El
miedo
¿Qué
es el miedo? Una emoción muy útil para escapar o evitar los peligros, sin
embargo, también es una barrera que puede interponerse en el disfrute de una
persona y en caso de que sea excesivo, puede llegar a bloquear y a impedir el transcurso
de una vida normal.
Justamente
esto es lo que está pasando con los agremiados al Sindicato de Sobrecargos ASSA
de México. Es de tales dimensiones su miedo a perder “el trabajo”, que son
capaces de aceptar todo tipo de vejaciones, con la esperanza de no perder su “status
quo”, es decir el conjunto de condiciones que prevalecían en un momento
determinado.
Pongámonos
en contexto, estimados lectores. La convocatoria y realización de la última
asamblea sindical, de carácter “virtual”, fue un ejercicio muy jugoso para la
representación sindical que le permitió medir qué tanto control. a través del
miedo, tienen de sus agremiados. El tema a tratar fue la elección de los tres
sobrecargos que fungirán como observadores en las próximas elecciones del
sindicato. Es decir, una asamblea de mero trámite, cuya relevancia radica en
ser el “banderazo” oficial con el que arranca el proceso electoral. Sin
embargo, el desorden y confusión en la tramitación de la asamblea, hizo que
derivara en un verdadero pandemónium.
¿Por
qué ocurrió el caos? Muy sencillo, al Secretario General se le ocurrió la
genial idea de crear un complicadísimo sistema de votación. La plataforma ZOOM,
donde se llevó a cabo dicha asamblea, al pasar de un cierto número de
participantes, impide que cámaras y micrófonos puedan ser activados; deja al
administrador la facultad exclusiva de activarlos. Es de señalarse que la misma
plataforma cuenta con varios mecanismos para realizar encuestas y votaciones en
tiempo real y al momento.
Pero, para
no perder el control y seguir manejando a los agremiados a través de medios
nada democráticos, avisó que para llevar a cabo la votación, debían mandar:
copia de la identificación de la empresa, número de empleado, número de socio,
y por si esto fuera poco, copia (fotografía) de la credencial para votar del
INE. Todo para, según su propio discurso, evitar que alguien ajeno al gremio votara.
Entonces yo me pregunto: ¿que no la liga para entrar al webinar del Sindicato,
era previa inscripción, en la que se calificaron esos puntos?, tras esa
inscripción, sería prácticamente imposible que se cuele alguien ajeno.
Pero
este es solo una parte más del tortuoso camino. Son las 13:00 horas, y estamos
en una asamblea en la que solamente Ricardo Del Valle puede hacer uso de la
palabra. El resto de los asistentes únicamente pueden expresarse a través de “el
chat” de la plataforma. El líder sindical hace la pregunta: ¿Quiénes quieren
anotarse para formar parte de la Comisión Electoral?, y ahí comienza el caos. Del
Valle Solares no tuvo empacho alguno en mentir, pues afirmó que no se podían
proponer sobrecargos que “no estuvieran presentes” en la asamblea. Eso es
totalmente falso, en los estatutos que rigen la vida sindical no existe
semejante limitación. Sería absurdo que así fuera, pues derivado de la
naturaleza del trabajo de sobrecargo, es común que se propongan compañeros que
hayan manifestado su deseo de participar, pero que se encuentren volando en el
momento que la asamblea se lleva a cabo. ¿Será que el Secretario General de la
ASSA de México desconoce estas condiciones? O peor aún, ¿desconoce el contenido
de los estatutos?
Los esbirros
de Ricardo del Valle, porque al que ejecuta y hace ejecutar las órdenes de otro,
especialmente si emplea presión y violencia psicológica, se le llama esbirro y
no “Comisión de Vigilancia”, dejaron de lado su función primordial e ineludible
de velar que se cumpla con el estatuto, permitiendo que cínica y sistemáticamente
el Secretario General viole de manera perene la ley interna de ASSA, pues
simplemente ignoró a los muchos compañeros que de manera insistente se
proponían (por el chat) para ser votados. En cambio, hubo “candidatos” que ni
siquiera fueron propuestos en la asamblea, pero mágicamente aparecieron en la
lista de “candidatos”. Las ventajas de ser el único con el micrófono encendido.
No
contento con lo anterior, nunca hubo un lista que constara de manera clara cuántos
fueron los compañeros que se propusieron para ser votados para el cargo de
Comisionado electoral. El chat de Zoom parece carrusel con todos los mensajes
que exigen ser tomados en cuenta, y a las 13:55 horas, de manera abrupta,
Ricardo Del Valle da por terminada la asamblea, diciendo que a partir de ese
momento pueden mandar su voto por correo electrónico, con los nombres de las
tres personas por las que votan, y adjuntando toda la documentación de
identidad solicitada previamente. Sin hacer caso de todas las preguntas que
inundaban el chat, evidenciando la falta de claridad en el proceso, cerró su
micrófono diciendo que a las 18:00 horas se volvería a conectar para dar “los
resultados”. Lo único que quedaba claro, es que a la representación sindical,
la asamblea se le iba de las manos.
