Mexicana de Aviación, ¿atrapada sin salida?
21 Marzo, 2012 - 00:59
CREDITO:
Marco A. Mares
Mexicana de Aviación no sólo está varada; está enredada entre intereses económicos y políticos.
La aerolínea está inmersa en una comedia de verdades a medias, mentiras completas, poderosos intereses económicos y maquiavélicas fuerzas políticas que buscan obtener raja de la pesadilla de más de 8,000 trabajadores que están sin ingresos.
La indefinición prolongada respecto de la capitalización o quiebra de la empresa parece ser parte de una estrategia política que busca alcanzar en el calendario la fecha más próxima a la sucesión presidencial para causar una colisión que impacte directamente en el proceso político-electoral.
Ello independientemente de los intereses económicos que directa o indirectamente tienen que ver con el retorno o el cierre definitivo de la aerolínea.
Hay quienes afirman que desde el bando de Gastón Azcárraga se están moviendo los hilos para prolongar el mayor tiempo posible cualquier tipo de solución en torno de Mexicana de Aviación; mientras más tiempo pase y se prolongue la indefinición -dicen-, menores posibilidades habrá de que se finquen responsabilidades en contra del exconcesionario.
Y por el lado de los intereses económicos indirectos, están aquellos que representan a las aerolíneas que no desean el regreso de la octogenaria empresa.
La decisión de declarar la quiebra sería un duro golpe en contra del gobierno en turno y pesaría sobre él, la reprobación de buena parte de la opinión pública que le responsabilizaría de dejar sin empleo a 8,000 personas.
La estrategia mediática que han desplegado el juez Felipe Consuelo, el administrador conciliador, Gerardo Badín y los dirigentes sindicales de la compañía han sembrado por lo menos la duda respecto de la presunta obstaculización del gobierno para que Mexicana de Aviación retome el vuelo.
Sin pruebas, el Juez y dirigentes sindicales han levantado el dedo flamígero en contra del gobierno.
Han dicho que funcionarios federales filtraron los nombres de los inversionistas que, al conocerse públicamente, prefieren dejar el proyecto; que han amenazado directamente a algunos de los postores, y que se les niega el Certificado de Operación Aeroportuaria, entre otras cosas.
La estrategia mediática de esa parte de los protagonistas ha sido exitosa porque incluso lograron presentarse en acto público junto al secretario de Comunicaciones, Dionisio Pérez Jácome, para dar la impresión de que el gobierno avalaba el dicho del juez Felipe Consuelo cuando afirmó que tenía certeza de la existencia y legalidad de los recursos para la reestructura de Mexicana de Aviación.
La SCT desmintió incluso un comunicado de Mexicana en el que se afirmaba que el Secretario de Comunicaciones avalaba la posición de Med Atlántica.
Han sido varios puntos los que logran el Juez y sus coprotagonistas para dar la apariencia de que avanza el proceso, cuando en realidad la SCT y la Secretaría del Trabajo sólo han mostrado disposición al diálogo y voluntad para que los responsables resuelvan el destino de Mexicana.
Por eso, la potencial quiebra de Mexicana tendría un efecto negativo para el gobierno; sería un efecto ineludible.
Aunque el gobierno federal en realidad no tiene facultad ni responsabilidad alguna en torno de la resolución que deberá tomar el juez rector del concurso mercantil: Felipe Consuelo y su auxiliar en el proceso, Gerardo Badín. La estrategia mediática oficial ha sido fallida en la medida en que no ha sabido comunicar eso precisamente, que el gobierno sólo puede coadyuvar para que en el contexto del concurso mercantil se concrete el convenio de reestructura o se resuelva la quiebra y liquidación.
Por lo pronto, ya se cumplió y superó el plazo de tres semanas que pidió el administrador conciliador Gerardo Badín para avanzar con el convenio de acreedores y lo cierto es que no hay avances.
