¿Canaero o no Canaero?El Lun, 13 de Enero de 2014, 00:08 am, por Alicia Salgado
El 29 de enero concluye el periodo para el que fue electo presidente de la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) Andrés Conesa Labastida, director general de Aeroméxico.
Se especula que Fernando Flores, director general de Aeromar desde febrero del año pasado, será quien suceda a Conesa en la presidencia.
Si es así, Flores tiene el desafío de evitar que se sigan confundiendo las metas e intereses generales de la industria con los intereses particulares que cada una de las aerolíneas persigue, pues después de la decisión tomada por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que lleva Alejandro Argudín, de declarar “saturados” los horarios pico del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que lleva Alfonso Sarabia.
La decisión de reducir a 58 slots para aviación comercial y tres para oficial en horarios pico el número de operaciones autorizadas en el AICM, junto con la decisión fiscal de imponer un IEPS verde a combustible de avión sin importar inversiones en la flota, y otras consideraciones de seguridad en los aeropuertos de GAP, hicieron crisis en octubre, y Volaris, que dirige Enrique Beltranena, tomó la decisión de anunciar su retiro de la Canaero, junto con la salida nada airosa del “soloañero” y primer director ejecutivo, Guillermo Heredia.
Así, desde octubre del año pasado no sólo se busca sustituto de Heredia, sino evitar la fractura de la Canaero, que de paso es financiada mayoritariamente por las líneas nacionales.
Con la crisis permanente que atravesó la aviación civil comercial durante el sexenio pasado, unas veces por inducción regulatoria, otra por costos de combustibles, por la influenza, por impuestos, por aeropuertos, por seguridad, Conesa y especialmente su brazo derecho entonces para asuntos de Industria, Abraham Zamora (hoy titular de la Unidad de Productividad Económica y persona clave en el equipo del secretario Luis Videgaray), lograron convencer a todas las aerolíneas nacionales e internacionales que operan en México de fortalecer a la Canaero.
Para Heredia fue imposible emular a Zamora, porque él tiene una especial visión integradora y enorme capacidad de diálogo y convencimiento a partir de razones, sensibilidad política y capacidad de interlocución clara entre aerolíneas y con autoridades administrativas y legisladores.
El liderazgo industrial de Aeroméxico no está en duda. Es el único grupo con dos aerolíneas en este momento (Aeroméxico y Connect), aporta doble cuota y convocó a las líneas nacionales, las mayores usuarias y beneficiarias de las decisiones comunes de aportar cada una la cuota amplia (250 mil pesos) y sólo Magnicharters de Gabriel Bojórquez (por cierto, la aerolínea que con nueve aviones tiene la flota más vieja y sin expectativa de renovación con 27 años en promedio) se quedó con la cuota de asociado que pagan las internacionales de 90 mil pesos.
La industria en general se encuentra sumergida en una etapa de expansión sin precedente, pese a la falta de actualización de la política aeronáutica, que fue definida en 2002 durante la administración de Fox, modernización que incorpore transparencia, certeza jurídica, mejoras en la regulación, enfoque de conectividad competitiva y sustentabilidad financiera de aerolíneas, entre otras cosas.
Tras la quiebra de Mexicana, la Canaero y la visión de coordinación se fortaleció, pero hoy ni el hecho de que el TUA del aeropuerto de la Ciudad de México se incrementó o que cada día es más escandalosa la sangría de los grupos aeroportuarios sobre las aerolíneas, que los equipos de radar se han quedado anacrónicos, que se requiere revisar la operación de los aeropuertos que administra Aeropuertos y Servicios Auxiliares, que lleva Gilberto López Meyerpara seguir desarrollando mercados punto a punto y regionales.
Tampoco que las aerolíneas internacionales siguen controlando 70% del mercado internacional y que hay presiones fuertes para que el tema aéreo se incluya en el TPP como capítulo para impulsar política de cielos abiertos, nada de eso les convence de que la Canaero es prioritaria para su representación común e interlocución, incluso entre ellos… ¡Qué tal!