30 agosto 2011

DEL CORREO DEL BLOG

El fantasma de Mexicana
30 Agosto, 2011 - 01:45
CREDITO:
 Enrique Campos Suárez


Siempre lo he dicho: si Mexicana de Aviación tuviera cualquier otro nombre menos emblemático y nacionalista, seguramente estaríamos recordando el primer año de la quiebra de la empresa aérea.

Pero no, lo que tenemos a un año de distancia es un innecesario impasse que acaba por afectar a todos los involucrados, empezando por los trabajadores, que ni cobran su liquidación y no pueden tomar otros trabajos ante el temor de otras empresas de contratar gente que se vaya cuando supuestamente vuelva a volar Mexicana.

Los pasajeros pierden porque las empresas que solían competir con Mexicana cobran más por sus servicios. Y lo hacen dándose el lujo de no brindar el trato a sus clientes que se merecerían cuando existen otras alternativas de competencia.

Pierde la industria, porque las empresas competidoras se arriesgan a invertir más recursos en un mercado donde no saben si Mexicana regresará con un capital simbólico o con una gran inversión gubernamental que vea la oportunidad de hacer un poco de ruido político con un rescate.

Es cierto que la insistencia es que no habrá la inyección de recursos públicos para hacer despegar a esa empresa, pero también es un hecho que el gobierno federal alienta las esperanzas de encontrar una solución económica en la que parece no haber un futuro de negocios.

La insistencia es que la marca es de gran valor, lo suficiente como para superar el hecho de que sus activos son de apenas la décima parte de sus pasivos, lo que implicaría un caso cerrado en la página uno de cualquier curso de Administración de Empresas.

Políticamente, el hecho de dejar quebrar a Mexicana tiene un peso muy fuerte, a pesar de que la situación de la línea aérea es corresponsabilidad de empresarios, autoridades y sindicatos.

El frágil negocio que era Mexicana, con sus enormes pasivos laborales, sucumbió fácilmente ante la gran recesión combinada con influenza que tiró los flujos de manera drástica. Los mecanismos de supervisión oficial simplemente no fueron suficientes para disparar una alerta a tiempo y, entonces sí con los aviones en el aire, buscar algún apoyo financiero.

Desde hace un año los pasajeros han tenido que enfrentar incrementos constantes en las tarifas, que se han disparado tanto como los malos tratos y restricciones, sobre todo de Aeroméxico, que ha sido el gran ganador de la ausencia de su acérrimo rival y se ha dado el lujo de maltratar a su clientela.

Interjet y Volaris son dos jugadores que en la coyuntura abandonaron a su suerte al aeropuerto de Toluca para ocupar los espacios vacíos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y tomar una gran tajada del pastel abandonado.

Pero ninguna de las aerolíneas ganadoras puede tener la certeza de que pueden invertir con confianza. Sin el futuro definido de Mexicana cabe la posibilidad de que encuentre el siempre desleal capital público que lo eleve.

Peor que el cuento de “Pedro y el lobo” dicen que ahora sí esta semana habrá noticias sobre la capitalización de Mexicana. Ojalá así sea para que se puedan tener certezas de lo que puede suceder con esta empresa.

Así que lo que hay que hacer es rescatarla ya o bien exorcizar el fantasma de una línea aérea que no puede vivir del recuerdo ni de la situación de prácticamente portar el nombre nacional en su marca.

LA PRIMERA PIEDRA

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) tiene información privilegiada que nadie más conoce o, simplemente, no sabe escuchar.

Este sindicato patronal afirma que sería inaceptable que se diera un aumento de impuestos el próximo año, ahora que se negociará la Ley de Ingresos para el próximo año.

Hasta ahora, la Secretaría de Hacienda ha dicho que no tiene planes de proponer ninguna modificación en las tasas impositivas ni ningún gravamen adicional.

Los partidos políticos, lo mismo. Dicen todos que no está entre sus planes aumentar impuestos ni aceptarlos si los propusiera el gobierno.

Si estas confirmaciones no le son suficientes a la Coparmex para entender lo ocioso de su declaración, basta con que le eche un ojo al calendario y vea que el próximo año, el 2012, es electoral, uno de ésos en que no hay ningún político o partido que tengan en mente molestar al electorado con algún aumento impositivo.