27 enero 2010

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

Una (otra) ocurrencia…
fuente | Opinión
Martes 26 de Enero, 2010 | modificación: 02:01



La semana pasada, antes de salir hacia la Feria de Turismo de Madrid, los gobernadores de varios estados de la República respaldaron la propuesta de sus secretarios de Turismo, para abrir los cielos mexicanos a la competencia extranjera. Es —dijeron— la única manera de que los precios de los boletos de avión bajen porque son carísimos y nuestros destinos turísticos languidecen por falta de turistas.

Acto seguido, enfilaron sus baterías (y sus maletas) hacia Madrid, donde al menos 60 personas entre funcionarios y comitiva, se hospedaron en los mejores hoteles y gastaron el dinero del erario que serviría para promocionar los destinos que languidecen.

Si no fuera porque se sabe que los secretarios de Turismo no son precisamente las lumbreras más brillantes de la administración, pensaríamos que se trata de una ofensiva seria de parte de las aerolíneas extranjeras para irrumpir en el mercado mexicano, ávidas de traer turistas a nuestras playas y ciudades coloniales.

Y aunque es verdad que las aerolíneas extranjeras se pelean por los destinos donde hay mercado, hasta que la Organización de Aviación Civil Internacional no diga lo contrario lo hacen apegados a los criterios de real y efectiva reciprocidad, con rutas y frecuencias previamente negociadas en los convenios bilaterales, cuya funcionalidad está establecida en el Convenio de Chicago y del cual México es signatario original.

¿Por qué, entonces, de pronto nos volvimos entusiastas de lo cielos abiertos? Bueno, hay un importante componente de modas y ocurrencias que suele contagiar a los políticos mexicanos cuando se trata de buscar culpables de que los problemas no se resuelvan. De preferencia, algo que suene "cool" y moderno.

Como el concepto "cielos abiertos" es descrito a veces en círculos internacionales, seguro que les sonó a algo "políticamente correcto" pero desde luego que esta "solución" dista mucho de ser tal y si lo que los gobernadores quieren es hacer competitivos sus destinos turísticos tienen que trabajar mucho más de lo que hasta ahora lo han hecho.

Por ejemplo, ese dinerito que se gastan en el Palace o el MEVictoria de Madrid podrían invertirlo en "calentar" rutas aéreas para que, junto con hoteleros, municipios y aerolíneas, se puedan crear mercados interesantes y con una masa crítica suficiente como para ser negocio y entonces sí, lograr que las tarifas bajas se sostengan.

Otra cosa que podrían hacer (ya puestos a sugerir soluciones) es impulsar que el gobierno federal abra una convocatoria para que todos los sectores involucrados con la industria de la transportación aérea se sienten a diseñar en conjunto una política de Estado y de largo plazo.

Tal vez de este modo podríamos preparar a este país para que el mercado aéreo vaya creciendo conforme a unas políticas específicas que les den certidumbre a los inversionistas, que promuevan nuevas rutas, que eviten que sólo unos cuantos (por ejemplo los aeropuertos) ganen dinero a costa del resto de la industria, que garanticen la seguridad de las operaciones, que creen empleo y un largo etcétera que, por lo visto, a nadie le interesa.

Y es verdad que en el mundo hay países que promueven los cielos abiertos, entre otros nuestro vecino y socio comercial Estados Unidos, país que cuenta con su política de Estado y de largo plazo proyectada a 50 años. En ese documento, además de definir sus políticas para hacer de la estadunidense una industria del transporte aéreo fuerte y competitivo, mencionan que pugnarán por que su aviación sea la más sólida y que los cielos del resto de las naciones se abran para recibirlos. ¿Será pura coincidencia?

Con esto de los cielos abiertos nos puede pasar lo mismo que con el TLC. Sabemos que llegará algún día (lo sabíamos muchos años antes de negociar el TLC), pero nunca nos preparamos creando las condiciones de fortaleza y competitividad para ello.

Lanzar ocurrencias al aventón, eludir las consecuencias de lo que se propone y esconder los propios errores, son muestras de la perpetua inmadurez de nuestro sistema político. Lástima que no existan los foros abiertos para que la discusión se dé de cara a la sociedad y con posibilidades de lograr acuerdos duraderos. Lástima.

raviles_2@prodigy.net.mx