 | Opinión de (Rosario Avilés) |
Toluca: caballo de Troya digno de mejor suerte
El aeropuerto de Toluca ha sufrido muchas vicisitudes. Desde su construcción se advirtieron los problemas aeronáuticos por elevación, situación orográfica y temperaturas que hacen poco rentable la operación sistemática de vuelos de largo alcance.
Pese a todo, Toluca quiere ser competitivo y podría serlo, siempre y cuando sus supuestos promotores tuvieran una visión más nacionalista, de mayor compromiso con el país y no lo usarán como Caballo de Troya para acabar con lo que queda de la aviación mexicana.
Uno de estos pretendidos salvadores de Toluca ha sido Alexandro Argudín, titular de la Dirección General de los Cielos Abiertos, (DGCA, antes DGAC), quien en el pasado permitió que se usara a Toluca como trampolín para que las aerolíneas de bajo costo que recibieron subsidios para crecer como tales en ese aeropuerto, a la primera oportunidad abandonarán esta terminal y se fueran al AICM, sin que les importara gran cosa el destino del aeropuerto que los hizo crecer.
El peor error, sin embargo, es el que Argudín mismo declara que está a punto de cometer: según él, Toluca es el lugar perfecto para otorgar quintas libertades a las empresas aéreas extranjeras. Esto implica hacer vuelos de un país A, tocar suelo en México (B), recoger pasaje mexicano y llevarlo a un país C.
No conforme con haber iniciado sus negociaciones en el bilateral con Estados Unidos otorgando las terceras y cuartas libertades irrestrictas, ahora quiere apadrinar las quintas libertades sin reciprocidad, sin que México gane nada y además con subsidios desde la terminal aeroportuaria de Toluca. Ya sabemos: en cuanto tengan espacio en el AICM dejarán a Toluca como siempre: vestida y alborotada.
Lo primero que se debería pedir al director de un sector como el aéreo es que conozca bien lo que se juega con la encomienda que le hace el presidente. El transporte aéreo nacional está saliendo de una de las peores crisis de su historia. En los últimos 10 años la flota área comercial en lugar de crecer: ¡ha disminuido 2 por ciento! El número de asientos ofrecidos por las aerolíneas nacionales ha decrecido en uno por ciento, el personal empleado por las líneas aéreas nacionales se ha desplomado un 36 por ciento y el total de pasajeros transportados por líneas nacionales ha caído 2.4 por ciento.
El titular de la DGAC (o DGCA) debería enfocarse en ver cómo salva a este sector que es responsable del 2.4 por ciento del PIB para hacerlo crecer y no estar inventando fórmulas para terminar de desaparecerlo.
México ya tiene firmadas varias quintas libertades con diversos países, las cuales NO SE USAN porque las naciones que deberían recibir esos aviones extranjeros nos cuidan mejor de lo que nosotros lo hacemos y no han querido aceptar esas concesiones, pero si el funcionario que debiera cuidar que las aerolíneas mexicanas ofrezcan servicios competitivos y sirvan a un mercado en crecimiento se dedica a promover a los extranjeros, llegará el momento en que ni Dios Padre nos podrá cuidar.
Toluca se merece más que ser el caballo de Troya que termine por darle la estocada final a la aviación mexicana. México se merece a un director de Aeronáutica que cuide los intereses de los mexicanos y este gobierno se merece unos funcionarios que no se dejen presionar por quienes desconocen a la aviación y sólo quieren destruir lo poquito que nos queda. ¡Ya basta!
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Pese a todo, Toluca quiere ser competitivo y podría serlo, siempre y cuando sus supuestos promotores tuvieran una visión más nacionalista, de mayor compromiso con el país y no lo usarán como Caballo de Troya para acabar con lo que queda de la aviación mexicana.
Uno de estos pretendidos salvadores de Toluca ha sido Alexandro Argudín, titular de la Dirección General de los Cielos Abiertos, (DGCA, antes DGAC), quien en el pasado permitió que se usara a Toluca como trampolín para que las aerolíneas de bajo costo que recibieron subsidios para crecer como tales en ese aeropuerto, a la primera oportunidad abandonarán esta terminal y se fueran al AICM, sin que les importara gran cosa el destino del aeropuerto que los hizo crecer.
El peor error, sin embargo, es el que Argudín mismo declara que está a punto de cometer: según él, Toluca es el lugar perfecto para otorgar quintas libertades a las empresas aéreas extranjeras. Esto implica hacer vuelos de un país A, tocar suelo en México (B), recoger pasaje mexicano y llevarlo a un país C.
No conforme con haber iniciado sus negociaciones en el bilateral con Estados Unidos otorgando las terceras y cuartas libertades irrestrictas, ahora quiere apadrinar las quintas libertades sin reciprocidad, sin que México gane nada y además con subsidios desde la terminal aeroportuaria de Toluca. Ya sabemos: en cuanto tengan espacio en el AICM dejarán a Toluca como siempre: vestida y alborotada.
Lo primero que se debería pedir al director de un sector como el aéreo es que conozca bien lo que se juega con la encomienda que le hace el presidente. El transporte aéreo nacional está saliendo de una de las peores crisis de su historia. En los últimos 10 años la flota área comercial en lugar de crecer: ¡ha disminuido 2 por ciento! El número de asientos ofrecidos por las aerolíneas nacionales ha decrecido en uno por ciento, el personal empleado por las líneas aéreas nacionales se ha desplomado un 36 por ciento y el total de pasajeros transportados por líneas nacionales ha caído 2.4 por ciento.
El titular de la DGAC (o DGCA) debería enfocarse en ver cómo salva a este sector que es responsable del 2.4 por ciento del PIB para hacerlo crecer y no estar inventando fórmulas para terminar de desaparecerlo.
México ya tiene firmadas varias quintas libertades con diversos países, las cuales NO SE USAN porque las naciones que deberían recibir esos aviones extranjeros nos cuidan mejor de lo que nosotros lo hacemos y no han querido aceptar esas concesiones, pero si el funcionario que debiera cuidar que las aerolíneas mexicanas ofrezcan servicios competitivos y sirvan a un mercado en crecimiento se dedica a promover a los extranjeros, llegará el momento en que ni Dios Padre nos podrá cuidar.
Toluca se merece más que ser el caballo de Troya que termine por darle la estocada final a la aviación mexicana. México se merece a un director de Aeronáutica que cuide los intereses de los mexicanos y este gobierno se merece unos funcionarios que no se dejen presionar por quienes desconocen a la aviación y sólo quieren destruir lo poquito que nos queda. ¡Ya basta!
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
