¡Nos chamaquearon!
Publicado el Viernes 9 de Noviembre de 2012Comenta esta información
Muy bravos llegaron ayer los sindicalistas independientes a San
Lázaro. Intentaron dar portazo. Querían impedir la aprobación de la
reforma laboral. Algunos se colaron y provocaron alarma. Policías
federales, junto agentes de resguardo y seguridad de la Cámara, los
replegaron.
Los guardias locales se pusieron nerviosos. Sellaron literalmente la
Cámara de Diputados. Las puertas del edificio “A”, donde se ubica el
salón de sesiones, fueron cerradas con cadenas y candados. Las medidas
de seguridad extremadas.
No se podía caminar fuera del perímetro de la explanada. Los guardias
lo impedían. El argumento era que los inconformes lanzaban, desde la
calle, balines con resorteras, piedras, y otros objetos.
Los guardias sacaron una manguera muy parecida a las que se usan en
los disturbios, cuando la cosa estaba más caliente. No la usaron.
* * *
Los ánimos bajaron cuando entró al Palacio Legislativo una comisión
de sindicalistas. La encabezaban Martín Esparza, del SME, y Agustín
Rodríguez, del STUNAM.
Se reunieron con legisladores en el salón E del edificio Los
Cristales. Los inconformes querían ver a los integrantes de la Junta de
Coordinación Política. Les mandaron puros diputados de infantería.
Al salón llegaron los diputados Alfredo Zamora Garza, PAN, Alejandro
Rangel Segovia, PRI, Francisca Elena Corrales, PRI, María Sanjuana,
Nueva Alianza, Ricardo Cantú, PT, Carlos Reyes Gamíz, PRD, entre otros.
Agustín Rodríguez, STUNAM, habló en contra de la Reforma que,
asegura, pone en bandeja de plata los despidos masivos de trabajadores.
“No vamos a ceder, ni a bajar acciones. No hemos sido escuchados”, se
quejó.
En ese momento comenzó a sonar la chicharra que anuncia la proximidad
de una votación. Los diputados se excusaron y salieron del salón a
votar, en lo general, la reforma laboral.
Pero antes de que lo hicieran, Miguel Ángel Yudico, secretario
general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes,
Transformación, Aviación, Servicios y Similares, les dijo: “Si van a
votar, no vayan a ser traidores con los trabajadores”.
Los diputados prometieron regresar. Algunos lo hicieron, otros no.
La reforma laboral fue aprobada en las narices de los sindicalistas,
en lo general, por 361 votos a favor del PRI, PAN, PVEM y Panal, y 129
en contra de la izquierda.
“¡Nos chamaquearon!”, gritó uno de los sindicalistas comisionados.
Martín Esparza lo secundó. “No tiene caso, ya vámonos”, sugirió.
Esperaron un rato más. Regresó un puño de legisladores. Uno de ellos,
el priísta Rangel Segovia, sindicalista también, trato de explicar las
bondades de la iniciativa. Se rieron.
Al final se fueron como llegaron: encabronados y con las manos vacías.