Mexicana sigue varada; sigue entrampada.
21 Marzo, 2012 - 00:59
CREDITO:
Marco A. Mares
Mexicana de Aviación no sólo está varada; está enredada entre intereses económicos y políticos.
La aerolínea está inmersa en una comedia de verdades a medias, mentiras completas, poderosos intereses económicos y maquiavélicas fuerzas políticas que buscan obtener raja de la pesadilla de más de 8,000 trabajadores que están sin ingresos.
La indefinición prolongada respecto de la capitalización o quiebra de la empresa parece ser parte de una estrategia política que busca alcanzar en el calendario la fecha más próxima a la sucesión presidencial para causar una colisión que impacte directamente en el proceso político-electoral.
Ello independientemente de los intereses económicos que directa o indirectamente tienen que ver con el retorno o el cierre definitivo de la aerolínea.
Hay quienes afirman que desde el bando de Gastón Azcárraga se están moviendo los hilos para prolongar el mayor tiempo posible cualquier tipo de solución en torno de Mexicana de Aviación; mientras más tiempo pase y se prolongue la indefinición -dicen-, menores posibilidades habrá de que se finquen responsabilidades en contra del exconcesionario.
Y por el lado de los intereses económicos indirectos, están aquellos que representan a las aerolíneas que no desean el regreso de la octogenaria empresa.
La decisión de declarar la quiebra sería un duro golpe en contra del gobierno en turno y pesaría sobre él, la reprobación de buena parte de la opinión pública que le responsabilizaría de dejar sin empleo a 8,000 personas.
La estrategia mediática que han desplegado el juez Felipe Consuelo, el administrador conciliador, Gerardo Badín y los dirigentes sindicales de la compañía han sembrado por lo menos la duda respecto de la presunta obstaculización del gobierno para que Mexicana de Aviación retome el vuelo.
Sin pruebas, el Juez y dirigentes sindicales han levantado el dedo flamígero en contra del gobierno.
Han dicho que funcionarios federales filtraron los nombres de los inversionistas que, al conocerse públicamente, prefieren dejar el proyecto; que han amenazado directamente a algunos de los postores, y que se les niega el Certificado de Operación Aeroportuaria, entre otras cosas.
La estrategia mediática de esa parte de los protagonistas ha sido exitosa porque incluso lograron presentarse en acto público junto al secretario de Comunicaciones, Dionisio Pérez Jácome, para dar la impresión de que el gobierno avalaba el dicho del juez Felipe Consuelo cuando afirmó que tenía certeza de la existencia y legalidad de los recursos para la reestructura de Mexicana de Aviación.
La SCT desmintió incluso un comunicado de Mexicana en el que se afirmaba que el Secretario de Comunicaciones avalaba la posición de Med Atlántica.
Han sido varios puntos los que logran el Juez y sus coprotagonistas para dar la apariencia de que avanza el proceso, cuando en realidad la SCT y la Secretaría del Trabajo sólo han mostrado disposición al diálogo y voluntad para que los responsables resuelvan el destino de Mexicana.
Por eso, la potencial quiebra de Mexicana tendría un efecto negativo para el gobierno; sería un efecto ineludible.
Aunque el gobierno federal en realidad no tiene facultad ni responsabilidad alguna en torno de la resolución que deberá tomar el juez rector del concurso mercantil: Felipe Consuelo y su auxiliar en el proceso, Gerardo Badín. La estrategia mediática oficial ha sido fallida en la medida en que no ha sabido comunicar eso precisamente, que el gobierno sólo puede coadyuvar para que en el contexto del concurso mercantil se concrete el convenio de reestructura o se resuelva la quiebra y liquidación.
Por lo pronto, ya se cumplió y superó el plazo de tres semanas que pidió el administrador conciliador Gerardo Badín para avanzar con el convenio de acreedores y lo cierto es que no hay avances.
Mexicana sigue varada; sigue entrampada.