 | Opinión de (Rosario Avilés) |
En busca de la caja negra
(Primera de dos partes)
Todos los ojos están puestos en ello. Nadie se explica cómo es posible que en pleno siglo XXI, cuando existen tecnologías tan modernas, cuando las autoridades de la aviación están bien establecidas en todos los niveles, cuando la interferencia ilícita está reglamentada y existen controles, sanciones, procedimientos perfectamente establecidos pueda darse una desaparición semejante ante los radares y satélites (los ojos y las narices) de todo el mundo.
Mientras más días pasan, menos probable es que se encuentren rastros, pistas, razones, de un hecho que parece trastocar todo lo que suponíamos que era la aviación en el mundo.
Hoy, lo más importante es encontrar la caja negra pues ella nos diría –se supone- lo que realmente ocurrió. La caja negra, que ni es caja ni es negra porque en realidad son un par de cilindros anaranjados y fosforescentes (que justamente tienen ese color para ser encontrados con facilidad) guardan toda la información técnica y operacional de los últimos 120 minutos en la vida de un avión, es llamada así por razones difusas.
Hay quien dice que en su creación (allá por los años de la Segunda Guerra Mundial) se escondían estas grabadoras en cajas de color negro para que no fueran detectadas por el enemigo y otra versión atribuye el nombre a la psicología, por considerar que estos grabadores registran todas esas cosas oscuras que suceden y que en principio no son evidentes, como si pertenecieran al inconsciente.
En todo caso, en la investigación de accidentes, las cajas negras son esenciales para determinar los factores contribuyentes y las causas probables de un evento que culmina con la destrucción de una aeronave, generalmente con víctimas fatales.
Desde luego que los ojos del mundo entero están puestos aún en la desaparición del Boeing 777 de Malaysian Airlines e incluso la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que oficialmente no participará en la investigación del accidente, ha ofrecido ya su ayuda a Malasia para asesorarla en caso necesario.
Pero más allá de ello, y siguiendo los cánones de la aviación mundial, tanto los Comités de OACI como las aerolíneas, las agencias de investigación, las armadores de aviones y todos los actores involucrados estarán analizando todos los elementos involucrados en este accidente para documentarlos y hacer las recomendaciones pertinentes.
Al mismo tiempo, ya existe una lista de los principales aspectos que tratarán los Comités de OACI, las comisiones de IATA, las diversas agencias de seguridad del mundo y que incluyen seguimiento de vuelos, búsqueda y salvamento, coordinación civil-militar; transmisores de localización de emergencia (ELT); balizas de localización submarina (ULB) y otros medios nuevos para localizar aeronaves siniestradas (incluidos los registradores de vuelo eyectables y la transmisión automática de datos de vuelo).
Por otro lado, hay aspectos de seguridad que deben ser revisados, como documentos de viaje y gestión de identidad. Y aunque no se haya encontrado aún la caja negra, es seguro que se seguirán todos los procedimientos que en estos casos se usan y que hacen de la aviación una actividad confiable y el medio de transporte más seguro del mundo.
Mexicana de Aviación, dicen, también ha desaparecido. Y todo indica que los actores principales (responsables de muchos probables ilícitos) también han desaparecido. En contraste con lo que sucede con el vuelo MH370, este caso de Mexicana de Aviación rebosa caos y desorganización. Nadie sabe nada.
raviles_2@prodigy.net.mx
Todos los ojos están puestos en ello. Nadie se explica cómo es posible que en pleno siglo XXI, cuando existen tecnologías tan modernas, cuando las autoridades de la aviación están bien establecidas en todos los niveles, cuando la interferencia ilícita está reglamentada y existen controles, sanciones, procedimientos perfectamente establecidos pueda darse una desaparición semejante ante los radares y satélites (los ojos y las narices) de todo el mundo.
Mientras más días pasan, menos probable es que se encuentren rastros, pistas, razones, de un hecho que parece trastocar todo lo que suponíamos que era la aviación en el mundo.
Hoy, lo más importante es encontrar la caja negra pues ella nos diría –se supone- lo que realmente ocurrió. La caja negra, que ni es caja ni es negra porque en realidad son un par de cilindros anaranjados y fosforescentes (que justamente tienen ese color para ser encontrados con facilidad) guardan toda la información técnica y operacional de los últimos 120 minutos en la vida de un avión, es llamada así por razones difusas.
Hay quien dice que en su creación (allá por los años de la Segunda Guerra Mundial) se escondían estas grabadoras en cajas de color negro para que no fueran detectadas por el enemigo y otra versión atribuye el nombre a la psicología, por considerar que estos grabadores registran todas esas cosas oscuras que suceden y que en principio no son evidentes, como si pertenecieran al inconsciente.
En todo caso, en la investigación de accidentes, las cajas negras son esenciales para determinar los factores contribuyentes y las causas probables de un evento que culmina con la destrucción de una aeronave, generalmente con víctimas fatales.
Desde luego que los ojos del mundo entero están puestos aún en la desaparición del Boeing 777 de Malaysian Airlines e incluso la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que oficialmente no participará en la investigación del accidente, ha ofrecido ya su ayuda a Malasia para asesorarla en caso necesario.
Pero más allá de ello, y siguiendo los cánones de la aviación mundial, tanto los Comités de OACI como las aerolíneas, las agencias de investigación, las armadores de aviones y todos los actores involucrados estarán analizando todos los elementos involucrados en este accidente para documentarlos y hacer las recomendaciones pertinentes.
Al mismo tiempo, ya existe una lista de los principales aspectos que tratarán los Comités de OACI, las comisiones de IATA, las diversas agencias de seguridad del mundo y que incluyen seguimiento de vuelos, búsqueda y salvamento, coordinación civil-militar; transmisores de localización de emergencia (ELT); balizas de localización submarina (ULB) y otros medios nuevos para localizar aeronaves siniestradas (incluidos los registradores de vuelo eyectables y la transmisión automática de datos de vuelo).
Por otro lado, hay aspectos de seguridad que deben ser revisados, como documentos de viaje y gestión de identidad. Y aunque no se haya encontrado aún la caja negra, es seguro que se seguirán todos los procedimientos que en estos casos se usan y que hacen de la aviación una actividad confiable y el medio de transporte más seguro del mundo.
Mexicana de Aviación, dicen, también ha desaparecido. Y todo indica que los actores principales (responsables de muchos probables ilícitos) también han desaparecido. En contraste con lo que sucede con el vuelo MH370, este caso de Mexicana de Aviación rebosa caos y desorganización. Nadie sabe nada.
raviles_2@prodigy.net.mx
