David Páramo
Es claro que no están funcionando debidamente los concursos mercantiles como
una vía eficiente para superar los problemas que se presentan entre empresas y
acreedores.
Hay dos posiciones sobre cómo se debe enfrentar la situación:
Primera. Modificar la Ley Federal de Concursos Mercantiles. Es claro que
cualquier ordenamiento es perfectible y, quizá mucho más importante, que la
realidad es cambiante y necesita ajustes.
Sin embargo, se tiene que tener claro que este ordenamiento que sustituyó a
la Ley de Quiebras (que se había convertido en un vehículo para que las empresas
abusaran de los acreedores) no sólo recoge las mejores prácticas
internacionales, sino que también se construyó de común acuerdo con abogados,
empresas, instituciones de crédito y los legisladores.
Hasta el momento ninguno de los problemas que han enfrentado los concursos
mercantiles tienen que ver con el fondo de la ley, sino con la operación.
Segundo. Revisar a fondo la gestión de Griselda Nieblas y
quienes operan el Ifecom. De los requisitos que se establecen para el
nombramiento de síndicos conciliadores e incluso el proceso para seleccionar a
los jueces. Siempre existe la tentación de pedir que los impartidores de
justicia creen juzgados especializados en prácticamente todas las materias.
Si se analizan los problemas que han enfrentado los concursos mercantiles,
éstos tienen que ver mucho más con la operación que con el ordenamiento legal en
sí.
En el caso de Mexicana de Aviación, los problemas han derivado de una pésima
actuación de quien durante demasiado tiempo fue rector del concurso mercantil;
la tibieza de la directora del Ifecom, que ante los problemas ha exigido cambios
a la ley en lugar de revisar la operación, así como las grietas que algunos han
encontrado en la regulación