Empresa Alberto Barranco 06 de agosto de 2007
Sigue la mata…
Pendiente aún la resolución sobre el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica planteada por Mexicana de Aviación contra sus sobrecargos, está en rodaje una segunda parte de la película, si bien con la mitad del elenco renovado
Aeroméxico entra a escena bajo la misma trama: la imposibilidad de mantener intacto el contrato colectivo de trabajo y seguir operando, pero con una oferta de participación accionaria en la mesa.
La apuesta habla de generar ahorros, vía el desmantelamiento de cláusulas calificadas de excesivas, por 35 millones de dólares, cantidad idéntica a la que se ha logrado vía la renuncia voluntaria a supuestos privilegios por parte de pilotos y personal de tierra.
Al igual que Mexicana, alguna vez su par en la aventura de Cintra, Aeroméxico, hoy Consorcio Aeroméxico al integrar a su causa a Aeromar a la disolución de la controladora, logró previamente que la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación que encabeza Francisco Villarreal dejara correr en blanco, es decir sin aumento salarial al calce, la revisión contractual.
Sin embargo, a diferencia de Mexicana, la línea aérea en proceso de privatización no llega al instrumento de ajuste para la sobrevivencia previsto en la Ley Federal del Trabajo con el agua rozándole el cuello.
En contraste con ésta, Aeroméxico mantiene, pese a la feroz competencia de las líneas aéreas de bajo costo, un capital positivo, es decir un remanente entre el valor de sus activos y el de sus débitos.
Más aún, en radical contraste con la línea aérea con la que ahora compite, las escaleras se están barriendo de arriba hacia abajo. Los mandos de la empresa, empezando por su director general, Andrés Conesa Labastida, se han reducido el salario en 25% durante un lapso mínimo de tres años.
Se diría pues que, a diferencia también de Mexicana, la empresa propiedad mayoritaria del gobierno federal en la magia del rescate bancario, no llegará al pleito con la espada desenvainada, sino a intentar la conciliación bajo el arbitraje de la Secretaría del Trabajo.
La razón es simple: de llegar a las últimas consecuencias el procedimiento y resultar ganadora, la compañía enfrentaría el malestar del personal que representa su propio rostro, el emblema de la marca, en un momento crucial para su imagen.
De hecho, en la antesala de su venta al gran público vía un oferta segmentada en la Bolsa Mexicana de Valores, la firma está tratando de transformar su estructura operativa.
De entrada, la intención es que se integre su oferta en una sola marca, es decir Aeromar se transforme en Conexión (Conection) Aeroméxico, orientándola fundamentalmente hacia vuelos internos.
La firma nodriza, a su vez, dirigirá el grueso de su flota hacia el exterior, tras el éxito de las últimas rutas abiertas, con énfasis en la México-Tijuana-Tokio, cuyo índice de ocupación alcanza 90%.
De hecho, la intención es abrir una nueva ruta directa México-Barcelona, además de intensificar las que vuelan hacia diversas ciudades de Estados Unidos y América del Sur.
En el caso de Centroamérica, la empresa logró un campanazo al permitírsele operaciones de cabotaje, es decir cargar pasaje en Guatemala en ruta que parte de la ciudad de México y alcanza Honduras.
De acuerdo a la ruta crítica prevista por el Consejo de Administración de la compañía aérea en febrero pasado, de no presentarse una oferta no solicitada por parte de algún particular, la firma se privatizará al estilo inglés, es decir pulverizando la venta de sus acciones en el piso de remates de la Bolsa mexicana de Valores.
(¿Se acuerda usted que bajo esa fórmula el gobierno de la señora Margaret Thatcher se deshizo de las grandes firmas que mantenía el Reino Unido de la Gran Bretaña, empezando por su línea emblema, British Airways?)
unque en las versiones aparecen apellidos como los Vázquez Raña, Slim o Alcántara, hasta hoy el único empresario que se ha acercado a la empresa es el presidente de la línea aérea de bajo costo A Volar, Jorge Nehme… a quien se le remitió a negociar con los sindicatos. El plazo para que éste camine del dicho al hecho vence en septiembre.
La línea bandera de México en lucha por seguir en el aire.
Mexicana incumple
Por cierto, la denuncia que ante Luis Téllez hizo públicamente ASPA, el viernes, de que Posadas no ha invertido nada en Mexicana, tampoco es gratuita.
Entre los pilotos que lidera Denis Lazarus hay malestar, porque la compañía de Gastón Azcárraga ha incumplido los acuerdos con el sindicato, luego de que pidió al gremio modificar su contrato colectivo, con el fin de lograr ahorros anuales de 50 millones de dólares.
Así que hay un nuevo desafío para el flamante director, Manuel Borja.