12 mayo 2017

Jorge Dávila Flores un diputado que sí trabaja

Jorge Dávila Flores un diputado que sí trabaja

ONÉSIMO FLORES RODRÍGUEZ

Jorge Dávila Flores un diputado que sí trabaja
Uno de los servicios públicos más importantes para una comunidad y para un país es la conectividad aérea. En efecto, sin buenos servicios que comuniquen un área geográfica con el resto del país y con el mundo, por la vía aérea, no solo propician el aislamiento, sino que también desperdician una muy necesaria integración, no solo familiar y de personas, sino también comercial y empresarial para promover el progreso de las comunidades.
Los servicios aéreos que se prestan en México, quizás con la misma complicidad de las autoridades locales pero sobre todo, con la de los órganos rectores y de vigilancia correspondientes, en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del país, tienden a solapar a las empresas en detrimento de los pasajeros, observándose siempre el beneficio de las líneas aéreas y también siempre invariablemente, la violación de los derechos que deben tener los usuarios tanto de carácter individual y personal, como del de negocios, pues sin duda es a ellos por quienes en primera instancia existen estos servicios y no para acrecentar las utilidades de los empresarios del ramo.
Solemos escuchar con frecuencia, las quejas de los pasajeros en contra de las líneas aéreas y estas son de lo más variopinto que pueda existir: aviones con mal mantenimiento, que llegan tarde, demoras, vuelos cancelados, trato déspota de los empleados, falta de información absoluta sobre los vuelos programados, aeropuertos atestados con viajeros que no pueden salir y que no tienen donde reposar ni comer a altas horas de la noche por vuelos cancelados, personal de las líneas aéreas tanto en los aeropuertos como abordo que se caracterizan por su forma grosera y ruda de tratar a los pasajeros, abusos en los precios, falta de certeza de los costos debidos, maltrato y desaparición y extravío de equipaje y últimamente cobro por cada servicio que tradicionalmente formaba parte del costo del pasaje como: alimentos, equipaje, asignación de asientos, etcétera.
 Ciertamente entendemos que el servicio de transportación aérea es un negocio que debe reportarles a los inversionistas una utilidad razonable; sin embargo estos deberían entender que antes que ser para ellos un negocio la industria aérea es un servicio de utilidad pública y que por lo tanto su prioridad debe ser el bienestar de los pasajeros solo anteponiendo un servicio de excelencia y una seguridad a toda prueba.
Recientemente tuvimos conocimiento del lamentable desalojo de un pasajero de United Airlines sacado a la fuerza de cuervito del avión a pesar de haber pagado su boleto con cuatro meses de antelación para hacerlo ceder su sitio a un nuevo pasajero que recién había comprado su boleto.
Si bien esto nos demuestra que el abuso de las aerolíneas en contra de los pasajeros existe en todo el mundo y no solo en México, la gran cantidad de casos que conocemos en el país hacen que la alarma y por consiguiente los abusos parezcan  ser mayores en México ya que aquí observamos si no la complicidad de las autoridades sí la complacencia de estas para favorecer siempre a las poderosas empresas y no al indefenso pasajero. Casi invariablemente las quejas y las demandas de los pasajeros ante las propias líneas aéreas son soslayadas ante la Procuraduría Federal del Consumidor falladas sistemáticamente en contra de los usuarios alegando fallas de fondo tanto de carácter de fondo como procesal.
Es en estas circunstancias que la Cámara de Diputados constituida por legisladores huevones, ignorantes y bastante tontos pero eso sí, excepcionalmente bien remunerados por solo sentarse a tomar café, chismear y dejar que las cosas sucedan al estilo de Adam Smith "laissez faire, laissez passer” y que por costumbre entorpecen dilatan y diluyen procedimientos importantes para el país como la Ley Anticorrupción, y la Ley de Seguridad Pública para Protección de los Militares a quienes impunemente junto al Poder Ejecutivo han venido usando como gendarmes, se ufanan en no cumplir con su función de Legisladores y no hacer nada excepto estirar la mano para cobrar sus dietas. Claro la generalización desde luego procede con estos tipejos, pero felizmente hay una que otra excepción.
Por ello resulta singular la iniciativa de ley que primero en comisiones y luego ante el pleno ha logrado sacar adelante el diputado federal por Saltillo, Jorge Dávila Flores, y todo ello en un legislativo estancado por la inercia y la irresponsabilidad de la mayor parte de los Legisladores de todos y cada uno de los partidos políticos, todos ellos menesterosas bestias que pastan con descaro en el ancho pesebre de la patria.
 En efecto la Cámara de Diputados aprobó cambios regulatorios a la Ley de Aviación Civil y a la Ley de Profeco buscando proteger a los usuarios del transporte aéreo de México. Entre los beneficios logrados y luego de que ya fueran aprobadas las reformas por el senado están la de permitir la cancelación de vuelos por el pasajero con una antelación de 24 horas, la obligación para las aerolíneas a publicar el costo total y real del vuelo sin publicidad engañosa; a no condicionar la venta de boletos a la compra de servicios adicionales, a establecer la cantidad de $11,000.00 como indemnización por avería o pérdida de equipaje, a otorgar al pasajero el derecho de llevar gratis una maleta de hasta 25 kilos de peso; establecer un módulo de atención con personal educado y capacitado para brindar al pasajero ayuda en cada una de las terminales; en casos de sobreventa y cuando se niegue el embarque por esta razón la aerolínea deberá solicitar voluntarios y compensarlos; así mismo entre otras cuestiones relativas a menores y discapacitados se establecen compensaciones por demoras que variarán conforme al tiempo del retraso. Se establece así mismo que toda esta información deberá ser pública y transparente tanto en medios electrónicos, en agencias de viajes, mostradores de aeropuertos y a bordo del avión.
Ante la fortaleza que esta Ley otorga a los pasajeros ya se empiezan a escuchar los gemidos y lloridos de las líneas aéreas que señalan que sus servicios serán económicamente inviables por lo que tendrán que aumentar los precios.
Algunos empresarios incluso tratan de señalar que ya hay algunas líneas aéreas como Viva Aerobus que durante el primer trimestre de 2017 han experimentado pérdidas mayúsculas.
Si este fuera el caso será por culpa de una buena y decorosa atención a los pasajeros? La empresa Ryan Air que fue socia y cofundadora de Viva es sin duda una de las más exitosas y lucrativas compañías aéreas de bajo costo en Europa. Porque Viva no puede serlo en México?. 
Si a esto agregamos el abusivo tratamiento de los accionistas de Mexicana de Aviación que con la complicidad de las autoridades sacaron a la aerolínea de la circulación y la despojaron de sus mejores aviones, dejando al personal  en huelga desamparado y también a los derechos de los pasajeros como boletos y puntos sin efecto alguno, tendremos que concluir que en México el problema es mayor que en el resto del mundo.
Me inclino a pensar que si fracasan las aerolíneas no es tanto por el servicio y la atención debido a los pasajeros sino por la voracidad de los concesionarios del auto transporte aéreo y de las autoridades que protegen sus irregularidades.
En hora buena por Jorge Dávila Flores, un Legislador probo y eficiente quien ante el ejemplo de una pandilla de legisladores forajidos y flojones no se deja contaminar y mira por el bien de su comunidad empujando aun contra la resistencia de su supuestos pares y de los intereses y complicidades de la industria y las autoridades del aerotransporte una ley que permite que los viajeros aéreos se trasladen con un mínimo de dignidad y de decoro.