23 marzo 2010

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

Opinión de
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés | )

Gremialismo en la sociedad del conocimiento
Rosario Avilés | Opinión
Martes 23 de Marzo, 2010 | Hora de modificación: 00:28

Bien sabemos que la nueva economía se inscribe en la sociedad del conocimiento y que la mayor ventaja que un país puede mostrar para ser competitivo es justamente la manera cómo gestiona su conocimiento para vender productos y servicios especializados que estén a la altura o más allá de las que ofrecen otras economías.

Se supone que nuestro país se esfuerza por competir de manera exitosa en el concierto de las naciones, es decir, que debería insertarse entre —al menos— las primeras 10 economías compitiendo con productos y servicios de alta calidad y estar trabajando en el interior no sólo para no ser rebasado por otras naciones, sino para incrementar su nivel de especialización y ofrecer un mayor valor agregado.

Y en ciertas actividades esta especialización es aún más crítica, pues a esa necesidad de gestionar el conocimiento se aúnan aspectos indispensables para que la elaboración de ciertos productos o la prestación de algunos servicios se haga con criterios de seguridad, que incluyen experiencia, conocimientos, disciplina, concentración, precisión y otros detalles que requieren cuidado y adiestramientos específicos.

En algunas de estas actividades, no todas atendidas específicamente por el Estado, sino que concesiona a particulares pero muy reguladas, existen sindicatos gremiales, es decir, asociaciones sindicales cuyos miembros son empleados de empresas y por lo tanto han establecido contratos colectivos, pero cuya especialización es tan importante que se agrupan en gremios, pues la problemática que enfrentan es muy específica y no puede ser plasmada en un contrato genérico.

Tal es el caso del transporte aéreo, trátese de tripulaciones o de técnicos como los controladores aéreos. Su especialidad es tal que sus contratos colectivos no pueden ser manejados de la misma forma que otras actividades menos sensibles a la experiencia o precisión en sus conocimientos.

Bien es verdad que hay empresarios (y funcionarios) que no comprenden esta sutileza de la técnica y que miran a estos trabajadores en forma genérica y la someten a contratos de los llamados de protección, cuyos líderes ni siquiera imaginan la importancia de mantener cláusulas especiales para jornadas o descansos, pues jamás se han asomado a temas como la investigación de accidentes o la medicina de aviación, ocupados como están -a veces- en cosas tan importantes como incrementar su riqueza y adquirir inmuebles en Estados Unidos a imagen y semejanza de quienes contratan con ellos.

Pero el hecho de que las aves de paso de la aviación mexicana no entiendan esto, no puede ser pretexto para que la administración pública también ignore algo tan importante para la seguridad de las operaciones aéreas en territorio nacional y como factor de competitividad en la búsqueda de mercados.

Por eso es indispensable que los negociadores de la reforma laboral, que apenas ha sido presentada y se discutirá en algún momento en San Lázaro, se pongan a estudiar estos mínimos antes de hacer el ridículo internacional y suprimir el gremialismo de la sindicación laboral en México.

Tan importante es el tema, que el único organismo no gubernamental que participa con un asiento dentro del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que como sabemos es el organismo que rige las operaciones y la seguridad del transporte aéreo internacional, es justamente la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA), o sea, todos los gremios de pilotos asociados en sindicatos a lo largo y ancho del mundo.

Y esto es tan crucial que incluso en procesos judiciales donde hay temas de transporte aéreo, en muchos países serios IFALPA o sus sindicatos asociados son llamados a dar sus opiniones expertas.

Es, pues, urgente que los legisladores y la propia Secretaría del Trabajo revaloren la propuesta de modificar los artículos 388 y 389 de la Ley Federal del Trabajo, que fue enviada como parte de la reforma laboral. Sólo nos falta que por ignorancia o inconciencia terminemos dando saltos para atrás y perdiendo las ventajas que ya tenemos.

raviles_2@prodigy.net.mx