Era el
momento de que Del Valle Solares actuara, entonces un audio empezó a circular por
los diversos grupos de whatsapp que tienen los sobrecargos. Era la voz de una
compañera, ex Mexicana y ex Interjet que suplicaba: “voten por los tres nombres
que les mandaron, son el equipo de Ricardo… por favor, necesitamos que no se
pierda el voto… nos quieren tirar la asamblea los que se oponen a la rotación y
quieren correr gente”. Nada más le faltó decir: “y se están robando niños de
los mercados!!!!”. Era el momento de que el miedo hiciera su aparición.
Tanto
para el Secretario General, como para el resto de la representación sindical
fueron evidentes los sentimientos que permeaban en la planta en ese momento: indignación
y enojo por ser ignorados, confusión e incertidumbre por la forma en que se estaban
tomando las decisiones, desconfianza y falta de credibilidad en el proceso,
opacidad y nula transparencia en algo tan llano como una lista con los nombres
de los candidatos. Había que recurrir al recelo y aprensión de que suceda algo
contrario a lo que se desea: es decir, el miedo.
Entre los
agremiados se empezaron a mandar mensajes de “sí no votas por los candidatos de
Ricardo, se va a enojar”, “se va a dar cuenta si no votas por sus candidatos” y
una larga retahíla de argumentos coercitivos, que florecen como hongos después
de la lluvia cuando el voto no es ni libre, ni universal, ni secreto. Fue tan
grande el miedo, que en lugar de convertirlo en el disparador para exigir
transparencia a su representación sindical, lo que realmente pasó fue que los
bloqueó y paralizó, y permitieron toda clase de violaciones a la ley interna
que rige a la asociación sindical.
A las
18:00 horas llegaron nuevamente a la reunión, es decir, se volvieron a conectar
a la plataforma de Zoom, y ¿cuál va siendo su sorpresa?, que todavía no estaban
los resultados, y que se seguían aceptando más votos, a pesar que en las
indicaciones la hora límite había sido fijada a las 18:00 horas. Los
sobrecargos, consumidos entre el miedo y la confusión, aceptaron cual mansos
corderos que se volvieran a reunir casi a las 22:00 horas para, ahora sí, dar
“los resultados”.
Estimados
lectores, ustedes no necesitan más información para saber quiénes quedaron
electos como Comisionados Electorales, ¿verdad? En efecto: los candidatos del
Secretario General, quien además de violar de manera sistemática los estatutos,
es corto de miras, pues “dejar” que ganasen los candidatos de “la contra” (lo que
es un chiste porque en ASSA no hay contrapesos al día de hoy), le hubiera dado
legitimidad a todo el circo que armó el pasado 14 de septiembre.
¿Cuál
es el asunto de fondo? Que hay en puerta otras asambleas, vitales para el
futuro laboral de los sobrecargos de Aeroméxico, pero el miedo ha permeado de
tal forma que, desde ahora en los diferentes chats que existen, escriben con
resignación “lo mejor” es aceptar las propuestas del Secretario General, aunque
eso signifique una gran merma económica. Una reacción hasta cierto punto lógica
cuando se hace este manejo perverso de un sentimiento como el temor a perder
cosas.
Lo que
los sobrecargos de Aeroméxico deben tener muy claro y presente en estos
momentos cruciales para su futuro, es que NADA les garantiza que aun aceptando todos
los designios y caprichos que se le ocurran al líder, ellos salvarán su empleo.
Es de capital importancia que no pierdan de vista que la Asamblea es el órgano
máximo del sindicato, y el Comité Ejecutivo es quien debe de ejecutar el
mandato de la asamblea. Cualquier modificación al Contrato Colectivo de
Trabajo, de acuerdo a los estatutos, deberá pasar primero por la figura de
Juntas Particulares por empresa (Artículos 47, 48, 49, 50, 51 y 52).
Espero
que sea solamente una percepción equivocada de mi parte, pero así como los veo,
no se van a sacudir ese miedo a cuestionar a su representante. Las preguntas
que hoy no tienen respuesta clara son muchas, ¿hasta cuándo piensan perder el miedo?
¿van a seguir permitiendo que manejen sus vidas?, ¿seguirán siendo simples
marionetas sin voluntad propia y sin decisión? ¿o usarán ese miedo para romper con
la inercia que traen desde hace varios años?
Es un
buen deseo de mi parte, honesto y sincero; ojalá que más pronto que tarde
reaccionen y se percaten de que los únicos que pueden tomar decisiones sobre su
vida laboral, son ellos y nadie más. Hago votos porque el miedo no sea un freno,
sino el motor para cambiar y exigir lo que por derecho les corresponde.
Ximena Garmendia
20 de septiembre 2020