Viene otra vez Barahona y PC Capital con “nueva” propuesta para rescatar Mexicana
- A partir del martes el gobierno federal se vio en el peor escenario y empezó a pavimentar el camino hacia la declaración de la quiebra.
Darío Celis
A esta administración le causa conmoción aceptar la declaración de quiebra de la Compañía Mexicana de Aviación. Pero también pasa lo mismo con la idea de utilizar recursos públicos para rescatarla.
El viernes todos se rasgaron las vestiduras por lo publicado aquí y aprovecharon la cancelación de una reunión clave para desmentir lo que es real: que ningún grupo reúne el dinero. Y la consecuencia: que viene la quiebra.
Vayamos por partes: en las últimas semanas el conciliador y administrador, Gerardo Badín, venía trabajando en una propuesta más o menos sólida, otra que resulta prometedora y una tercera francamente muy remota.
La pasada iba a ser una semana decisiva, pues se esperaba que la propuesta más o menos sólida, la de Altus Prot, se consolidara. Pero el martes, en medio de la turbulencia de los mercados financieros, se bajó el inversionista principal.
Se trató de Ricardo Aguilera, quizás el sostén más importante que tenían Francisco Lanz Duret Carreño y Samuel Podolsky. El hombre de negocios se rajó y con ello Altus Prot se tambaleó a tal grado de que ya lo dan por muerto.
A partir del martes el gobierno federal se vio en el peor escenario y empezó a pavimentar el camino hacia la declaración de la quiebra. Convocó a los sindicatos para el viernes que pasó para notificarles ahí que nadie logró reunir el dinero.
Pero la información se filtró y se optó por cancelarla y reprogramarla para este jueves que viene. ¿Por qué se dio marcha atrás? Porque el gobierno de Felipe Calderón se va a jugar la que ya es su última carta: “La propuesta prometedora”.
Nos referimos (una vez más y aunque usted no lo crea) al binomio PC Capital-Arturo Barahona. El banco de inversión dirigido por Pablo Coballasi y Pablo Cervantes volvió a hacer mancuerna con el ex asesor de Gastón Azcárraga.
Esta semana presentarían al cuarto grupo que firmó con Badín un convenio de confidencialidad (más opacidad a un proceso poco transparente). En realidad el grupo no es tan nuevo, pues de acuerdo con lo que se sabe, es Fidelis.
Se trata del fondo canadiense que iba originalmente asociado con Iván Barona y que, tras el enfrentamiento entre éste y Badín, cancelaron la relación con el minero. No se descarta la participación de la aerolínea de ese mismo país, Transat.
Pero de nueva cuenta se trata de un grupo más que por lo menos debió exhibir el viernes pasado sus cinco millones de dólares de garantía de seriedad, que absurdamente ahora está pidiendo Badín. Desconocemos si lo hizo o no.
El fondo es el cada vez más cercano entorno de la quiebra que tanto molestó señalar en este espacio y quien cargará con la factura política de la misma. Mientras más cerca está, el gobierno ridículamente trata de deslindarse de ella.
Mientras más se aproxima, desde la SCT, de Dionisio Pérez-Jácome, y del Trabajo, de Javier Lozano, se manda la señal de que la declaración de quiebra no corresponde a ellos hacerla, sino al juez y es responsabilidad del conciliador.
¿Ahora resulta que ya están viendo a Badín como un chivo expiatorio? Y otros que también se lavan las manos son las dirigencias de los sindicatos: Miguel Ángel Yúdico, de trabajadores de tierra, y Ricardo del Valle, de sobrecargos.
Pero sobre todo, Fernando Perfecto, el dirigente de los pilotos, que a falta de Lizette Clavel, por lo visto ahora se ha convertido en el vocero oficial del gobierno federal del tema Mexicana.
Este columnista nunca ha estado a favor de la quiebra. Siempre se ha señalado aquí que un gobierno proactivo debió aplicar de inmediato la requisa no para beneficiar a los dueños, sino para proteger los empleos y al consumidor.
El extremo al que se llegó no es más que el resultado de lo omiso, ineficaz y mal intencionado con que se ha manejado el propio gobierno en este desaseado caso.
