Tragedia aeroportuaria
El Vie, 09 de Noviembre de 2012, 05:29 am, por David Páramo
Los números de la aviación mexicana difícilmente podrían ser mejores.
El número de operaciones nacionales e internacionales ha crecido
sustancialmente, incluso con la desaparición de Mexicana de Aviación,
puesto que su lugar fue rápidamente tomado por otras empresas nacionales
que tuvieron una gran expansión.
La inmensa mayoría de los aeropuertos operan con muy elevados niveles
de eficiencia, a pesar de que en casi todos ha crecido el número de
operaciones; sin embargo, existe un gravísimo punto de preocupación: el
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La gestión de Héctor Velázquez pasará a la historia
como una de las peores de todos los tiempos. Si no se ha presentado un
incidente grave ha sido en buena medida por la elevadísima capacidad de
pilotos, controladores de tránsito y en general de todo el personal de
las líneas aéreas.
Durante la gestión de Velázquez han sido comunes los
apagones en la torre de control, inundaciones (incluso de aguas negras)
en muy diversos momentos del año; obras realizadas fuera de tiempo y de
una forma ruinosa en las cuales se deben contar zanjas que, en caso de
un aterrizaje forzoso o un despegue abortado, hubieran generado una
tragedia histórica.
Las malas decisiones en el manejo de las obras y la poca planeación
han tenido un costo incalculable para las líneas aéreas y para los
pasajeros.
Un elevado porcentaje de los vuelos cancelados o demorados son imputables a malas decisiones de la dirección general del AICM.
No nos detendremos a analizar el poco o nulo control que ha tenido
sobre actividades como tráfico de personas o delincuencia organizada,
puesto que Velázquez se ha escondido atrás del pretexto
de que él no es el responsable de la seguridad, aun cuando tiene
contratada a una empresa de seguridad privada que, por lo menos, debería
estar a su cargo.
Velázquez no ha explicado hasta el momento cómo es
posible que el presupuesto original para la remodelación de la Terminal 2
haya sido de 400 millones de pesos y el costo total de esta obra,
desarrollada por ICA, haya sido de 900 millones.
De hecho, parecería que en lugar de administrar el aeropuerto más
importante del país y uno de los principales de América Latina, se
dedicó a realizar negocios por cuenta propia.
Uno de los temas que tampoco se han explicado es su vínculo con Hugo Camou, quien prácticamente tiene todos los contratos de publicidad exterior en el AICM.
Quien sea el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes
tendrá, entre sus primeras acciones, no sólo que remover al director del
AICM, sino realizar una profunda investigación de su gestión.
Empeora
Para muchos fue una sorpresa que la juez Edith Alarcón hubiera tomado la determinación de mantener a Gerardo Badín como síndico conciliador del concurso mercantil de Mexicana de Aviación.
De acuerdo con la visión de la juez que suplió al exótico Felipe Consuelo,
mantuvo al conciliador siguiendo el manual, es decir, tratando de
buscar que se mantuviera la negociación con los acreedores y no se
rompieran los vínculos porque, de lo contrario, se tomaría más tiempo.
Con lo que lamentablemente no contó Alarcón es que
lo que saben acreedores y quienes han estado vinculados a este proceso,
que ya lleva 25 largos meses, es cómo se ha comportado Badín.
El conciliador ha operado la línea aérea en concurso mercantil como
si fuera un negocio en marcha. Se ha despachado con la cuchara grande,
como ha sido documentado en esta columna, y ha estirado la liga mucho
más de lo debido, al grado que ya se terminó los ingresos que genera
MRO.
La base de mantenimiento de Mexicana, que tiene más de mil 300
trabajadores, es la única del grupo que se mantuvo en operaciones, a
pesar del concurso mercantil, y no perdió ningún contrato; sin embargo,
el dispendio de un Badín que colocó amigos, compadres, socios y demás ha tocado fondo. Se acabó el dinero en las cuentas de Mexicana de Aviación.
Hay quienes dicen que, a la luz de estos hechos, ahora sí será removido Badín por la juez Alarcón,
puesto que tiene pruebas de su mala administración, ya que, se asegura,
no hay dinero en caja ni para llegar al 20 de noviembre.
El no tener dinero en caja sí podría generar problemas definitivos
para MRO, puesto que podrían comenzar a incumplir con los contratos que
tienen con empresas internacionales para dar mantenimiento a sus
aviones. El asunto, como puede verse, es muy grave.
Habrá que estar muy pendientes en torno a este caso, puesto que ahora
sí no podrán lanzar más bolas de humo como la de que, ahora sí, Iván Barona ya demostrará capital para rescatar la aerolínea.
Como hemos señalado desde el primer momento, Barona
es uno más de aquellos quienes, sin dinero, pretenden quedarse con la
carroña de lo que alguna vez fue la línea aérea más importante del país,
pero que por culpa de Gastón Azcárraga terminó en esta situación.