Interjet,
¿qué tan lejos está de nosotros?
Siempre
he pensado que hay algo peor que la ceguera, y es cuando “se ve algo” que en
realidad no existe. No es una idea propia, es original del novelista y poeta
inglés Thomas Hardy. Viene a cuento porque desde mi punto de vista, aplica para
la situación por la que atraviesa ABC Aerolíneas, S.A de C.V, conocida por
todos por su nombre y logo comercial “Interjet”.
Hoy
Interjet está bajada de vuelo, y muchos se preguntan ¿qué sigue?, tanto
empleados como usuarios de la aerolínea han vivido estos últimos meses un
desconcierto por la falta de comunicación de la empresa. “A piedra y lodo” están
los dueños y administradores de la aerolínea, mientras las quejas se acumulan
día con día; no solo de los usuarios y clientes, sino también de los
trabajadores que no saben qué va a pasar con su fuente de empleo, mientras los
pasajeros, con justa razón, reclaman el dinero que pagaron por vuelos que ya no
podrán realizar.
En
una primera etapa, fueron los propios trabajadores de ABC Aerolíneas, S.A de
C.V., los que comenzaron a informarme, compartiendo sus comunicados internos
del área de operaciones, donde se manejan los vuelos, así como correos con las
fechas y los números de vuelos cancelados; al principio cancelaciones de un
día, después cuatro días seguidos, concluyendo con un último correo en el que
le avisaron al área de operaciones que no habría vuelos por el resto del año
2020.
Las
condiciones de los trabajadores no cambiaron con la llegada de este año, al
contrario. Ante la falta de pago de sus quincenas, muchos de ellos no han tenido
los recursos económicos ni siquiera para presentarse a su centro de trabajo para
obtener información. Gracias a los pasajeros que compartieron el mensaje que la
empresa emitió para disculparse de las cancelaciones fue que los trabajadores
se enteraron de que no habría vuelos durante todo el mes de enero de 2021.
Un
horizonte terrible que viene a complicar aún más la situación. Con la falta de
pago del seguro de los únicos 4 aviones que posee Interjet, obligándolos a
permanecer en tierra, y con el alud de adeudos que tiene, su regreso a los
aires sería un verdadero milagro. Son más de 8 quincenas adeudadas a sus
trabajadores, más aguinaldos y fondos de ahorro; son meses de incumplimiento de
pagos a Fonacot y al Infonavit; los trabajadores temen no sólo por la pérdida
del empleo, sin en no pocos casos, de perder el patrimonio donde habitan.
No
hay luz que anuncie el final del túnel, pues el sindicato que tiene agremiados
a los trabajadores de la aerolínea está liderado por Joaquín del Olmo, un cacique
de la CTM, que lo único que ha hecho durante meses, es un ridículo emplazamiento
a huelga que la empresa nunca ha tomado
en serio, primero porque la fecha de estallamiento se ha venido prorrogado una
y otra vez, y luego porque los trabajadores no tienen el arma principal de toda
huelga laboral: “parar las operaciones”; Interjet ya está en tierra, sin
operar.
Estimado
lector, es momento de plantear la pregunta que encabeza esta columna, y algunas
otras: ¿Qué tan lejos está de nosotros la problemática de Interjet?, ¿podemos
verla desde las gradas y decir que no es nuestro problema?, ¿qué es un caso más
de las muchas injusticias laborales que se cometen en el país?, ¿por qué
debería ocuparnos que Interjet siga volando? Sé que mi opinión no es aplaudida entre
mis compañeros y colegas tripulantes, porque es cruda y se contrapone con la esperanza
de que “Mexicana de Aviación regresará a volar”, pero lo dije al principio: “Hay
una condición peor que la ceguera, y es ver algo que no es”.
Soy
necia en sostener que el tema de Interjet, y de cualquier otra aerolínea
mexicana, es un tema de relevancia nacional. Y aunque es un tema complejo y de
hilos finos, no podemos seguir cruzados de brazos viendo como se va
desmoronando la aviación civil de nuestro país. Es verdad que los mexicanos
estamos hartos de que el gobierno, con nuestros impuestos rescate empresas
privadas que personas sin escrúpulos han quebrado intencionalmente, para
después chantajear con la idea de “miles de familias desamparadas”; el FOBAPROA
es una herida que todavía nos faltan muchos años para cicatrizar.
Sin
embargo, las aerolíneas, Interjet incluida, usufructúan el espacio aéreo
mexicano, y cualquier hueco que se deje, será ocupado por las aerolíneas
extranjeras. Antes de terminar el 2020, el CEO de American Airlines dio una
entrevista manifestando sin tapujos su intención de “entrar más” en el mercado
mexicano. Si dejamos a merced de los extranjeros la conectividad del país, estamos
emulando a Antonio López de Santa Anna, entregando territorio nacional, a
cambio de nada.
Sé
que cuando hablamos de algo que no podemos palpar, puede ser más complicado,
pero lo que trato de evidenciar, sobre todo para la gente que no vive dentro
del mundo aeronáutico, es que no podemos mantener nuestra aviación, chueca y a
medios chiles. En columnas pasadas he documentado la capacidad real que en
materia de aviación tenemos hoy como país: menos de 250 equipos, repartidos en
varias aerolíneas, y falta restar la flota que tenía Interjet, pues hoy tiene sólo
4 aviones. Tan sólo American Airlines cuenta con más de 800 aeronaves, y no es
especulación, ya declaró que está interesada en penetrar más al mercado
mexicano.
Es
información pública, y cualquiera puede revisar: en la misma concesión que el
gobierno otorga a las aerolíneas para su operación, viene la figura de la
“requisa”. La palabrita da miedo, y nos hace pensar en cosas que solo hemos
visto en películas de guerra, pero no tiene que ser así. La figura jurídica es
muy clara al decir que el Gobierno puede intervenir de la manera que considere
prudente para garantizar la viabilidad y buen uso de la concesión otorgada.
La
4T sigue manteniendo mayoría en el Congreso de la Unión, suponiendo que fuera
necesario legislar a efecto de revisar y actualizar los alcances jurídicos de
la medida tomada. No tiene que ser algo abrupto y disruptivo. Los trabajadores
han dado muestras claras de que existen condiciones para hacerlo de manera
legal, ordenada y hasta cordial. Pero la voluntad política tiene que ser
tripartita: fuerza laboral, capital y gobierno.
Este
5 de enero, hubo una junta con la Secretaría de Gobernación en la Junta Federal
de Conciliación y Arbitraje con algunos trabajadores y con el sindicato de
Interjet. Brilla por su ausencia la Secretaria del Trabajo y Previsión Social Luisa
Alcalde, quien no ha querido escuchar a los trabajadores.
Lo
que sigue es que el gobierno asuma su papel; no se trata de “rescatar” al
empresario corrupto, se trata de rescatar, sí señores, rescatar la soberanía
del espacio aéreo nacional. Los usuarios, pero, sobre todo, los trabajadores de
este país se lo merecen. Si seguimos pateando el balón, para que “otra
administración” lo resuelva, perderemos un tiempo valioso y una oportunidad de
oro. Los peces gordos del océano no perdonan, y nos van a comer.
Ximena Garmendia
24 de enero del 2021