Opinión de (Rosario Avilés) |
Nuevas amenazas: banderas de conveniencia
Hace años que en el transporte marítimo se utiliza la figura de “bandera de conveniencia”. Esto implica que los barcos que se utilizan para el transporte de mercancías y de personas muchas veces son matriculados y abanderados en países cuyas regulaciones o bien son muy laxas, o sus esquemas fiscales los hacen similares a los paraísos que las autoridades hacendarias de todo el mundo dicen perseguir.
Este esquema ha hecho que la industria del transporte marítimo no sea precisamente el sector de más alta confiabilidad, sobre todo si los países donde se abandera la nave no tienen regulaciones estrictas. Y aunque el transporte marítimo y el aéreo se parecen, lo cierto es que el tema de la seguridad operacional en el aéreo es mucho más crítico que en el marítimo.
Quizás lo más importante es que el transporte aéreo ha hecho de la seguridad su razón de ser. La fórmula 90-9-1 (90 seguridad, 9 eficiencia y 1 confort) parece ser lo más atinado porque viajar en avión es más seguro aún que quedarse en casa, si atendemos a las estadísticas. En el 2013 la tasa de accidentes fue la más baja de la historia con un evento fatal por cada 2.4 millones de vuelos. En el 2014 no será igual, pues seguramente habrá que incluir a los accidentes de Malaysia Airlines, pero sus causas apuntan más a la interferencia ilícita que a la cuestión operacional en sí.
Los vientos desregulatorios en la aviación representan, sin embargo, una seria amenaza a este récord. A pesar de que tanto la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) han alertado sobre la amenaza que representa la práctica de la bandera de conveniencia en la aviación civil, hay países cuyas políticas son permisivas y suelen abanderar aeronaves de líneas de dudosa confiabilidad, en tanto que muchos países se hacen de la vista gorda cuando estas aerolíneas entran en su territorio.
La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) ha analizado varios casos y está abriendo nuevas investigaciones sobre este tema. Los casos más sonados (y documentados) son lo de Noruega con Noruega Air Schuttle (NAS), Jetstar que pertenece a Qantas, pero está basado en Tailandia y Solinair, de Eslovenia, que presta servicios a UPS.
Lo interesante del caso es que muchas empresas respetables en sus países usan este tipo de servicios a través de subsidiarias de naciones permisivas y el fenómeno está cundiendo en los servicios de carga (¿por qué será que las cargueras se convierten en el Caballo de Troya para carcomer lo que debería ser una industria de altísimo nivel técnico y regulaciones impecables?).
Recordemos también ejemplos que estuvieron a punto de provocar un sismo en la Unión Europea cuando Ryan Air, de Irlanda, tuvo un verano farragoso en sus operaciones en España por sus prácticas que en el caso del combustible provocaron más de un aterrizaje de emergencia y la aparición de plagas de insectos en sus aviones por la falta de higiene, al grado que la ministra del Transporte se quejó ante la Comisión Europea.
La diferencia es que en los países desarrollados hay rendición de cuentas y no se permite la impunidad. Por eso muchos países están prohibiendo la entrada de estas aerolíneas “patito”. ¿Aprenderemos estas lecciones?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Este esquema ha hecho que la industria del transporte marítimo no sea precisamente el sector de más alta confiabilidad, sobre todo si los países donde se abandera la nave no tienen regulaciones estrictas. Y aunque el transporte marítimo y el aéreo se parecen, lo cierto es que el tema de la seguridad operacional en el aéreo es mucho más crítico que en el marítimo.
Quizás lo más importante es que el transporte aéreo ha hecho de la seguridad su razón de ser. La fórmula 90-9-1 (90 seguridad, 9 eficiencia y 1 confort) parece ser lo más atinado porque viajar en avión es más seguro aún que quedarse en casa, si atendemos a las estadísticas. En el 2013 la tasa de accidentes fue la más baja de la historia con un evento fatal por cada 2.4 millones de vuelos. En el 2014 no será igual, pues seguramente habrá que incluir a los accidentes de Malaysia Airlines, pero sus causas apuntan más a la interferencia ilícita que a la cuestión operacional en sí.
Los vientos desregulatorios en la aviación representan, sin embargo, una seria amenaza a este récord. A pesar de que tanto la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) han alertado sobre la amenaza que representa la práctica de la bandera de conveniencia en la aviación civil, hay países cuyas políticas son permisivas y suelen abanderar aeronaves de líneas de dudosa confiabilidad, en tanto que muchos países se hacen de la vista gorda cuando estas aerolíneas entran en su territorio.
La Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) ha analizado varios casos y está abriendo nuevas investigaciones sobre este tema. Los casos más sonados (y documentados) son lo de Noruega con Noruega Air Schuttle (NAS), Jetstar que pertenece a Qantas, pero está basado en Tailandia y Solinair, de Eslovenia, que presta servicios a UPS.
Lo interesante del caso es que muchas empresas respetables en sus países usan este tipo de servicios a través de subsidiarias de naciones permisivas y el fenómeno está cundiendo en los servicios de carga (¿por qué será que las cargueras se convierten en el Caballo de Troya para carcomer lo que debería ser una industria de altísimo nivel técnico y regulaciones impecables?).
Recordemos también ejemplos que estuvieron a punto de provocar un sismo en la Unión Europea cuando Ryan Air, de Irlanda, tuvo un verano farragoso en sus operaciones en España por sus prácticas que en el caso del combustible provocaron más de un aterrizaje de emergencia y la aparición de plagas de insectos en sus aviones por la falta de higiene, al grado que la ministra del Transporte se quejó ante la Comisión Europea.
La diferencia es que en los países desarrollados hay rendición de cuentas y no se permite la impunidad. Por eso muchos países están prohibiendo la entrada de estas aerolíneas “patito”. ¿Aprenderemos estas lecciones?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx