Opinión de (Rosario Avilés) |
El origen del descontento
Lo peor que nos puede pasar como sociedad es creer en las teorías del complot como la única explicación al gran descontento que priva en la sociedad mexicana. Pensar esto es insultante y refleja una ceguera enorme respecto de las causas reales del descontento.
El caso Ayotizinapa y la ola de protestas que desató, aumentadas a partir de los innumerables casos de corrupción que protagonizan políticos de todos los partidos, tienen su origen en la impunidad y en la falta de credibilidad de quienes gobiernan. Es ése el caldo de cultivo del descontento.
En la aviación mexicana tenemos ejemplos claros de las causas que han llevado a las personas a decir un “ya basta” que está rebasando todas las expectativas. El caso de Mexicana de Aviación sigue clamando justicia, sin que al parecer el gobierno de Enrique Peña Nieto y en particular sus funcionarios en la SCT, la DGAC y anexas quieran tomar cartas en el asunto.
Es verdad que el tema empezó en el gobierno (es un decir) de Felipe Calderón. Que fue él, sus secretarios y subsecretarios del ramo quienes fueron omisos de la Ley de Aviación y de la Constitución, lo que desató el drama de Mexicana. Pero van más de dos años de esta administración y tal parece que la consigna es dejar que el tema se muera de inanición, que cada día se reduzca más el valor de los activos y se sigan creando expectativas de que volverá a volar una empresa que ostente el nombre de Mexicana.
El propio secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, dijo que existe el plan de recuperar la marca para una aerolínea (hasta habló de “una sorpresa” reservada para los próximos meses, si bien eso lo dijo hace casi un año). Esto sólo ha provocado que aparezcan aquí y allá supuestos inversionistas que dicen tener el apoyo gubernamental para echar a andar la nueva Mexicana.
El hecho es que nada de esto ha sucedido, que el síndico de la quiebra –elegido entre los enemigos de Mexicana– empezó a vender los activos y luego fue detenido en ese intento; que la marca Mexicana sigue entrampada en un litigio artificial que no permite que sea rescatada; que el MRO está siendo administrado como un taller de segunda y pierde prestigio y clientes; que los activos cada día valen menos.
De seguir las cosas como van, en poco tiempo anunciarán que ya no hay nada que vender ni que repartir entre los principales acreedores que son los trabajadores.
Es decir, la palabra empeñada por el Presidente de la República no sólo no ha sido cumplida, sino que cada día tiene menos visos de cumplirse. En medio de tantos quebrantos, de tanto hartazgo, no hay ninguna autoridad que tenga la sensibilidad de voltear a ver a los 8,650 ex trabajadores de Mexicana que pasarán su cuarta Navidad sin dinero, sin expectativas, sin justicia.
Cuando se siente que los ánimos se caldean, se revive la supuesta orden de aprehensión contra Gastón Azcárraga que luego se disuelve. De pedirle cuentas a este empresario o a los funcionarios que primero no hicieron su trabajo y luego entorpecieron el proceso, nada. Es por eso, por esa impunidad, esa connivencia, esa dejadez, esa insensibilidad, que la gente está más cansada que el procurador. A ver si en el 2015 logramos que esto se mueva.
Lo oí en 123.45: A este país le urge una política pública de aviación. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
@charoaviles
El caso Ayotizinapa y la ola de protestas que desató, aumentadas a partir de los innumerables casos de corrupción que protagonizan políticos de todos los partidos, tienen su origen en la impunidad y en la falta de credibilidad de quienes gobiernan. Es ése el caldo de cultivo del descontento.
En la aviación mexicana tenemos ejemplos claros de las causas que han llevado a las personas a decir un “ya basta” que está rebasando todas las expectativas. El caso de Mexicana de Aviación sigue clamando justicia, sin que al parecer el gobierno de Enrique Peña Nieto y en particular sus funcionarios en la SCT, la DGAC y anexas quieran tomar cartas en el asunto.
Es verdad que el tema empezó en el gobierno (es un decir) de Felipe Calderón. Que fue él, sus secretarios y subsecretarios del ramo quienes fueron omisos de la Ley de Aviación y de la Constitución, lo que desató el drama de Mexicana. Pero van más de dos años de esta administración y tal parece que la consigna es dejar que el tema se muera de inanición, que cada día se reduzca más el valor de los activos y se sigan creando expectativas de que volverá a volar una empresa que ostente el nombre de Mexicana.
El propio secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, dijo que existe el plan de recuperar la marca para una aerolínea (hasta habló de “una sorpresa” reservada para los próximos meses, si bien eso lo dijo hace casi un año). Esto sólo ha provocado que aparezcan aquí y allá supuestos inversionistas que dicen tener el apoyo gubernamental para echar a andar la nueva Mexicana.
El hecho es que nada de esto ha sucedido, que el síndico de la quiebra –elegido entre los enemigos de Mexicana– empezó a vender los activos y luego fue detenido en ese intento; que la marca Mexicana sigue entrampada en un litigio artificial que no permite que sea rescatada; que el MRO está siendo administrado como un taller de segunda y pierde prestigio y clientes; que los activos cada día valen menos.
De seguir las cosas como van, en poco tiempo anunciarán que ya no hay nada que vender ni que repartir entre los principales acreedores que son los trabajadores.
Es decir, la palabra empeñada por el Presidente de la República no sólo no ha sido cumplida, sino que cada día tiene menos visos de cumplirse. En medio de tantos quebrantos, de tanto hartazgo, no hay ninguna autoridad que tenga la sensibilidad de voltear a ver a los 8,650 ex trabajadores de Mexicana que pasarán su cuarta Navidad sin dinero, sin expectativas, sin justicia.
Cuando se siente que los ánimos se caldean, se revive la supuesta orden de aprehensión contra Gastón Azcárraga que luego se disuelve. De pedirle cuentas a este empresario o a los funcionarios que primero no hicieron su trabajo y luego entorpecieron el proceso, nada. Es por eso, por esa impunidad, esa connivencia, esa dejadez, esa insensibilidad, que la gente está más cansada que el procurador. A ver si en el 2015 logramos que esto se mueva.
Lo oí en 123.45: A este país le urge una política pública de aviación. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
@charoaviles