Tan malo el pinto como el colorado
Rosario Avilés | Opinión 2011-09-13 | Hora de creación: 22:16:51| Ultima modificación: 00:38:21
La semana pasada, el Senado de la República emitió un punto de acuerdo para que comparezca el director general de Aeronáutica Civil (DGAC), Héctor González Weeks, con motivo de la negociación de un convenio que modifica el Bilateral de Aviación suscrito con Canadá y que establece modificaciones “provisionales” a este convenio con efectos inmediatos, lo cual no fue consultado con el Senado y, además, implica múltiple designación de aerolíneas para las rutas negociadas.
Lo interesante del punto de acuerdo, propuesto por el senador Fernando Castro Trenti, del PRI, es que pertenece al mundo de la ambigüedad en la que –no sabemos por qué y de parte de quién– sigue atorado el asunto de la resolución de Mexicana de Aviación, uno de los asuntos que el panismo calderoniano dejará como muestra de ineficacia y falta de sensibilidad y de congruencia. Pero vayamos a los hechos.
El 28 de julio pasado, el titular de DGAC encabezó efectivamente la negociación del convenio bilateral con Canadá, procedimiento que se hace periódicamente y que no tiene nada de extraño, salvo porque en esta ocasión se usó como Caballo de Troya para dar paso al esquema de cielos abiertos que, en lo oscurito, ha ido fraguando la administración panista desde hace tiempo.
El problema no es, en sí, los cielos abiertos. En algún momento tendremos que llegar a ese punto. El problema es que ese esquema de apertura tendría que darse con varias condiciones: de manera explícita y pública, de forma gradual, eligiendo paso a paso a los países con que se negociará y, sobre todo: OBTENIENDO ALGO A CAMBIO, algo tangible, desde luego.
Lo contrario, es decir, lo que está sucediendo, es tan sospechoso precisamente porque estas condiciones no se cumplen. Porque abrir los cielos no es un pecado, pero abrirlos sin obtener ninguna ventaja para el país sólo puede ser producto de una gran corrupción o de una gran ceguera (que en mi pueblo se le dice de otra forma). Escojan ustedes, estimados funcionarios.
El problema es que el susodicho senador es bastante oscuro también en su propuesta. Se extraña el legislador del hecho de que el convenio aperturista sea “provisional” y de que se le reconozcan a Mexicana de Aviación sus derechos como aerolínea designada en el convenio desde su firma en 1961.
Dice que “no se explica” cómo se le sigue considerando a Mexicana como aerolínea designada, siendo que se encuentra en Concurso Mercantil desde agosto del 2010. Es cierto que la DGAC ha cometido muchos errores y es muy probable que el procedimiento que está usando en este caso sea contrario a los cánones, pero el senador Castro Trenti no yerra menos y su falta de contexto lo convierte en proverbial.
Quién sabe por qué la actual administración se ha ensañado con la aviación (tal vez porque nadie en este gobierno le entiende a un tema tan técnico), pero lo más sano sería que nadie toque nada hasta que venga el siguiente gobierno. Estamos concientes de que puede ser aún peor, pero al menos dejarán que el moribundo descanse del manoseo al que lo tienen sometido.
Porque si un senador de la república no entiende la importancia de que una de las empresas más antiguas del mundo –Mexicana de Aviación, con 90 años– conserve los derechos que ha ganado en sus 9 décadas de operación, en las cuales abrió rutas, hizo crecer y consolidó mercados, sólo muestra la pobreza lamentable de nuestro Congreso.
Y si este personaje tampoco se explica que esos derechos son el valor que le permite a Mexicana ser todavía un proyecto viable, a pesar de la embestida en su contra por parte de este gobierno, entonces mejor que no abra la boca.
Tal parece que en este país más vale tener amigos que tener viabilidad. Y en el centro de todo esto, está la discrecionalidad con que se actúa. ¿Alguien puede explicar por qué Su Casita, Chrysler y otras empresas privadas sí pueden ser apoyadas con créditos y las aerolíneas no? ¿O habrá algo más, algo que se oculta? Y luego dicen que somos malpensados.
