No tiene la culpa el indio...
Rosario Avilés | Opinión 2012-04-24 | Hora de creación: 21:09:05| Ultima modificación: 00:30:42
La sabiduría popular suele describir en unas cuantas palabras los aprendizajes de experiencias profundas o de apreciaciones de sentido común que describen situaciones muy complejas. La política mexicana nos ofrece innumerables ocasiones para reflexionar basados en esa sabiduría y la actual administración nos ha dotado de muchas de ellas.
Lo que sucede con la administración calderonista en el tema del transporte, lejos de ser un asunto de perversidad y astucia meditada o sofisticada, es ilustrativo de la improvisación y la fahta de competencias. Dicho de otro modo: para ser un “buen malo” (valga la expresión) se requiere ser muy inteligente y éste no es el caso. Parafraseando al charro cantor Jorge Negrete, Pedro el Malo no es malo, sólo es “maleta”.
Muestras sobran diariamente en todos los medios nacionales. Desde los accidentes en carretera que involucran a traileros y autobuses de pasajeros que no tienen todas las certificaciones y vigilancia requerida, hasta el transporte aéreo, ayuno de una mano experta que conduzca sus destinos.
Más allá de las competencias técnicas –que en una persona que sabe sus limitaciones es un problema relativamente fácil de resolver, ya que sólo tiene que contratar fuera ese talento–, lo más importante es que se crea que el ciudadano no sólo es ignorante, sino que carece de inteligencia.
En un reciente comunicado, al tratar de justificar su falta de actuación en el caso de la transferencia de las acciones de la aerolínea Mexicana de las manos de Grupo Posadas a Tenedora K, la SCT ofrece un galimatías que si no fuera por sus efectos trágicos resultaría cómico.
Expresa el comunicado: “Es importante aclarar que Tenedora K, Nuevo Grupo Aeronáutico y Med Atlántica no son concesionarios de la SCT para prestar servicios públicos de transporte aéreo. Es por ello que la SCT en su momento y conforme a derecho, no intervino en la venta de acciones entre Nuevo Grupo Aeronáutico y Tenedora K, por ser una transacción entre particulares no concesionarios”. (sic, re-sic y recontra-sic).
Si esto fuera así, el concesionario de Mexicana, Click y Link seguiría siendo Grupo Posadas, de modo que la multa por no continuar operando debería ser aplicada a este grupo empresarial.
Pero más allá de eso, lo que SCT está provocando con su justificación para lavarse las manos, es que cualquier concesionario haga con las acciones de las empresas de servicio público lo que quiera sin enterar de ello a las autoridades. ¿Qué tal enajenarlas a inversionistas extranjeros que, por ley, están limitados en su participación? Si se revisaran todos los casos de aerolíneas que operan en México con una concesión federal quizás hallaríamos sorpresas.
Y peor aún: ¿qué pasaría si las acciones de cualquier empresa de serricio público concesionado se transfirieran a personas que se dediquen a negocios grises o giros negros? Como se trataría de una transacción entre particulares, la SCT simplemente se abstendría de intervenir.
He ahí expresada con toda claridad la necesidad de que quienes tienen la responsabilidad de gobernar sean hombres de Estado y no sólo chicos de buenas calificaciones en materias ajenas a la administración pública.
Por lo demás, en su afán de seguir escurriendo el bulto (ya Fox puso la muestra con el “¿y yo por qué?”) todavía el comunicado de marras remata negando que la SCT hubiera intervenido en esa transacción. ¡Pues justamente lo que se les reclama es eso: su falta de actuación! Tal parece que la normatividad vigente no es una fortaleza de los economistas metidos a autoridades.
Ojalá que, al releer sus propias declaraciones y compararlas con la normatividad vigente, así como contrastar su propia actuación con las promesas de campaña y las declaraciones de su jefe de Los Pinos, nuestros funcionarios por fin se sienten a tratar de arreglar los problemas del transporte público federal.
Es cierto que no tiene la culpa el indio, sino quien lo contrató, pero hay una ley de responsabilidades de los funcionarios públicos que es clara, que se aplica a personas concretas y que el siguiente gobierno no se tocará el corazón para aplicar, por mucho que se pacte una transición.