- A partir del martes el gobierno federal se vio en el peor escenario y empezó a pavimentar el camino hacia la declaración de la quiebra.
Darío Celis
A esta administración le causa conmoción aceptar la declaración de quiebra de la Compañía Mexicana de Aviación. Pero también pasa lo mismo con la idea de utilizar recursos públicos para rescatarla.
El viernes todos se rasgaron las vestiduras por lo publicado aquí y aprovecharon la cancelación de una reunión clave para desmentir lo que es real: que ningún grupo reúne el dinero. Y la consecuencia: que viene la quiebra.
Vayamos por partes: en las últimas semanas el conciliador y administrador, Gerardo Badín, venía trabajando en una propuesta más o menos sólida, otra que resulta prometedora y una tercera francamente muy remota.
La pasada iba a ser una semana decisiva, pues se esperaba que la propuesta más o menos sólida, la de Altus Prot, se consolidara. Pero el martes, en medio de la turbulencia de los mercados financieros, se bajó el inversionista principal.
Se trató de Ricardo Aguilera, quizás el sostén más importante que tenían Francisco Lanz Duret Carreño y Samuel Podolsky. El hombre de negocios se rajó y con ello Altus Prot se tambaleó a tal grado de que ya lo dan por muerto.
A partir del martes el gobierno federal se vio en el peor escenario y empezó a pavimentar el camino hacia la declaración de la quiebra. Convocó a los sindicatos para el viernes que pasó para notificarles ahí que nadie logró reunir el dinero.
Pero la información se filtró y se optó por cancelarla y reprogramarla para este jueves que viene. ¿Por qué se dio marcha atrás? Porque el gobierno de Felipe Calderón se va a jugar la que ya es su última carta: “La propuesta prometedora”.
Nos referimos (una vez más y aunque usted no lo crea) al binomio PC Capital-Arturo Barahona. El banco de inversión dirigido por Pablo Coballasi y Pablo Cervantes volvió a hacer mancuerna con el ex asesor de Gastón Azcárraga.
Esta semana presentarían al cuarto grupo que firmó con Badín un convenio de confidencialidad (más opacidad a un proceso poco transparente). En realidad el grupo no es tan nuevo, pues de acuerdo con lo que se sabe, es Fidelis.
Se trata del fondo canadiense que iba originalmente asociado con Iván Barona y que, tras el enfrentamiento entre éste y Badín, cancelaron la relación con el minero. No se descarta la participación de la aerolínea de ese mismo país, Transat.
Pero de nueva cuenta se trata de un grupo más que por lo menos debió exhibir el viernes pasado sus cinco millones de dólares de garantía de seriedad, que absurdamente ahora está pidiendo Badín. Desconocemos si lo hizo o no.
El fondo es el cada vez más cercano entorno de la quiebra que tanto molestó señalar en este espacio y quien cargará con la factura política de la misma. Mientras más cerca está, el gobierno ridículamente trata de deslindarse de ella.
Mientras más se aproxima, desde la SCT, de Dionisio Pérez-Jácome, y del Trabajo, de Javier Lozano, se manda la señal de que la declaración de quiebra no corresponde a ellos hacerla, sino al juez y es responsabilidad del conciliador.
¿Ahora resulta que ya están viendo a Badín como un chivo expiatorio? Y otros que también se lavan las manos son las dirigencias de los sindicatos: Miguel Ángel Yúdico, de trabajadores de tierra, y Ricardo del Valle, de sobrecargos.
Pero sobre todo, Fernando Perfecto, el dirigente de los pilotos, que a falta de Lizette Clavel, por lo visto ahora se ha convertido en el vocero oficial del gobierno federal del tema Mexicana.
Este columnista nunca ha estado a favor de la quiebra. Siempre se ha señalado aquí que un gobierno proactivo debió aplicar de inmediato la requisa no para beneficiar a los dueños, sino para proteger los empleos y al consumidor.
El extremo al que se llegó no es más que el resultado de lo omiso, ineficaz y mal intencionado con que se ha manejado el propio gobierno en este desaseado caso.