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión 2011-09-13 | Hora de creación: 22:16:51| Ultima modificación: 00:38:21
La semana pasada, el Senado de la República emitió un punto de acuerdo para que comparezca el director general de Aeronáutica Civil (DGAC), Héctor González Weeks, con motivo de la negociación de un convenio que modifica el Bilateral de Aviación suscrito con Canadá y que establece modificaciones “provisionales” a este convenio con efectos inmediatos, lo cual no fue consultado con el Senado y, además, implica múltiple designación de aerolíneas para las rutas negociadas.
Lo interesante del punto de acuerdo, propuesto por el senador Fernando Castro Trenti, del PRI, es que pertenece al mundo de la ambigüedad en la que –no sabemos por qué y de parte de quién– sigue atorado el asunto de la resolución de Mexicana de Aviación, uno de los asuntos que el panismo calderoniano dejará como muestra de ineficacia y falta de sensibilidad y de congruencia. Pero vayamos a los hechos.
El 28 de julio pasado, el titular de DGAC encabezó efectivamente la negociación del convenio bilateral con Canadá, procedimiento que se hace periódicamente y que no tiene nada de extraño, salvo porque en esta ocasión se usó como Caballo de Troya para dar paso al esquema de cielos abiertos que, en lo oscurito, ha ido fraguando la administración panista desde hace tiempo.
El problema no es, en sí, los cielos abiertos. En algún momento tendremos que llegar a ese punto. El problema es que ese esquema de apertura tendría que darse con varias condiciones: de manera explícita y pública, de forma gradual, eligiendo paso a paso a los países con que se negociará y, sobre todo: OBTENIENDO ALGO A CAMBIO, algo tangible, desde luego.
Lo contrario, es decir, lo que está sucediendo, es tan sospechoso precisamente porque estas condiciones no se cumplen. Porque abrir los cielos no es un pecado, pero abrirlos sin obtener ninguna ventaja para el país sólo puede ser producto de una gran corrupción o de una gran ceguera (que en mi pueblo se le dice de otra forma). Escojan ustedes, estimados funcionarios.
El problema es que el susodicho senador es bastante oscuro también en su propuesta. Se extraña el legislador del hecho de que el convenio aperturista sea “provisional” y de que se le reconozcan a Mexicana de Aviación sus derechos como aerolínea designada en el convenio desde su firma en 1961.
Dice que “no se explica” cómo se le sigue considerando a Mexicana como aerolínea designada, siendo que se encuentra en Concurso Mercantil desde agosto del 2010. Es cierto que la DGAC ha cometido muchos errores y es muy probable que el procedimiento que está usando en este caso sea contrario a los cánones, pero el senador Castro Trenti no yerra menos y su falta de contexto lo convierte en proverbial.
Quién sabe por qué la actual administración se ha ensañado con la aviación (tal vez porque nadie en este gobierno le entiende a un tema tan técnico), pero lo más sano sería que nadie toque nada hasta que venga el siguiente gobierno. Estamos concientes de que puede ser aún peor, pero al menos dejarán que el moribundo descanse del manoseo al que lo tienen sometido.
Porque si un senador de la república no entiende la importancia de que una de las empresas más antiguas del mundo –Mexicana de Aviación, con 90 años– conserve los derechos que ha ganado en sus 9 décadas de operación, en las cuales abrió rutas, hizo crecer y consolidó mercados, sólo muestra la pobreza lamentable de nuestro Congreso.
Y si este personaje tampoco se explica que esos derechos son el valor que le permite a Mexicana ser todavía un proyecto viable, a pesar de la embestida en su contra por parte de este gobierno, entonces mejor que no abra la boca.
Tal parece que en este país más vale tener amigos que tener viabilidad. Y en el centro de todo esto, está la discrecionalidad con que se actúa. ¿Alguien puede explicar por qué Su Casita, Chrysler y otras empresas privadas sí pueden ser apoyadas con créditos y las aerolíneas no? ¿O habrá algo más, algo que se oculta? Y luego dicen que somos malpensados.
raviles_2@prodigy.net.mx