Seneam languidece y la seguridad en el espacio aéreo está seriamente comprometida. DGAC es una huérfana que está a punto de enfrentar dos auditorías por parte de organismos internacionales. Y ellos, los administradores actuales, serán responsables de lo que ocurra. Que conste
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión 2012-04-24 | Hora de creación: 21:09:05| Ultima modificación: 00:30:42
La sabiduría popular suele describir en unas cuantas palabras los aprendizajes de experiencias profundas o de apreciaciones de sentido común que describen situaciones muy complejas. La política mexicana nos ofrece innumerables ocasiones para reflexionar basados en esa sabiduría y la actual administración nos ha dotado de muchas de ellas.
Lo que sucede con la administración calderonista en el tema del transporte, lejos de ser un asunto de perversidad y astucia meditada o sofisticada, es ilustrativo de la improvisación y la fahta de competencias. Dicho de otro modo: para ser un “buen malo” (valga la expresión) se requiere ser muy inteligente y éste no es el caso. Parafraseando al charro cantor Jorge Negrete, Pedro el Malo no es malo, sólo es “maleta”.
Muestras sobran diariamente en todos los medios nacionales. Desde los accidentes en carretera que involucran a traileros y autobuses de pasajeros que no tienen todas las certificaciones y vigilancia requerida, hasta el transporte aéreo, ayuno de una mano experta que conduzca sus destinos.
Más allá de las competencias técnicas –que en una persona que sabe sus limitaciones es un problema relativamente fácil de resolver, ya que sólo tiene que contratar fuera ese talento–, lo más importante es que se crea que el ciudadano no sólo es ignorante, sino que carece de inteligencia.
En un reciente comunicado, al tratar de justificar su falta de actuación en el caso de la transferencia de las acciones de la aerolínea Mexicana de las manos de Grupo Posadas a Tenedora K, la SCT ofrece un galimatías que si no fuera por sus efectos trágicos resultaría cómico.
Expresa el comunicado: “Es importante aclarar que Tenedora K, Nuevo Grupo Aeronáutico y Med Atlántica no son concesionarios de la SCT para prestar servicios públicos de transporte aéreo. Es por ello que la SCT en su momento y conforme a derecho, no intervino en la venta de acciones entre Nuevo Grupo Aeronáutico y Tenedora K, por ser una transacción entre particulares no concesionarios”. (sic, re-sic y recontra-sic).
Si esto fuera así, el concesionario de Mexicana, Click y Link seguiría siendo Grupo Posadas, de modo que la multa por no continuar operando debería ser aplicada a este grupo empresarial.
Pero más allá de eso, lo que SCT está provocando con su justificación para lavarse las manos, es que cualquier concesionario haga con las acciones de las empresas de servicio público lo que quiera sin enterar de ello a las autoridades. ¿Qué tal enajenarlas a inversionistas extranjeros que, por ley, están limitados en su participación? Si se revisaran todos los casos de aerolíneas que operan en México con una concesión federal quizás hallaríamos sorpresas.
Y peor aún: ¿qué pasaría si las acciones de cualquier empresa de serricio público concesionado se transfirieran a personas que se dediquen a negocios grises o giros negros? Como se trataría de una transacción entre particulares, la SCT simplemente se abstendría de intervenir.
He ahí expresada con toda claridad la necesidad de que quienes tienen la responsabilidad de gobernar sean hombres de Estado y no sólo chicos de buenas calificaciones en materias ajenas a la administración pública.
Por lo demás, en su afán de seguir escurriendo el bulto (ya Fox puso la muestra con el “¿y yo por qué?”) todavía el comunicado de marras remata negando que la SCT hubiera intervenido en esa transacción. ¡Pues justamente lo que se les reclama es eso: su falta de actuación! Tal parece que la normatividad vigente no es una fortaleza de los economistas metidos a autoridades.
Ojalá que, al releer sus propias declaraciones y compararlas con la normatividad vigente, así como contrastar su propia actuación con las promesas de campaña y las declaraciones de su jefe de Los Pinos, nuestros funcionarios por fin se sienten a tratar de arreglar los problemas del transporte público federal.
Es cierto que no tiene la culpa el indio, sino quien lo contrató, pero hay una ley de responsabilidades de los funcionarios públicos que es clara, que se aplica a personas concretas y que el siguiente gobierno no se tocará el corazón para aplicar, por mucho que se pacte una transición.
Seneam languidece y la seguridad en el espacio aéreo está seriamente comprometida. DGAC es una huérfana que está a punto de enfrentar dos auditorías por parte de organismos internacionales. Y ellos, los administradores actuales, serán responsables de lo que ocurra. Que conste
raviles_2@prodigy.net.mx