06 diciembre 2011

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

Algunas previsiones sistémicas
Rosario Avilés |  Opinión     2011-12-06  | Hora de creación: 21:51:41| Ultima modificación: 00:55:30





 La consigna “divide y vencerás” está tan arraigada en la casta del poder que quienes la ejercen no se dan cuenta que su afán de vencer (aunque la victoria sea pírrica —es decir, aunque terminen destruyéndolo todo para plantar sobre las ruinas  una bandera hecha girones)— es la mejor receta para perder ese poder que desean conservar.

 En el caso del transporte aéreo, la perversión del sistema ha logrado que todos los operadores aéreos de hoy en día crean -gracias a la indefinición de los funcionarios-  que cada uno de ellos sería el gran ganador si Mexicana desparece. Esto ha desatado una guerra insensata que a nadie está sirviendo.

 Lo que ha provocado es que se constituya un pequeño grupo parecido al que contribuyó a cocinar la segunda debacle electoral del PRI en 2006, un nuevo “Tucom”, sólo que ahora, en vez de ser “Todos Unidos contra Madrazo”, es “Todos Unidos contra Mexicana”. El resultado podría ser semejante: todos unidos y todos perdedores.

 La visión corta de quienes han promovido la división y el encono para irse a la yugular de la aerolínea más antigua del país, decana de la aviación mexicana, ha provocado que todas las demás aerolíneas hagan hasta lo imposible por ser ellas las elegidas del corazón de los burócratas de la SCT para que se les otorguen rutas, slots, preferencias y más, creyendo que eso las hace más fuertes y que sobrevivirán por encima de todas.

 Nada más lejos de la verdad: lo único que está pasando es que se están dinamitando todos los caminos que posibilitan los negocios estables y que darían certidumbre a los inversionistas serios, porque lo que se instala en su lugar es la discrecionalidad, la indefinición jurídica, el convencimiento de que la influencia política es lo único que garantiza la permanencia de un negocio.

 Un punto esencial es el quebrantamiento del estado de derecho. Al repartir temporal y discrecionalmente entre los operadores actuales las rutas y slots que son de Mexicana y que forman parte de su masa concursal, lo que se está promoviendo no es sólo la canibalización de esta aerolínea y el encono en su contra, sino la indefinición futura a quienes hoy se beneficia y que, con la misma discreción con que se dio ese permiso temporal, se les quite, incluso si Mexicana no estuviese en el mercado.

 Al aceptar que las reglas sean puestas por veleidad de quienes detentan un cargo, se vulnera también la autoridad aeronáutica. ¿Con qué criterio, bajo qué principios, se decide quién y cómo vuela? Cuando ocurra lo contrario no habrá defensa posible.

 Lo mismo ocurre con la responsabilidad de vigilar si las empresas que tienen concesiones poseen la capacidad operativa, legal, técnica y financiera para ello. Como no hay ninguna transparencia de estos procesos, en realidad no se sabe bien a bien cuál es el monto exacto de propiedad de cada aerolínea. Y no se sabe tampoco con qué criterios se decide quiénes son candidatos idóneos a quedarse con Mexicana.

 Aún más: nadie se explica cómo se decidió otorgar a la empresa Eulen la tarea de supervisión de seguridad en los aeropuertos. Mientras se destinan empleados para revisar si el talón de equipaje corresponde o no a la etiqueta con que fue documentado, se descobija la importante función de revisar que no se cuelen drogas en las mismas valijas que escudriñan para saber si el dueño es quien la porta.

 Esto sólo ocurre en México, ningún país tiene personas dedicadas a revisar semejante asunto. Y constituye el clásico ejemplo de ponerse a la cabeza de la procesión para desviarla de rumbo.

 Algo similar ocurrió con la famosa política de largo plazo para la aviación. Presionado por la opinión pública, el ex subsecretario Treviño llamó a las mesas de consulta para enterrar de una vez y para siempre las peregrinas ideas de los ciudadanos que quieren participar en definir las políticas públicas. ¡Faltaban más! Si para eso están los funcionarios: para evitar que haya reglas claras, rendición de cuentas y transparencia.

 Tolerar la indefinición, el disimulo, romper la legalidad y otorgar prebendas discrecionales no es la mejor receta para hacer un país moderno y eficiente. Ojalá que lo comprendan los electores, ya se acerca el momento de hacerlo sentir.

 raviles_2@prodigy.net.mx