(Aeronoticias).- ¿A qué nivel ha llegado Aeroméxico en estos últimos días en los que se debe dirimir su situación, como para querer tener un destino cercano al de Mexicana de Aviación -salvando distancias-? Uno tal, que el mismo gobierno deba intervenir -requisar- a la empresa para no enfrentarse a lo que sería la primera gran huelga durante el gobierno del presidente mexicano Enrique Peña.
Evoquemos. Si bien no tiene los niveles de crisis presentados que su competidora Mexicana de Aviación, existe una revisión salarial con dos puntos que trabajadores y empresarios no desean discutir: incrementar a 180% el valor del salario de sobrecargos y la modificación de los contratos laborales para recortar "costes".
Para Aeromexico, que se les incremente el salario en 10% a los sobrecargos, entre otras prestaciones sociales, ya de por sí es pesado. Las negociaciones entre sindicato y empresa llegó incluso a prever niveles menores en los aumentos para futuros sobrecargos. No llegó a buen puerto la medida. Pero la división entre el gremio, ad portas del estallido de la huelga, -según reporta el diario Cambio-, cada vez es evidente: Grupos de sobrecargo se formaron para acordar con la empresa e impedir la huelga ante la posibilidad de una intervención del gobierno.
La batalla campal entre Aeroméxico y sus trabajadores tiene como teatro de operaciones la Secretaría -ministerio- de Trabajo y Previsión Social (STPS). Las negociaciones planteadas que buscan poner "felices" a ambas partes incluye un aumento de salarios y beneficios de tal manera que no desequilibre a la empresa, incluyendo alguna modificación de las condiciones económicas de los trabajadores para no hacer inviable la existencia de Aeroméxico.