La titular del Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles (Ifecom), Gricelda Nieblas Aldana, informó que se busca enajenar a Mexicana de Aviación “como negocio en marcha, como está, para destinarla al objeto para lo que fue creada”.
Al señalar que la declaratoria de quiebra de Mexicana de Aviación no significa su desaparición, detalló que el síndico, especialista que opera en la etapa de quiebra, ya estableció cuáles son los activos de la aerolínea.
En entrevista con Notimex, dijo que lo que está pendiente es iniciar lasgestiones de enajenación, aunque algunas empresas de la aerolínea ya fueron enajenadas.
Al señalar que la declaratoria de quiebra de Mexicana de Aviación no significa su desaparición, detalló que el síndico, especialista que opera en la etapa de quiebra, ya estableció cuáles son los activos de la aerolínea.
En entrevista con Notimex, dijo que lo que está pendiente es iniciar lasgestiones de enajenación, aunque algunas empresas de la aerolínea ya fueron enajenadas.
De acuerdo con el informe que el síndico entregó al Juzgado 11 de Distrito en Materia Civil, las deudas de la compañía ascienden a casi 10 mil millones de pesos, y el valor total de los activos que integran la masa de quiebra suman casi mil 566 millones de pesos.
Nieblas Aldana señaló al respecto que “se busca un comprador que se interese en adquirirla, y si eso no es posible, entonces se puede revisar si hay segmentos de actividad que puedan resultar interesantes, pues hay muchas actividades que se pueden desarrollar”.
Creada en 1921, Mexicana de Aviación suspendió sus operaciones el 28 de agosto de 2010 por falta de recursos económicos y entró en la fase de concurso mercantil, y ante la falta de acuerdos entre las partes, el 4 de abril de este año se declaró la quiebra de la empresa y sus filiales.
La funcionaria recordó que si bien Mexicana es una empresa dedicada al transporte aéreo de pasajeros, también administraba otras sociedades del ramo, o laboraba de manera conjunta con otras compañías.
Subrayó que en la etapa del concurso mercantil, se hizo un gran esfuerzo por parte de todos los participantes para tratar de llegar a un convenio y reestructurar el pasivo, lo que no fue posible, “y estamos hoy en la etapa de quiebra, que se dictó el pasado mes de abril”.
Sin embargo, aclaró que no hay un plazo perentorio para finalizar esta etapa, cuyo fin “es enajenar el activo tratando de obtener la mayor cantidad posible de dinero para aplicarlo al pago de las deudas reconocidas”.
El hecho de que no haya un plazo para el fin de la fase de quiebra es que, como su fin es la enajenación del activo, hay muchos elementos que dependen de terceros: si se interesan o no en los bienes, que a veces no resultan atractivos o son obsoletos, aseveró.
Destacó que en ocasiones “sí son interesantes para algunas personas. Incluso se puede comprar como negocio en marcha o por bienes específicos o segmentos, por lo que en la etapa de quiebra lo único que está sujeto a un término son ciertas actividades preparatorias de estas enajenaciones, y ya se cumplieron en este caso”.
No obstante, reiteró que la declaratoria de quiebra no implica la desaparición de la empresa, e “incluso se regresa a los accionistas lo que se obtenga una vez aplicado el pago de las deudas, y los accionistas conservan ese carácter, tal vez ya sin activo”.
“Es decir, se protege la conservación de la empresa, no a los accionistas, que Mexicana pueda seguir funcionado al encontrar un interesado”, insistió la funcionaria del Poder Judicial de la Federación.
Reconoció que en la fase del concurso mercantil, las partes hicieron su mayor esfuerzo para tratar de llegar a una solución y no llegar a la quiebra, incluso, los acreedores “hicieron quitas muy importantes”.
“Muchos acreedores estaban dispuestos a recibir un porcentaje pequeñísimo de su deuda, incluso sujeto a mucho tiempo”, y por su parte “los trabajadores hicieron sacrificios fuertes”.
Pero por las especiales circunstancias del tipo de negocio, dijo, no basta con que los acreedores accedan recibir sólo una parte de la deuda, pues era necesario que hubiera un interesado que invirtiera una suma que establece la autoridad concedente, “pero fue posible encontrarlo que exhibiera tal cantidad”.
Sostuvo que “el juzgado dio muchas oportunidades y varios plazos, se arriesgó a la crítica por esta cuestión para que apareciera un inversionista, lo que lamentablemente no sucedió y se pasó a la fase de quiebra, y hay temas pendientes por precisar y cuestiones que están en litigios que pueden incorporar o restar bienes”.
Nieblas Aldana refirió que en Mexicana estaba un grupo que salió de concurso a través de un convenio, el taller de mantenimiento, que “siguió trabajando y cerró un convenio con sus acreedores, que capitalizaron el pasivo, y se convirtieron en dueños, accionistas, diluyendo a los anteriores”.