Opinión de (Rosario Avilés) |
La industria de los “detallitos”
Es cierto que muchas aerolíneas están de fiesta por el bajo precio del combustible. En general y de acuerdo a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), si los costos del crudo permanecen bajos y estables, las tarifas bajarán este año alrededor del 5.1 por ciento (sin contar impuestos y otras tasas).
Además de ello, si las previsiones del crecimiento del PIB en el mundo se mantienen, se estima que en el 2015 las aerolíneas tendrán ganancias por 25 mil millones de dólares, o sea, un 25.6 por ciento más que lo esperado para el 2014.
Todo esto ha provocado que las acciones de las empresas aéreas en el mundo hayan aumentado su valor alrededor de un 40 por ciento, de acuerdo a cifras de esta asociación que aglutina a más de 240 aerolíneas y que moviliza más del 85 por ciento del tráfico aéreo mundial.
Es verdad que el factor crítico en las aerolíneas es el precio del combustible, pues representa entre el 30 y el 40 por ciento de los costos, sin embargo, hay otros factores que hacen que las empresas aéreas sean más competitivas, como son la tecnología y la gestión operativa.
En el primer caso, estamos hablando de flotas eficientes merced a motores que ahorran combustible y modelos que poseen dispositivos como winglets o sharklets que mejoran el rendimiento aerodinámico.
En el segundo, también tenemos la conformación de la red de rutas y la forma como se estructuran las operaciones, el uso de las horas de aviones y tripulantes, las coberturas de precios de crudo, los programas de ahorro de combustible en vuelo y un sinfín de pequeños ajustes aquí y allá, pero que a la hora de la verdad pueden hacer la gran diferencia.
Todos estos años en que el precio del petróleo tuvo comportamientos erráticos, pero consistentes hacia el alza, la industria aprendió a ahorrar de otras maneras, a utilizar la tecnología para ser más eficiente y poner en manos del usuario tareas que antaño correspondían a los propios empleados de las aerolíneas.
Esto, sin embargo, no es una receta lineal. Cada empresa tiene que arreglárselas de una manera específica dependiendo del mercado en el que se mueva, de los usos y costumbres locales y de la capacidad de adaptación de sus directivos y empleados.
En el caso de México, tenemos unas aerolíneas con estructuras de costos muy diversas y también con problemáticas disímbolas. Se puede decir que, en general, la baja en el precio del crudo ayuda, pero la depreciación del peso que ha conllevado este fenómeno ha impactado más a empresas como Volaris e Interjet que tienen mayoría de ingresos en pesos y una gran parte de sus gastos (como renta de aviones, refacciones y otros costos críticos) en dólares.
Para Aeroméxico, si bien un dólar más caro implica alza en el pago de arrendamientos, viáticos, costos de escalas, mantenimientos, etcétera, también implica ingresos en esta divisa y por tanto mayor solidez.
Como se ve, la industria del transporte aéreo siempre está llena de “detallitos” que la hacen única y que sigue erigiéndose como el gran reto. Esperemos que el entorno económico permita tener buenas perspectivas, pero no olvidemos que lo más crítico es tener una política que le dé solidez de largo plazo al sector. ¿Para cuándo?
Lo oí en 123.45: Nos urge una política de Estado y largo plazo en el sector aéreo. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
Además de ello, si las previsiones del crecimiento del PIB en el mundo se mantienen, se estima que en el 2015 las aerolíneas tendrán ganancias por 25 mil millones de dólares, o sea, un 25.6 por ciento más que lo esperado para el 2014.
Todo esto ha provocado que las acciones de las empresas aéreas en el mundo hayan aumentado su valor alrededor de un 40 por ciento, de acuerdo a cifras de esta asociación que aglutina a más de 240 aerolíneas y que moviliza más del 85 por ciento del tráfico aéreo mundial.
Es verdad que el factor crítico en las aerolíneas es el precio del combustible, pues representa entre el 30 y el 40 por ciento de los costos, sin embargo, hay otros factores que hacen que las empresas aéreas sean más competitivas, como son la tecnología y la gestión operativa.
En el primer caso, estamos hablando de flotas eficientes merced a motores que ahorran combustible y modelos que poseen dispositivos como winglets o sharklets que mejoran el rendimiento aerodinámico.
En el segundo, también tenemos la conformación de la red de rutas y la forma como se estructuran las operaciones, el uso de las horas de aviones y tripulantes, las coberturas de precios de crudo, los programas de ahorro de combustible en vuelo y un sinfín de pequeños ajustes aquí y allá, pero que a la hora de la verdad pueden hacer la gran diferencia.
Todos estos años en que el precio del petróleo tuvo comportamientos erráticos, pero consistentes hacia el alza, la industria aprendió a ahorrar de otras maneras, a utilizar la tecnología para ser más eficiente y poner en manos del usuario tareas que antaño correspondían a los propios empleados de las aerolíneas.
Esto, sin embargo, no es una receta lineal. Cada empresa tiene que arreglárselas de una manera específica dependiendo del mercado en el que se mueva, de los usos y costumbres locales y de la capacidad de adaptación de sus directivos y empleados.
En el caso de México, tenemos unas aerolíneas con estructuras de costos muy diversas y también con problemáticas disímbolas. Se puede decir que, en general, la baja en el precio del crudo ayuda, pero la depreciación del peso que ha conllevado este fenómeno ha impactado más a empresas como Volaris e Interjet que tienen mayoría de ingresos en pesos y una gran parte de sus gastos (como renta de aviones, refacciones y otros costos críticos) en dólares.
Para Aeroméxico, si bien un dólar más caro implica alza en el pago de arrendamientos, viáticos, costos de escalas, mantenimientos, etcétera, también implica ingresos en esta divisa y por tanto mayor solidez.
Como se ve, la industria del transporte aéreo siempre está llena de “detallitos” que la hacen única y que sigue erigiéndose como el gran reto. Esperemos que el entorno económico permita tener buenas perspectivas, pero no olvidemos que lo más crítico es tener una política que le dé solidez de largo plazo al sector. ¿Para cuándo?
Lo oí en 123.45: Nos urge una política de Estado y largo plazo en el sector aéreo. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.