13 octubre 2014

DEL CORREO DEL BLOG

¿Por qué no funciona?

El Lun, 13 de Octubre de 2014, 00:31 am, por David Páramo
David Páramo
David Páramo
Columnista de Excélsior.

Durante muchísimos años se creyó que el problema era la Ley de Quiebras que, con la intención de mantener las fuentes de empleo, daba cualquier cantidad de ventajas para que la empresa no cumpliera con sus obligaciones financieras y a través de recursos legales pudiera mantenerse durante muchos años a costa de los acreedores.
El caso más sintomático y que, de hecho, propició la creación de la Ley de Concursos Mercantiles fue el de Altos Hornos de México, en el cual los empresarios estiraron la ley causando gravísimos perjuicios no sólo a los acreedores, sino también al sistema financiero en su conjunto.
Cuando se creó el actual ordenamiento, se dijo que estaba inspirado en el Chapter 11de la legislación de Estados Unidos y que buscaría establecer plazos ciertos para llegar a acuerdos de reestructuración que dieran viabilidad a la empresa y certeza a los acreedores. La experiencia ha sido muy mala a pesar de las adecuaciones que se han hecho recientemente a la ley para ser todavía más precisa.
Se creó al Instituto Federal de Concursos Mercantiles que, salvo su primera etapa, ha sido un catálogo de errores y malas decisiones por parte de su actual presidenteGriselda Nieblas.
Los casos problemáticos siguen acumulándose desde el concurso mercantil de Aviacsa, donde supuestamente se llegó a un acuerdo de capitalización que no funcionó porque no tenía el concurso de todos los acreedores. La empresa sigue pudriéndose en un limbo verdaderamente extraño en contra de los principios del concurso mercantil.
Casos como los de GEO, Homex y Urbi ejemplifican de una manera escandalosa que la forma en que se aplican los concursos mercantiles no funciona de una manera adecuada, puesto que ninguna de las tres constructoras han encontrado un camino para solucionar sus problemas de endeudamiento. En algunos de los casos, incluso la intención de ir al concurso mercantil ha dificultado el arreglo con sus acreedores, pero no haremos una escala al menos en esta entrega.
El caso de Mexicana de Aviación debió haber sido suficiente para evaluar qué no funciona con la Ley de Concursos Mercantiles bajo premisas como las siguientes: ¿Hay fallas en el ordenamiento jurídico?, ¿los errores están en los conciliadores designados por el Consejo de la Judicatura?, ¿no funciona el Ifecom?, ¿es una mezcla de todo lo anterior?
Tras largos años de mentiras, chantajes y errores CMA se encuentra en fase de quiebra con grave daño a los acreedores, comenzando por los ocho mil 500 trabajadores, sus jubilados y el resto de los acreedores.
OSA
El siguiente caso icónico ha sido el de Oceanografía.
No sólo por la cantidad de activos en juego y acreedores involucrados, sino porque aquí también hay fraudes como el perpetrado en contra de Banamex; quebranto a los trabajadores y la presencia de funcionarios que simplemente no tienen autoridad moral.
Felipe Consuelo de ninguna manera puede garantizar seriedad comos síndico conciliador, tras la forma en que fue retirado del proceso de Mexicana sin que hubiera una explicación pública de su salida y su reaparición. ¿Realmente no existe otro juez que pueda tomar un concurso mercantil? ¿Cuál es la característica que le ven para tenerlo en este puesto?
En los últimos días hemos comenzado a ver cómo el asunto de Oceanografía se parece cada vez más y más al de Mexicana de Aviación, incluidas las declaraciones deNieblas, que cree que dando justificaciones procesales o una suerte de clase de concursos mercantiles puede ocultar la realidad y asuntos que, si son como parecen, implicarían graves violaciones al proceso.
Como seguramente está informado, la semana pasada se filtró que un grupo vinculado con Miguel Alemán habría presentado una oferta para quedarse con Oceanografía. Se pasó de decir que se tenía un acuerdo a una serie de explicaciones bastante exóticas por el también presidente del consejo de administración, quien dijo que, más bien, había hablado con Amado Yáñez y su hermano de la posibilidad, pero que hoy presentarían en una conferencia de prensa su posición.
Aquí es importante establecer algunos paralelismos con CMA.
Primero. Nadie de la administración pasada puede llegar a un acuerdo de venta, menos aun en este caso, puesto que está siendo administrada por el SAE que, inexplicablemente, ha optado por guardar silencio.
Segundo. El acuerdo tendría que ser con los acreedores y no con quien fuera su administrador. En el caso de CMA, Gastón Azcárraga empleó por lo menos tres o cuatro prestanombres como supuestos compradores. Todos ellos avalados porConsuelo.
Tercero. Hay una gran cantidad de procesos legales que aún están en juego en el terreno internacional que harían cualquier operación imposible. Desde que OSA entró en concurso mercantil y es administrada por el SAE se sabe que Alemán Magnani tiene un gran interés en quedarse con ella, puesto que se trata de uno de los principales proveedores de Pemex y más aún de cara a la Reforma Energética.
Sin embargo, la filtración y las formas en las cuales reaccionó el grupo en torno a este hombre deberían llevarlo a declarar simple y sencillamente que están interesados, pero que esperarán al momento jurídico y procesal adecuado para presentar una oferta en la ventanilla correcta. Vamos, todo este asunto ha ido en contra de las mejores intenciones del inversionista que, si seguimos con los paralelismos de CMA, podría ser el único serio.
Ifecom
Más allá de este caso tenemos que preguntarnos con seriedad qué está mal en la Ley de Concursos Mercantiles. Es evidentemente que no existe un ordenamiento perfecto y que podría ser ajustado un millón de veces sin que alcanzara la infabilidad, puesto que las leyes son aplicadas por hombres.
En esta columna hemos sostenido ya desde hace algunos años que gran parte del problema tiene que ver con la ineficiencia de Nieblas, quien parecería vivir de las glorias de haber ayudado a hacer una ley que no ha tenido capacidad de operar.
Es claro que hasta el momento si se hace una tabla de ganados y perdidos por el Ifecom (con los consecuentes daños para acreedores y desarrollo de la economía) es mucho más corta la primera barra que la segunda. En realidad, parecería que no ha pasado casi nada desde los cambios a la Ley de Quiebras.

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