05 octubre 2015

DEL CORREO DEL BLOG

“El cielo desprotegido”, artículo de Lydia Cacho
"Estamos frente a un proceso de apertura sin equidad ni salvaguardas... Las inequidades sólo favorecerán a las líneas norteamericanas...".
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Los ecos de la muerte forzada de Mexicana de Aviación, a costa de un fraude en complicidad con agentes gubernamentales resuenan en los pasillos de Aeroméxico. El peligro que corre esta línea aérea y las más pequeñas despierta la preocupación de diversas empresas que, desprotegidas por el Estado, podrían ser aplastadas por intercambios comerciales injustos e inequitativos.
En los últimos 30 años la aerolíneas norteamericanas y su gobierno han signado tratados de Cielos Abiertos (Open Skies) con varias naciones a fin de evitar las restricciones de navegación en otros países. Estos tratados son una política de expansión, que si bien han abaratado significativamente los costos de viajar en avión y han puesto a prueba los servicios de las aerolíneas, su verdadera meta es abrir los cielos para las líneas de los Estados Unidos de forma opaca y competencia injusta.
Particularmente las líneas norteamericanas han empeorado en servicios a clientes, han recortado su personal de tierra y a los restantes les arrebataron prestaciones fundamentales; el trato al cliente ha decaído notablemente, comparativamente las líneas mexicanas han mejorado sus servicios. Ahora Delta, United y American han exigido al presidente Obama que renegocie esos tratados porque consideran que hay una competencia desleal hacia ellos, ya que Quatar, Emirates y Etihad Airlines tienen un subsidio de su gobierno por $40 millones de dólares desde 2004, lo cual les permite no solamente tener los mejores aviones sino el mejor servicio al cliente y precios que compiten con las líneas norteamericanas. Piden para ellos lo que no son capaces de aceptar para México.
Estamos frente a un proceso de apertura sin equidad ni salvaguardas, asegura el  capitán Mario González Aguilera, secretario general de ASPA. Las inequidades sólo favorecerán a las líneas norteamericanas (dada la diferencia de economías y flotas) mientras ellos tienen 7 mil naves aquí hay 350. Pilotos, sobrecargos y personal de tierra aseguran que no temen a la competencia, lo que exigen es que el gobierno mexicano no discrimine a los nacionales para beneficiar a empresas extranjeras.
Cuando el gobierno mexicano pidió a Aeroméxico y otras líneas mexicanas que apoyaran en la apertura de los cielos, que mejoraran sus flotas para estar a la altura de las mejores naves extranjeras, prometió proteger los intereses nacionales. Todos los países que han negociado convenios de Cielos Abiertos han exigido que sus aerolíneas puedan realizar alianzas profundas con una figura conocida como Antitrust Immunity, es decir han condicionado la entrada de otros a dichas alianzas, pero el gobierno mexicano se niega a ir a fondo. En movimientos opacos la  Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) ha autorizado alianzas y fusiones con aerolíneas extranjeras que operan en cielos mexicanos por periodos de tres meses sin poner ninguna condición, mientras obstaculizan cualquier propuesta de alianza para que las líneas mexicanas salgan a otros países y crezcan.
El presidente Peña Nieto no debería de enviar el Convenio Bilateral a ratificación en el Senado hasta que la Comisión Federal de Competencia y el DOT (Departamento de Transporte) se pronuncien formalmente sobre la autorización de estas alianzas de fondo. De no hacerlo las tarifas aéreas no bajarán y las aerolíneas americanas se quedarán con el 85% del tráfico aéreo (actualmente 3 de cada 4 vuelos que cruzan México son de líneas yanquis).
Como en otros temas el gobierno federal se niega a elaborar un estudio que demuestre los supuestos beneficios de este tratado con  el país vecino. Las alianzas equitativas y transparentes benefician a usuarios del transporte aéreo, aumentan el número de destinos y benefician al turismo. Todo parece apuntar a que el gobierno priísta repetirá la historia de favorecer a empresas extranjeras  y pondrá en riesgo a una industria estratégica para el turismo como lo es la aviación. Además las aerolíneas americanas sólo contratan personal de su propio país, sea donde sea que operen, por tanto los ecos del desplome de Mexicana resuenan ahora fuertemente.
Es claro que muchos gobiernos subsidian a sus aerolíneas, México ya no es uno de ellos; como nos lo dejó ver la terrible historia de Mexicana de Aviación, el gobierno permitió que Gastón Azcárraga cometiera un fraude multimillonario y dejara en la calle a miles de trabajadores violando todos sus derechos laborales que hasta la fecha no han sido restituidos. Mexicana transportaba 11 millones de pasajeros al año, tenía más de 8 mil trabajadores directos y 200 mil indirectos. Cuando Vicente Fox se la entregó a Gastón Azcárraga, quien de inmediato acumuló una deuda de 300 millones de dólares, permitió un fraude que la propia PGR ha demostrado; Azcárraga movió activos y vendió acciones a su otra empresa: Grupo Posadas. En 2010 Azcárraga terminó vendiendo las acciones a una empresa fantasma llamada Tenedora K, destruyendo a Mexicana sin que el gobierno moviera un dedo. Azcárraga vive millonario e impune en Estados Unidos.
Resulta urgente que la COFECE se defina a favor de las mejores prácticas internacionales promovidas por la IATA para la distribución de espacios en el aeropuerto de la Ciudad de México y que el convenio bilateral se ratifique solamente si se dan las salvaguardas de equidad. Miembros de ASPA tuvieron reunión con las y los senadores de la comisión de comunicaciones  y transportes y la de Relaciones Exteriores de América del Norte, para exponer el peligro en que se encuentra la aviación mexicana. Ellas, ellos, no piden que se les proteja, sino que simplemente la Secretaría de Comunicación y Transportes regule y supervise el proceso. Es claro que este problema atañe a asuntos de soberanía nacional, por ello también deberían de estar sentados en la mesa los responsables de la Fuerza Aérea Mexicana (SEDENA) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, para evitar otra injusticia laboral masiva.
La aviación mexicana no era débil, el abandono y la corrupción la hicieron; aún hay tiempo para establecer tratados que protejan a la industria mexicana con las mejores prácticas, habrá que ver si el Presidente lo entiende o si prefiere ser farol de la calle y oscuridad en casa.