Me confiesa mi amigo J.R. (solo voy a referirme a él por sus iniciales) que, luego del cese de operaciones de Mexicana de Aviación en el año 2010, estaba convencido que nunca más habría de estar al mando de una aeronave comercial.
La quiebra de Mexicana –en la que comandaba un Airbus A320– afectó particularmente a J.R. y es que, además de ser un gran comandante, ama la aviación, a su cultura y, sin duda, a esa gran aerolínea de nuestro país.
Debió haber sido muy doloroso para este caballero colgar las alas y tener que abrir un negocio –no sé en qué rama– con tal de mantener a su familia; empresa que por lo visto le dio de comer por más de siete años en los que llegué a coincidir con él en varias oportunidades y siempre en torno a Don Manuel Ruiz Romero, amigo y mentor de ambos.
Bastaba ver el cambio en su semblante cuando alguien le preguntaba si estaba volando, para darse cuenta de que extrañaba su labor en una cabina de avión.
Cuando un día me lo encontré en un aeropuerto, portando el uniforme de comandante de Interjet, no pude dejar de preguntarle: "¿Qué tal ese primer nuevo despegue al mando de un avión con pasajeros?" "No tengo palabras para describirlo" —me dijo, pero yo sí las tengo para describir su expresión al decirlo: Felicidad en la forma de una enorme sonrisa.
Debo admitir que sentí que Interjet es muy afortunada de haber logrado atraerlo a su equipo de pilotos, en tiempos en los que las aerolíneas de todo el mundo cada vez con mayor frecuencia se disputan el talento técnico aeronáutico, en especial el de pilotos experimentados y competentes.
Los J.R.'s son cada día más escasos y por ende resultan muy valiosos. No me lo imagino desperdiciando su capacidad respaldando el desarrollo de una aerolínea china o del Medio Oriente, tampoco volando para Aeroméxico, toda vez que en J.R. se refleja esa rivalidad que siempre caracterizó a los aviadores de nuestras dos grandes aerolíneas bandera.
¿Lo buscaron o los buscó? No importa, lo cierto es que sus pasajeros pueden estar tranquilos de volar en manos de un gran profesional como lo eran todos aquellos y aquellas que laboraban en Mexicana de Aviación y que ahora luchan por conseguir empleo: los más afortunados en aerolíneas nacionales y los menos en el extranjero.
Hago votos para que Interjet valore a J.R. tanto como deseo que el disfrute su trabajo, si quiera un poco de lo que lo hacía en Mexicana.
En cualquier caso felicidades a tu nueva aerolínea y enhorabuena estimado capitán y amigo. Que no seas el último en regresar al aire de entre aquellos a los que la quiebra de Mexicana les cortó las alas.