Para lavarse las culpas
Rosario Avilés | Opinión
2012-07-31 | Hora de creación: 22:30:18 | Ultima modificación: 01:18:09
Al cuarto para las doce, la actual administración trata de cerrar expedientes aunque lo hace tan precipitadamente que, de seguro, no sólo no habrá libros blancos de la gestión de gobierno, sino que no habrá de dónde echar mano para justificar tantas tonterías, errores, omisiones, pifias, corruptelas, olvidos, y un largo etcétera que se amontonará en los escritorios y que podría ser un excelente material para la siguiente Secretaría de la Función Pública, en revisión de las cuentas del sexenio calderonista.
En ese contexto —después de 24 meses y más de media docena de peticiones formales— se dio la audiencia que los trabajadores de Mexicana de Aviación le solicitaron al jefe del Ejecutivo hace tanto. Tarde, sin muchas ganas ni grandes resultados pero, en fin, se dio finalmente la reunión que empujó la secretaria de Trabajo, Rosalinda Vélez, más eficaz y mucho menos estridente que el ahora diputado Lozano, de infausta memoria.
De la mencionada audiencia, sin embargo, no se logró gran cosa. No debiera extrañar, porque “genio y figura” son estampas que prevalecen y es bien conocida la tozudez del personaje de Los Pinos que ya tenía un guión aprendido y apenas fue capaz de dar un poquito su brazo a torcer, al decir que “si aparece el dinero” habrá apoyo del gobierno federal para que la aerolínea vuelva a volar.
Es obvio que debajo de esta declaratoria tendría que moverse la maquinaria que con tanto celo atoran Velázquez y Duarte, dos personajes que parecen tan inamovibles como ineficientes son las áreas que encabezan. Y se ve difícil también que reconozcan tanto su responsabilidad en el desastre de Mexicana, como los errores que han cometido, porque parten de la absurda idea de que son “jefes” y de que “los jefes” nunca se equivocan y que cuando se equivocan, vuelven a mandar (aunque sea todo a… donde es imposible publicarlo).
En el caso de Mexicana, la cantaleta de que “los trabajadores son caros” les sale tan bien aprendida que no se dan cuenta de que por esas y otras cosas parecidas perdieron las elecciones y no en una reñida lid, sino que se fueron al tercer lugar sin posibilidades de revancha no en 6 ó 12 años, sino en muchos más.
Esa justificación de Gastón, que pudo haberle servido en las primeras dos semanas de su montaje, hoy es evidente que era un argumento para tapar la trama de un megafraude que esta administración no sólo se ha negado a investigar, sino que está solapando descaradamente.
Mientras los atareados funcionarios siguen buscando los pretextos para enterrar a Mexicana, el sábado pasado el aeropuerto de la ciudad de México se inundaba y pasaba 4 horas sin operar, con costos inmensos a las aerolíneas que tuvieron que cancelar más de 170 vuelos y desviar otros 32. La razón esgrimida era la precipitación pluvial “inusual” (298 milímetros de agua), que habría “rebasado” la capacidad del drenaje y las alcantarillas tapadas por el granizo que se aunaron a la inutilización de las bombas de desagüe.
Lo que no dicen es que hace 6 años se pagaron más de 400 millones de dólares para rehacer el drenaje, lo que elevó en 100 por ciento el presupuesto de la ampliación del AICM, cuya directiva despacha tan campante a pesar de los evidentes signos de una deficiente gestión, llena de apagones, balaceras, inundaciones y demás.
La DGAC y el Seneam no están mejor (mal de muchos) pues en la Dirección que rige los destinos de la aviación no sirven los sistemas indispensables para revalidar licencias; las aerolíneas chinas tienen vetados a los pilotos mexicanos porque la OACI encontró que las autoridades aeronáuticas mexicanas no hacen su trabajo y no han mejorado un ápice desde la última auditoría del 2007 y en el Seneam acaban de cambiar a su director, quien se ha encontrado con que el tiradero es peor de lo que imaginaba.
Así las cosas, llegamos a fin de sexenio. Un helicóptero privado que transportaba al dueño de una empresa de renta de aeronaves y helicópteros, cae en una noche lluviosa en que nunca debió haber salido a volar.
Se necesitan pilotos que se nieguen a cumplir los apuros de sus jefes y jefes que entiendan que la seguridad está por encima de su propia voluntad. La seguridad no es cosa de dinero, pero cualquier dinero es mucho si no viene acompañado de un sistema que garantice la seguridad operacional en el entorno.
