28 agosto 2010

DE LA COLUMNA DE MÉXICO S.A.

México SA

Mexicana de Aviación clavó el pico

Incapacidad y/o connivencia

Elecciones y dinero en efectivo
Carlos Fernández-Vega
 
 
Se acabó: Mexicana de Aviación se queda en el suelo, suspendió operaciones, clavó el pico, y ayer, por primera vez desde que se hizo pública la crisis de esta aerolínea, a principios del presente mes, dio la cara el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas (el responsable de las concesiones federales en este renglón), y lo hizo simple y burocráticamente para anunciar que esta empresa reprivatiregalada” en 2005 se quedó sin alas. Al final de cuentas, como suele pasar en esta “democracia de, por y para los empresarios” (Fox dixit, el “reprivatiregalador”), el único ganador de todo esto fue Gastón Azcárraga Andrade, dueño de Grupo Posadas, quien le sacó las tripas al consorcio aéreo más veterano del país, “trasladó” sus recursos a dos aerolíneas de bajo costo (Click y Link), se pasó por el arco del triunfo los contratos colectivos de trabajo, despidió personal a su gusto, se deshizo del problema por módicos mil pesos y le pasó el conflicto a una misteriosa Tenedora K y su telaraña de inversionistas invisibles, quienes sencillamente llegaron a concluir el trabajo de sepultar a la otrora paraestatal, y lo hicieron en tan sólo dos semanas, aunque entre las patas también se llevaron a Click y Link. Como siempre, los perdedores de todo esto son los trabajadores, sus sindicatos, los usuarios y, desde luego, el país.

Ninguna (autodenominada) autoridad relacionada con el caso Mexicana de Aviación ha explicado cómo fue posible que Gastón y socios lograran, sin mayores consecuencias –más allá de una mínima cuan extemporánea multa económica–, cambiar de razón social (la denominaron Nuevo Grupo Aeronáutico) para proceder al desmantelamiento de la aerolínea e iniciar el “traslado” de recursos a Click y Link. Tampoco, cómo fue que una concesión federal, como la otorgada a dicho empresario, cambiara de manos sin más y terminara en las de la misteriosa Tenedora K y su opaca telaraña de inversionistas. ¿Una concesión federal se traspasa entre privados así nada más, o requiere de aprobación gubernamental?

Como se ha mencionado en este espacio, la historia inmediata revela que desde que en diciembre de 2005 la adquirió a precio de regalo, Gastón Azcárraga anunciaba, un día sí y el siguiente también –en una suerte de refrito de Pedro y el Lobo–, la “inminente quiebra” de Mexicana de Aviación, y fue tal su insistencia que todos terminaron por no hacer caso de su “advertencia”, lo que finalmente permitió al empresario el saqueo silencioso de la aerolínea hasta provocar, efectivamente, la quiebra. A partir de la fecha referida, tres hechos concretos fueron permanentemente criticados: a) el irrisorio precio de venta de la línea aérea (“rescatada” por el erario, vía Fobaproa, cuando la familia Azcárraga Andrade presidía la misma compañía, más Aeroméxico); b) que el gobierno foxista se la entregara al mismo grupo empresarial que 11 años atrás la quebró (Gastón Azcárraga y Grupo Posadas) y llevó sus pasivos al Fobaproa; y c) que los nuevos propietarios carecían de soporte financiero real para hacer frente a la nueva adquisición.

Poco después de la reprivatización de la aerolínea, la calificadora Standard and Poor’s anunció la colocación “bajo revisión especial” y con “implicaciones negativas” el perfil crediticio del Grupo Posadas (que en aquel entonces aparecía como el comprador de Mexicana de Aviación), por considerar que el perfil financiero del corporativo se debilitó sensiblemente. A su vez, Fitch Ratings México puso en “observación negativa” al grupo hotelero, toda vez que “la adquisición incrementa su nivel de apalancamiento financiero y podría potencialmente afectar el riesgo de negocios dependiendo del resultado final de la estructura organizacional y financiera, la cual deberá ser definida”. Además, especialistas en este sector advirtieron “sobre el riesgo crediticio de largo plazo en moneda nacional y extranjera, en particular para una emisión de bonos por 225 millones de dólares por la cadena hotelera y con vencimiento en 2011”. Año tras año estas advertencias fueron tomando cuerpo, y casi un lustro después de su reprivatización Mexicana de Aviación quebró, y Gastón se quedó tan tranquilo.

Miles de trabajadores y sus familias se quedan sin ingreso; mantienen la membresía sindical, pero sin chamba; conservan su contrato colectivo, pero sin patrón que lo cumpla. Parece un cuento de terror: según la versión oficial, en unas cuentas horas, por no decir minutos, Mexicana de Aviación entró en proceso de quiebra; nadie se dio cuenta de lo que pasaba, nadie registró el vertiginoso deterioro, especialmente quienes, por tratarse de una concesión federal, deberían estar más atentos y actualizados. Nadie le puso trabas a Gastón para que destrozara la aerolínea, modificara la razón social, vaciara a la empresa y traspasara la concesión federal a otro particular. Nadie. Pero, ¡sorpresa! Sólo hasta ahora que ya no hay remedio, que oficialmente la aerolínea “reprivatirregalada” quebró y dejó de volar, que los trabajadores se quedaron sin ingreso y empleo, aparecen las siempre dedicadas autoridades para poner cara de tristeza e informar que con el concurso mercantil se podría conocer cómo se tomaron las decisiones administrativas y financieras que llevaron a la empresa a la ruina. Lo único que demuestra esa actitud es incapacidad y/o connivencia.

En conferencia de prensa, Molinar Horcasitas aseguró que “la suspensión de vuelos no significa la quiebra o desaparición de la empresa, sino que permitirá continuar con la fase preliminar de la solicitud de concurso mercantil y mediante éste llevar a cabo la restructura de la compañía. Tenedora K, y el grupo de socios están claros que bajo las condiciones en que buscaban hacer la restructuración por sí solos no lo podrán hacer, pero están en la disposición de buscar colaborar con otros grupos. No se ha pensado por ahora en la requisa porque existen otros elementos e instrumentos jurídicos, técnicos y administrativos adecuados para lograr los objetivos”. ¿Y?

Las rebanadas del pastel

Estaba el inquilino de Los Pinos muy emocionado prohibiendo operaciones con dinero en efectivo, cuando alguien le dijo al oído: ¡detente!, Felipillo, no te ahorques, que ya lo advirtió el Banco de México, al documentar que “el mayor uso de dinero en efectivo (en el país) se asocia, por lo general, con los procesos electorales federales” (informes anuales 2006 y 2007), es decir, con las enormes maletas de dinero en efectivo que, bajo el agua, se distribuyen durante las campañas de ciertos candidatos… Un enorme beso a la flaca de oro por el aniversario número 12.

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