Escrutinio sobre aerolíneas
12 AGO, 2016
Usted recordará la triste experiencia de los más de 200 pasajeros varados en el aeropuerto de Madrid-Barajas, que desde hace un par de semanas buscan abordar un vuelo de Aeroméxico para reingresar a México. El problema fue la práctica, porque quienes los adquirieron en anuncios ofreciendo gangas jamás se imaginaron la razón del bajo precio.
Aeroméxico, que dirige Andrés Conesa, hizo público que jamás vendió los boletos “sujetos a disponibilidad” porque no los comercializa. Aun cuando se trata de boletos para redimir puntos, siempre se adquieren si hay espacio, esto es, no se expide si no hay un lugar asignado previamente.
Pero entre que son peras o manzanas, el número de pasajeros varados casi alcanzó el cupo de un avión de cabina ancha y justo para el cierre de la temporada de verano, lo que sorprendió hasta a la aerolínea. Sin embargo, los famosos boletos son parte de las prestaciones laborales que tiene suscritas con los sindicatos de pilotos, sobrecargos y personal de tierra; ofrece la alternativa de viaje a cualquiera de sus destinos y horarios al trabajador y sus familiares “sujetos a espacio” o “sublos”, esto es, si el avión tiene un lugar vacío pueden volar. Y con ello también se suspendió el descuento del 90% en compra de boletos a familiares.
Ahora, en Barajas, lo que ocurrió es que casi la mitad de los 200 pasajeros se presentó con un boleto que adquirieron a través de revendedores, a quienes supuestamente se los vendieron los dueños de los “sublos”, y el consumidor nunca tuvo claras las condiciones de su vuelo y, por ende, de que compraba un boleto cuya venta al público está prohibida por el mismo contrato colectivo y su cláusula 49 en caso de sobrecargos (ASSA, de Ricardo del Valle, hizo pública la carta que envió Sergio Allard, aunque una igual les llegó a todos los sindicatos, en la que notifica que queda suspendida la prestación y que se investigará lo sucedido en Barajas para determinar responsabilidades).
La grilla intersindical está que arde por lo mismo, pues en el caso Barajas el grueso de los boletos fue revendido por pilotos de Aeroméxico, de tal suerte que el futuro de una prestación que utiliza la gran mayoría de las aerolíneas en el mundo podría quedar cancelada, porque fue violada la principal condicionante, que es la prohibición de vender o transferir los boletos. Imagine: 12 boletos por piloto, 12 por sobrecargo y como diez por trabajador sujetos a disponibilidad. ¿Por qué la decisión? Porque ésta puede convertirse en una megamulta de Profeco, de Ernesto Nemer.