05 enero 2009

LA NOTA DE HOY

Falacia neoliberal, que su aumento sea inflacionario, afirma investigador del Cilas

Los actuales salarios tienen un poder de compra 75% menor al de hace 31 años
Carolina Gómez Mena



Durante los últimos 31 años el poder adquisitivo del salario de los mexicanos ha caído 75 por ciento, señaló Rodolfo Pérez, coordinador operativo de la página electrónica del comparador de remuneraciones Misalario e investigador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas), quien remarcó que es urgente frenar esta tendencia mediante la fijación de un salario mínimo que esté basado en la inflación.

En entrevista con La Jornada indicó que la depreciación del salario responde principalmente al tipo de política económica neoliberal aplicada en el país desde hace varios sexenios, que ve el alza de la percepciones como un elemento inflacionario, lo cual es una “falacia” neoliberal, pues en realidad es un activador del mercado interno. Ante tales circunstancias, dijo que en cuanto a salarios nos encontramos en el “sótano”, no sólo si nos comparamos con países europeos, sino también de la región.

“Sí es posible tener una recuperación salarial, pues esto se está dando en América Latina y casos concretos son Venezuela y Brasil. En relación a países Europeos ni hablar, no tenemos punto de comparación, allá el mínimo salarial es de 11 euros por hora, estamos como de la luna a la tierra en la distancia salarial. Hasta espanta hacer la comparación salarial de lo poco que ganamos nosotros, realmente estamos en el sótano”, comentó.

Tras citar que fue en 1977, cuando hubo el techo histórico en cuanto al poder adquisitivo de los salarios, el especialista comentó que una de las tesis para mantener un salario bajo es “supuestamente atraer inversiones al país”, y agregó que de la citada fecha a ahora sólo en 2001 se logró una estabilización del salario. Este ese año “ya no siguió perdiendo, pero después ha habido una baja terrible, la que se mantiene con el gobierno de Felipe Calderón, lo cual quedó comprobado con la fijación del mínimo en apenas 4.6 por ciento de incremento pese a tener una inflación anualizada de más de 6 por ciento”.

Precisó que fue en 1995, durante la crisis financiera de comienzos del gobierno de Ernesto Zedillo, cuando se profundizó más la pérdida del poder adquisitivo del salario, y puntualizó que los salarios contractuales han tenido un comportamiento similar al de los mínimos, debido a que este último se toma como referencia en las negociaciones contractuales. “La caída del salario mínimo ha ocasionado también la caída de los salarios contractuales, porque van íntimamente ligados al usarse el primero como referencia para los segundos”.

Comentó que en el estancamiento del salario ha tenido una influencia decisiva la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM), la cual nació con una finalidad que no ha cumplido, sino al contrario, ha servido de contenedor de las percepciones. “Esta comisión lo que ha hecho es dar continuidad a la política gubernamental y someterse a las decisiones de los empresarios”, sostuvo.

Ante esas evidencias, consideró que la CNSM es “inoperante y debiera desaparecer”. Apuntó que debe ser el Congreso de la Unión el que fije el salario mínimo, tal y como ocurre en otras naciones latinoamericanas. “Lo debe hacer el Congreso porque el salario mínimo es un precio de referencia muy importante, que tiene que ver con la calidad de vida de los trabajadores y es el Congreso el que debe generar estudios para identificar estrategias para recuperarlo”.

Estimó que entre los indicadores que deberían tomar en cuenta los legisladores para fijar el salario mínimo está la inflación anualizada, pero también tendrían que “considerar el desempeño de los precios de la canasta básica, los cuales por ejemplo este año llevan un aumento de 9 por ciento, el crecimiento del PIB y medir la participación que tiene el salario en el producto nacional, el cual hace 25 años era de 47 por ciento y ahora es de apenas 27 por ciento”.