Lo oí en 123.45: Dos buenas noticias para la aviación. La primera es el anuncio de que Aeroméxico va a adquirir 100 aviones en los siguientes 10 años, de lo cual nos ocuparemos más adelante. La segunda es que la Cámara de Transporte Aéreo (Canaero) se profesionaliza y estrena presidente ejecutivo a partir de mañana. Se trata de Guillermo Heredia Cabarga. Excelente decisión y esperemos que con ello inicien los buenos tiempos, ahora sí
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión
2012-07-31 | Hora de creación: 22:30:18 | Ultima modificación: 01:18:09
Al cuarto para las doce, la actual administración trata de cerrar expedientes aunque lo hace tan precipitadamente que, de seguro, no sólo no habrá libros blancos de la gestión de gobierno, sino que no habrá de dónde echar mano para justificar tantas tonterías, errores, omisiones, pifias, corruptelas, olvidos, y un largo etcétera que se amontonará en los escritorios y que podría ser un excelente material para la siguiente Secretaría de la Función Pública, en revisión de las cuentas del sexenio calderonista.
En ese contexto —después de 24 meses y más de media docena de peticiones formales— se dio la audiencia que los trabajadores de Mexicana de Aviación le solicitaron al jefe del Ejecutivo hace tanto. Tarde, sin muchas ganas ni grandes resultados pero, en fin, se dio finalmente la reunión que empujó la secretaria de Trabajo, Rosalinda Vélez, más eficaz y mucho menos estridente que el ahora diputado Lozano, de infausta memoria.
De la mencionada audiencia, sin embargo, no se logró gran cosa. No debiera extrañar, porque “genio y figura” son estampas que prevalecen y es bien conocida la tozudez del personaje de Los Pinos que ya tenía un guión aprendido y apenas fue capaz de dar un poquito su brazo a torcer, al decir que “si aparece el dinero” habrá apoyo del gobierno federal para que la aerolínea vuelva a volar.
Es obvio que debajo de esta declaratoria tendría que moverse la maquinaria que con tanto celo atoran Velázquez y Duarte, dos personajes que parecen tan inamovibles como ineficientes son las áreas que encabezan. Y se ve difícil también que reconozcan tanto su responsabilidad en el desastre de Mexicana, como los errores que han cometido, porque parten de la absurda idea de que son “jefes” y de que “los jefes” nunca se equivocan y que cuando se equivocan, vuelven a mandar (aunque sea todo a… donde es imposible publicarlo).
En el caso de Mexicana, la cantaleta de que “los trabajadores son caros” les sale tan bien aprendida que no se dan cuenta de que por esas y otras cosas parecidas perdieron las elecciones y no en una reñida lid, sino que se fueron al tercer lugar sin posibilidades de revancha no en 6 ó 12 años, sino en muchos más.
Esa justificación de Gastón, que pudo haberle servido en las primeras dos semanas de su montaje, hoy es evidente que era un argumento para tapar la trama de un megafraude que esta administración no sólo se ha negado a investigar, sino que está solapando descaradamente.
Mientras los atareados funcionarios siguen buscando los pretextos para enterrar a Mexicana, el sábado pasado el aeropuerto de la ciudad de México se inundaba y pasaba 4 horas sin operar, con costos inmensos a las aerolíneas que tuvieron que cancelar más de 170 vuelos y desviar otros 32. La razón esgrimida era la precipitación pluvial “inusual” (298 milímetros de agua), que habría “rebasado” la capacidad del drenaje y las alcantarillas tapadas por el granizo que se aunaron a la inutilización de las bombas de desagüe.
Lo que no dicen es que hace 6 años se pagaron más de 400 millones de dólares para rehacer el drenaje, lo que elevó en 100 por ciento el presupuesto de la ampliación del AICM, cuya directiva despacha tan campante a pesar de los evidentes signos de una deficiente gestión, llena de apagones, balaceras, inundaciones y demás.
La DGAC y el Seneam no están mejor (mal de muchos) pues en la Dirección que rige los destinos de la aviación no sirven los sistemas indispensables para revalidar licencias; las aerolíneas chinas tienen vetados a los pilotos mexicanos porque la OACI encontró que las autoridades aeronáuticas mexicanas no hacen su trabajo y no han mejorado un ápice desde la última auditoría del 2007 y en el Seneam acaban de cambiar a su director, quien se ha encontrado con que el tiradero es peor de lo que imaginaba.
Así las cosas, llegamos a fin de sexenio. Un helicóptero privado que transportaba al dueño de una empresa de renta de aeronaves y helicópteros, cae en una noche lluviosa en que nunca debió haber salido a volar.
Se necesitan pilotos que se nieguen a cumplir los apuros de sus jefes y jefes que entiendan que la seguridad está por encima de su propia voluntad. La seguridad no es cosa de dinero, pero cualquier dinero es mucho si no viene acompañado de un sistema que garantice la seguridad operacional en el entorno.
Lo oí en 123.45: Dos buenas noticias para la aviación. La primera es el anuncio de que Aeroméxico va a adquirir 100 aviones en los siguientes 10 años, de lo cual nos ocuparemos más adelante. La segunda es que la Cámara de Transporte Aéreo (Canaero) se profesionaliza y estrena presidente ejecutivo a partir de mañana. Se trata de Guillermo Heredia Cabarga. Excelente decisión y esperemos que con ello inicien los buenos tiempos, ahora sí
raviles_2@prodigy.net.mx