan en estas naves.
Más allá, hoy es muy fácil contratar los servicios de este tipo de empresas
que caminan en la frontera de la ilegalidad, puesto que entre otras cosas se
manejan en dólares en efectivo, los cuales podrían estar vinculadas a la
delincuencia organizada.
El accidente del fin de semana pasado sólo abre una ventana hacia un negocio
en que la administración de Alejandro Argudín, al frente de la
DGAC, no se tiene que quedar en sólo en esta tragedia, sino poner orden en un
mercado que ha crecido sin regulación y de una manera sumamente peligrosa.