04 enero 2009

LA NOTA DE LA NOCHE

Denuncian que Aeroméxico "regala" vuelos especiales a sus accionistas y consejeros

Una empresa recientemente privatizada que, además, por sus malos resultados económicos podría volver a ser "rescatada" por el gobierno, como Aeroméxico, tendría que manejar su gasto con la escrupulosidad con la que debieran siempre manejarse las empresas propiedad de la nación.

No parece ser el caso de Aeroméxico, según han denunciado pilotos y azafatas de esa aerolínea que se han puesto en contacto con el SDP y que, para evitarse represalias, han pedido el anonimato.

Según los pilotos y sobrecargo, "el director general de Aeroméxico, Andrés Conesa Labastida, ha derrochado decenas de millones de pesos en viajes 'especiales' o 'charters' para los socios y consejeros de la aerolínea".

Como contexto, debe decirse que Conesa Labastida es sobrino del senador priista Francisco Labastida Ochoa, uno de los principales impulsores de la reforma privatizadora de Pemex, y además es novio de la golfista Lorena Ochoa, quien recientemente organizó en Guadalajara un torneo de Golf que llevaba su nombre y que fue financiado, en parte, con un millón de dólares sacado del erario de Jalisco.

Según denuncia de pilotos y sobrecargos, "Aeroméxico 'regaló' a sus accionistas y consejeros viajes especiales a destinos de playa de México".

Dijo un piloto al SDP: "Los charters salieron lleno de Monterrey y del Distrito Federal rumbo a las playas para regresar de inmediato, completamente vacíos, a esas dos ciudades".

El piloto añadió: "Varios días después, los aviones despegaron de Monterrey y del Distrito Federal completamente vacíos rumbo a las playas para recoger a los accionistas y consejeros de Aeroméxico y a sus invitados, de tal forma de regresarlos a sus lugares de origen".

Una sobrecargo especuló que "para justificar esos viajes, Aeroméxico 'vendió' boletos al público en general para los tramos en los que los aviones volaban vacíos. Pero pocas personas los adquirieron". Esto se hizo, según la denuncia de los pilotos y sobrecargos, con el propósito de mandar a "pérdidas" el costo de esos viajes.

Los consejeros propietarios de Aeroméxico son María Asunción Aramburuzabala, Javier Arrigunaga Gómez del Campo, José Luis Barraza González, Juan Francisco Beckman Vidal, Henry Bremond Pellat, Fernando Canales Clariond, Marcelo Canales Clariond, Andrés Conesa Labastida, Antonio Cosío Pando, Valentín Diez Morodo, Luis de la Calle Pardo, José Eduardo Nicolás Esteve, Juan Fernando Franco Hernaíz, Eugenio Garza Herrera, Héctor Madero Rivero, Ricardo Martín Bringas, Francisco Medina Chávez, Maximino Salazar Nava, Fernando Quiroz Robles, Eduardo Tricio Haro.

Los consejeros suplentes son Ricardo Garza, Fernando Borja Mujica, Gustavo Maza Domínguez, Juan Domingo Beckman, Madeleine Bremond, Ma. del Consuelo Canales, Susana Canales de Odriozola, Andrés Fuentes Martínez, Antonio Cosío Ariño, José Alfonso Cervantes y Riba, Alberto Sepúlveda Cosío, Jorge Esteve Recolóns, Rodrigo Franco Hernández, Juan Ignacio Garza Herrera, Robert Dotson Castrejón, Carlos Martín Bringas, Rómulo Farrera Escudero, Alejandro Salazar Mireles, Carlos Vara Alonso, José Antonio Tricio Haro.

Como dijo una azafata, "si Aeroméxico fuera una empresa cien por ciento privada fundada y operada cien por ciento con dinero privado, su administración podría regalar a sus socios y consejeros, o a quienes se le pagara la gana, esos viajes y más. Pero Aeroméxico ha sido una empresa pública, que antes de serlo fue privada, quebró y el gobierno tuvo que rescatarla".

Si el gobierno la vendió a las personas mencionadas y al banco Banamex lo hizo para que los nuevos propietarios la operaran con criterios de eficiencia y ahorro.

Lo peor es que, como las cosas no le están saliendo a la privatizada empresa Aeroméxico, sus accionistas y consejeros, que ya ven venir la quiebra, andan coqueteando con el gobierno para un nuevo rescate.

Ante esa posibilidad, es todavía una inmoralidad mayor que Aeroméxico "regale" vuelos especiales a sus accionistas y consejeros y que, además, se dé el lujo de traer, completamente vacíos, a sus aviones de las ciudades a las playas y de las playas a las ciudades.

Cada vuelo redondo significa para Aeroméxico, en combustible, alimentos, pilotos y sobrecargos, aproximadamente un millón de pesos, según la denuncia de los pilotos y sobrecargos.