2012-09-04 | Hora de creación: 22:38:49 |
Ultima modificación: 22:39:26
Los
que ha habido en las diversas instancias de operación y decisión que se
involucran en el caso Mexicana hablan de las enormes presiones que este
caso ha enfrentado durante la administración calderonista y lo difícil
que resulta satisfacer las expectativas de los diversos intereses que se
encuentran posicionados en el caso.
En las semanas más recientes ha habido cambios en la directiva de los
sindicatos (lo cual era un proceso normal), pero también han cambiado
las autoridades involucradas en el caso, el juez Consuelo que fue
sustituido por la juez Edith Alarcón; el nombramiento de un nuevo
administrador en Mexicana (que a la hora de la verdad “se rajó”, nadie
sabe por qué) y ha sido nominado más, tocayo del “joven Murrieta”, tal vez porque tiene que reseñar faenas y verónicas de alta complejidad.
Por otro lado, el interventor del caso propuesto por las dependencias
públicas, Vicente Corta, también decidió retirarse; la SCT no deja de
presionar por cambiar al conciliador del concurso mercantil y a últimas
fechas se anunció el nombramiento de un director para “Nuevo Grupo
Aeronáutico” (dueño de Mexicana, Click y todo lo que alguna vez fue de
la Primera Línea Aérea de Latinoamérica). Este último nombramiento ha
causado polémica por tratarse del secretario general de ASPA, al frente de esa organización hasta hace un mes escaso.
Este último anunció causó reacciones encontradas, desde la molestia y
el golpeteo hasta la tranquilidad de quienes piensan que si es así, es
porque el asunto puede estar en vías muy ciertas de solucionarse, ya que
no se puede negar el interés y conocimiento que éste tiene en el caso
de Mexicana.
Lo cierto, sin embargo, es que la verdadera solución está en
de la administración pública. Son ellos, los funcionarios de la SCT,
quienes tienen la responsabilidad de empujar el asunto. Todos estos años
han estado escurriendo el bulto y lanzando piedras al tiempo que
esconden la ,
pero su responsabilidad es clara: la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos los obliga a velar por las concesiones que han
otorgado y no hay ninguna duda de que la SCT ha incumplido con sus
deberes de autoridad.
Y ha incumplido desde el momento mismo en que vendieron las de aviación con unas condiciones específicas, QUE INCLUYEN SUPERVISIÓN Y
CORPORATIVO como requisitos de operación de las empresas así
enajenadas, y esto está perfectamente detallado en las condiciones de
compra-venta. Nadie en este gobierno (ni en el anterior, por supuesto)
se molestó en supervisar éste y otros puntos, ni en hacer cumplir la Ley
de Aviación, ni en hacer cumplir el reglamento, ni la Constitución.
Es como si los funcionarios de este gobierno vivieran en el limbo. Nadie sabe, nadie supo y el sexenio está a
de fenecer. Señalar con dedo flamígero a cualquier otro actor en este
drama sólo es muestra de la hipocresía de los miembros de este gabinete
que no conocen la vergüenza ni el honor, mucho menos las prácticas de
administración pública. Tratar de desviar la atención sólo es una
muestra más de su poca capacidad de decisión y de solución.
Cierto que el nombramiento del ex líder de ASPA al frente de NGA (esa
holding, entelequia que inventó Gastón para quitarle a Mexicana sus
activos y desmembrar la empresa) no resulta un asunto simple de digerir y
de entender. Pero también es cierto que ya no hay mucho tiempo ni
muchas opciones: o los actores que están aquí y ahora se ponen a
trabajar en el tema, jalan parejo unos con otros, confían en la buena
voluntad de los que están y se ponen a ver más el CÓMO SI que el POR QUÉ
NO, o no habrá mañana para Mexicana. Ya se verá, en los hechos y en las
primeras acciones, si fue o no acertado este paso y será a partir de
ello que se hagan los juicios valederos y se decida lo mejor.
Mientras tanto, el reloj marca las horas y en escasos 86 días la actual
administración dejará, por fin, el poder. Pero ni en estos trances se
acaban los problemas: el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
sufre, por enésima vez, el proceso de reencarpetar sus pistas. Ya se
sabe, debajo de esas carpetas de asfalto medio “hechizas” hay metros y
metros de chapopote que se hunde en lo que antaño fue un lago.
Desde hace años que este proceso se lleva a cabo pero es hasta hoy que
se vuelven a vivir problemas que se creían superados por la experiencia y
por el enfoque hacia los usuarios que superaba todos los
inconvenientes. Hoy ya no es así, ojalá que no por mucho tiempo, los
costos están a la vista y hasta los más cercanos amigos de los
responsables ya están hartos de tanta ineficiencia. Por suerte, no hay
mal que dure siete años.