Tenedora K ataca de nuevo: Mexicana MRO
31 Octubre, 2013 - 23:11
Tenedora K no es una empresa, es un parásito. Parece muy diferente a la CNTE, porque tiene oficina de lujo y sus representantes saben qué corbata usar.
Tenedora K ataca de nuevo.
Esta entidad parasitaria vuelve a ser el obstáculo para resolver un
capítulo de Mexicana de Aviación. Los acreedores de la aerolínea han
llegado a un acuerdo que busca sacar de la quiebra a MRO, la empresa de
mantenimiento de Mexicana. A Tenedora K no le gusta ese acuerdo, porque
no le conviene. Habría transferencia de recursos para los 8,500
trabajadores de la aerolínea. Nada para la K.
¿Qué tanto poder le queda para seguir decidiendo sobre el destino
de Mexicana? Lo sabremos el 6 de noviembre, cuando la jueza Edith
Alarcón decida. Los acreedores, que representan 92% de los créditos que
debe la aerolínea, han hecho una propuesta que implica dar futuro a la
única parte de Mexicana que sigue funcionando. MRO es una empresa viable
con más de 1,200 empleados. Tiene un valor aproximado de 120 millones
de dólares, gracias a su infraestructura y al reconocimiento de su
calidad por la Administración Federal de Aviación de EU. Cuenta con una
base de clientes que incluye a Air France, Air Jamaica y Alaska
Airlines, así como a arrendadoras como Cit, Pegasus, Awas y ACG.
El esquema propuesto es una especie de donación que entregaría los
activos de MRO a los trabajadores y a los jubilados de Mexicana. Ellos
tendrían derecho a operar, vender o asociarse. Lo suscriben Banorte,
Bancomext, Grupo Aeroportuario del Pacífico y el Aeropuerto de la Ciudad
de México.
Tenedora K quiere una salida donde los acreedores capitalicen los
adeudos y regresen las garantías de los créditos. Si esta propuesta
quedara, los trabajadores no recibirían nada y ellos se quedarían con
50% de las acciones de MRO. Su propuesta es absurda, pero ellos saben
que en México lo absurdo tiene pasaporte.
Tenedora K es uno de los casos más insólitos en la historia
corporativa mexicana. En agosto del 2010 adquirió 95% de las acciones de
Mexicana por 1,000 pesos, ni el costo de un boleto de avión. Esa ínfima
cantidad les ha dado derecho a tener información estratégica de lo que
fuera la mayor aerolínea de México y a tomar decisiones sobre su
destino. Después de esos 1,000 pesos han realizado inversiones que
extraoficialmente se calculan entre 10 y 15 millones de dólares. Su
capital ha obtenido el máximo rendimiento no en la revitalización de
Mexicana sino en la complicación del proceso de concurso mercantil. Si
usted, lector, no entiende qué ha pasado, no está solo. Hasta las
autoridades están confundidas.
¿Cómo explicar que este fantasma siga siendo protagonista del
destino de Mexicana? Es un inversionista que no invierte. Un socio que
halla un problema para cada solución. Hasta ahora ellos han apostado por
lo absurdo y han ganado. Compraron un boleto de lotería que no ha
caducado. Podrían ganar un premio millonario, a cambio de una inversión
ridícula. Si Gastón Azcárraga es el principal responsable de la quiebra
de Mexicana, a Tenedora K le corresponde la responsabilidad de mantener a
la empresa en el limbo.
Tenedora K no es una empresa, sino un parásito. Parece muy diferente a
la CNTE, porque tiene oficina de lujo y sus representantes saben qué
corbata usar.
No se engañen: comparten ese ADN que tanto daño le hace a México. Su
principal habilidad es la ordeña, aunque en este caso ha apostado por
una empresa que está en quiebra, ubicado en un sector clave para los
negocios. La solución está en manos de la jueza Alarcón.