22 diciembre 2010

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

Opinión de
Despegues y Aterrizajes(Rosario Avilés | )


Un cuento de Navidad
Rosario Avilés | Opinión    Martes 21 de Dic., 2010 | Hora de modificación: 04:19


Existió alguna vez un personaje cuyo nombre puede ser Juan, Pedro, Gastón o Felipe… eso no importa. Lo importante es que era conocido como Scrooge, porque aunque pretendía ser un hombre con principios e ideas, en realidad era un poco cínico y su única creencia era el mercado, el dios mercado en cuyo altar sacrificaba los principios y la ética.

Sucedió alguna vez que, por Navidad, se encontró con sus empleados (o sus gobernados, o sus clientes, eso no importa) e invocó a la rentabilidad como el único principio válido de toda su actuación: la búsqueda incesante del número, el condenado numerito (el 3 por ciento del crecimiento económico, el 10 por ciento de reducción de costos, el 15 por ciento de rentabilidad, el … infinito número que cuadraba todas las cosas y que era lo único que lo hacía realmente feliz).

A pesar de ver todas las necesidades que sufrían aquellas personas, Scrooge sólo deseaba el numerito. “Si obtengo el numerito —se decía— podré tener una feliz Navidad, un muuuuy próspero año nuevo y podré decir que todo lo hago por el consumidor o el ciudadano, ese personaje de fantasía al que invocamos los que adoramos al numerito como el único ser que vale la pena ser adorado”.

Y así, en aquella Navidad, aunque veía que los trabajadores, aquellos que con su trabajo lograban la transformación y la creación de valor agregado, ganaban cada día menos, trabajaban cada día más y disfrutaban cada vez menos prestaciones, cada día menos reconocimiento, cada día menos prestigio social, a él no le importaba porque estaba obsesionado por el numerito (que, por cierto, le daba muchas ventajas y muchos billetes en su banco).

Por esta razón, Scrooge, quien también era dueño de una empresa de servicios aéreos, cada día reducía más los salarios, y cada día promocionaba en los periódicos y en los noticieros de radio y TV que el trabajo en realidad no servía para nada, que lo único importante era el dinero que, se supone, ponía él (en realidad él nunca puso ni un peso, porque esa empresa se la prestaron los gobernantes que sólo creían en el dios mercado para que Scrooge hiciera cada día más y más dinero).

Y había muchas personas que creían que Scrooge tenía toda la razón o, si no lo creían, no importaba: lo promocionaban porque ellos creían que les convenía.

El día de Navidad, una vez que llegó a casa, muy contento porque gracias a la promoción de la Navidad sus empresas cada día facturaban más y había logrado bajar al mínimo el salario de sus trabajadores, se le apareció el espíritu de la verdadera Navidad y le mostró una realidad que él no conocía y no podía soportar: le mostró que el numerito no era lo más importante y, según el escritor inglés que cuenta esto, le mostró que su visión era posible gracias a dos fantasmas: la ignorancia y la avaricia.

Estos dos espíritus hicieron posible que Scrooge se saliera con la suya, que el numerito mágico se multiplicara por miles y miles y que sus empresas aéreas dejaran de ser importantes en el mundo, que su país fuera visto cada vez con mayor desprecio y que –una vez que todas las personas le compraran el argumento de que los trabajadores no importaban para nada- empezaran a subir las tarifas, a bajar la calidad de los servicios, a dejar de invertir en equipos de última tecnología y a hacer las cosas cada día con menor calidad. “Al fin y al cabo —se decía Scrooge— estos mexicanos aguantan todo y cada día soy más rico y más impune”.

Pero sucedió también que este personaje, que antes era admirado por muchos, de pronto dejó de tener prestigio y nadie quería ver su nombre asociado con el suyo, a pesar de que era un mago en multiplicar el numerito, pero no a cualquier costo. Lo que parecía algo fácil se convirtió en una pesadilla. Pero ya no había futuro para Scrooge… También las oportunidades se acaban.

Lo oí en 123.45: Por Navidad esta columna sale del aire y volverá el 11 de enero para reseñar las cifras del mejor año de la década en la aviación mundial, el 2010… Aun cuando el margen de rentabilidad no alcanza ni el 3 por ciento, de todos modos, Felices Fiestas.

raviles_2@prodigy.net.mx